MADRID, 19 Ago. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins (Estados Unidos) han demostrado que un tratamiento experimental con nanopartículas de dendrímero denominado OP-101 reduce sustancialmente el riesgo de muerte y la necesidad de un respirador en un estudio de 24 adultos gravemente enfermos hospitalizados por COVID-19.
Los resultados del pequeño ensayo clínico, financiado por Ashvattha Therapeutics, una empresa emergente de la Johns Hopkins que fabrica el fármaco, descubrieron concretamente que los pacientes que recibieron el fármaco presentaban una tasa de disminución de los biomarcadores de inflamación y lesión cerebral que circulaban en su sangre más de cuatro veces superior a la de los pacientes que recibieron un placebo.
"El OP-101 podría ser una terapia potente para disminuir la hiperinflamación y promover la reparación en personas con COVID grave, mostrando un beneficio clínico significativo sin los efectos secundarios asociados que se observan típicamente con algunos otros tratamientos", explica Sujatha Kannan, profesora de Anestesiología y Medicina de cuidados críticos y pediatría en la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins y líder del estudio, Science Translational Medicine.
Kannan y su marido, el doctor Kannan Rangaramanujam, desarrollaron el OP-101 uniendo un potente fármaco antioxidante/antiinflamatorio conocido como n-acetil cisteína (NAC) a una nanopartícula 100.000 veces más pequeña que el grosor de una hoja de papel.
Cada nanopartícula tiene un número de moléculas del fármaco unidas a ella, y puede entregar el fármaco específicamente a las células inflamatorias llamadas macrófagos. La nanopartícula de dendrímero administra el fármaco sólo a los macrófagos implicados en la inflamación en el lugar de la lesión. En la actualidad, la NAC se utiliza en una forma diferente para tratar la intoxicación por paracetamol y para diluir las secreciones mucosas de las vías respiratorias.
Para el estudio, los investigadores reclutaron a 24 pacientes de entre 43 y 86 años, en su mayoría varones (cinco negros, 15 hispanos y cuatro blancos no hispanos) con COVID-19 grave ingresados en hospitales entre agosto de 2020 y mayo de 2021 dentro de cinco sistemas médicos ubicados en cinco estados de Estados Unidos, incluido el Hospital Johns Hopkins.
Los pacientes con signos de COVID-19 grave que estaban en ventilación mecánica o con oxígeno a través de cánula nasal de alto flujo fueron elegibles para ser inscritos en el estudio. La mayoría de los pacientes incluidos en el estudio estaban en la unidad de cuidados intensivos.
Seis pacientes recibieron una dosis única intravenosa de 2 mg/kg de OP-101; seis recibieron una dosis de 4 mg/kg; cinco recibieron una dosis de 8 mg/kg y siete recibieron un placebo salino en las 24 horas siguientes a la inscripción.
Los 24 pacientes también recibieron la atención estándar para la COVID-19, incluidos los corticosteroides utilizados para suprimir la inflamación y el medicamento antiviral remdesivir. Los investigadores no supieron qué pacientes recibieron placebo u OP-101 hasta el final del estudio.
Al final del ensayo, los investigadores descubrieron que el OP-101, en dosis de 4 mg/kg u 8 mg/kg, era seis veces mejor en la reducción del marcador de inflamación proteína C reactiva, y entre cuatro y diez veces mejor en la reducción de biomarcadores de lesión neurológica como la luz de neurofilamentos y la proteína ácida fibrilar glial.
El riesgo de muerte o de necesitar un respirador a los 30 y 60 días del tratamiento fue del 71 por ciento para los pacientes que recibieron el placebo y del 18 por ciento para los que recibieron el OP-101.
A los 60 días de recibir el OP-101 o el placebo, 3 de 7 pacientes que recibieron el placebo y 14 de 17 pacientes que recibieron cualquiera de las tres dosis de OP-101 habían sobrevivido.
El OP-101 no se asoció a ningún acontecimiento adverso y fue bien tolerado en esta población críticamente enferma. "Es posible que el OP-101 también sea útil para tratar los síntomas neurológicos, cardíacos y respiratorios asociados a la COVID prolongada, ya que una proporción de pacientes con COVID prolongada presenta una inflamación persistente", afirma Rangaramanujam Kannan.
Los investigadores están planificando ensayos clínicos más amplios con el OP-101. Por ello, advierten de que deben completarse ensayos clínicos más amplios con el OP-101 y que sólo debe utilizarse para tratar la COVID-19 en un ensayo clínico o, para otras necesidades médicas, con la supervisión de un médico.