MADRID, 15 Mar. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Universidad de Texas (UT) en Austin, Estados Unidos, han encontrado que las abejas tratadas con un antibiótico común tenían la mitad de probabilidades de sobrevivir la semana siguiente al tratamiento en comparación con un grupo de abejas no tratadas, un hallazgo que puede tener implicaciones de salud tanto para las abejas como para las personas.
Los científicos descubrieron que los antibióticos eliminaban bacterias intestinales benéficas en las abejas, dando paso a un patógeno dañino, que también ocurre en los seres humanos, para que se establezca. La investigación es el último descubrimiento que indica que el uso excesivo de los antibióticos a veces puede hacer que los seres vivos, incluyendo a las personas, enfermen más.
El equipo de UT Austin, dirigido por la profesora Nancy Moran y la investigadora post-doctoral Kasie Raymann, descubrió que después del tratamiento con el antibiótico común tetraciclina, las abejas tenían muchos menos gérmenes intestinales naturales --bacterias saludables que pueden ayudar a bloquear los patógenos, romper las toxinas, promover la absorción de nutrientes de los alimentos y otras funciones.
También detectaron niveles elevados de Serratia, una bacteria patógena que afecta a los seres humanos y otros animales, en las abejas tratadas con antibióticos, lo que sugiere que el aumento de la mortalidad podría haber sido el resultado de la pérdida de los microbios intestinales que proporcionan una defensa natural contra las bacterias peligrosas.
El descubrimiento - que se detalla en un artículo sobre el trabajo publicado este martes en la edición digital de la revista 'PLOS Biology', tiene relevancia para los apicultores y la industria agrícola. Hace una década, los apicultores estadounidenses comenzaron a encontrar sus colmenas diezmadas por lo que se conoció como problema de colapso de las colonias.
Millones de abejas desaparecieron misteriosamente, dejando granjas con menos polinizadores para los cultivos. Las explicaciones del fenómeno han incluido la exposición a pesticidas, la pérdida de hábitat y las infecciones bacterianas, pero los científicos ahora dicen que los antibióticos dados a las abejas también podrían desempeñar un papel.
"Nuestro estudio sugiere que perturbar el microbioma intestinal de las abejas es un factor, tal vez uno de muchos, que podría hacerlos más susceptibles a la disminución y colapso de la colonia --afirma Moran--. Los antibióticos pueden haber sido un factor subestimado en el colapso de las colonias".
USAR ANTIBIÓTICOS CON PRECAUCIÓN
Las abejas son un modelo útil del microbioma del intestino humano por varias razones. En primer lugar, las abejas y los seres humanos tienen una comunidad natural de microbios en sus intestinos, llamada microbioma intestinal, que ayuda a una serie de funciones, incluyendo la modulación del comportamiento, el desarrollo y la inmunidad. En segundo lugar, ambos tienen bacterias intestinales especializadas --las que viven sólo en el intestino del huésped-- que se pasan de individuo a individuo durante las interacciones sociales.
Según este estudio, el uso excesivo de antibióticos podría aumentar la probabilidad de infecciones por patógenos. "No estamos sugiriendo que la gente deje de usar antibióticos --matiza Moran--. Los antibióticos salvan vidas, definitivamente los necesitamos, solo tenemos que tener cuidado con cómo los usamos".
En la agricultura estadounidense a gran escala, los apicultores suelen aplicar antibióticos a sus colmenas varias veces al año. La estrategia tiene como objetivo prevenir las infecciones bacterianas que pueden conducir a una enfermedad extendida y destructiva que afecta a las larvas de las abejas.
"Es útil para los apicultores utilizar antibióticos para proteger sus colmenas del loque", apunta Raymann, refiriéndose a la enfermedad. "Pero este trabajo sugiere que también deben considerar cuánto y con qué frecuencia están tratando las colmenas", agrega.
Para llevar a cabo el estudio, los investigadores extrajeron cientos de abejas de colmenas establecidas desde hace tiempo en la azotea de un edificio de la universidad y las llevaron a un laboratorio donde algunas fueron alimentadas con un jarabe dulce con antibióticos y otras solo con jarabe.
Los investigadores pintaron pequeños puntos de colores en las espaldas de las abejas para indicar cuáles habían recibido antibióticos y cuáles no. Después de cinco días de tratamiento diario, se devolvió a las abejas a sus colmenas y en los días posteriores, los científicos recogieron las abejas tratadas y no tratadas para contar cuantas todavía estaban vivas y analizar sus microbios del intestino.
Cerca de dos tercios de las abejas no tratadas todavía estaban presentes tres días después de la reintroducción a la colmena, mientras que sólo aproximadamente un tercio de las abejas tratadas con antibióticos estaban todavía presentes. Para añadir más peso a la hipótesis de que las abejas tratadas con antibióticos sufrieron una mayor mortalidad debido a una menor resistencia a las bacterias patógenas Serratia, los autores realizaron un experimento de seguimiento en el que expusieron a las abejas tratadas con antibióticos a Serratia y observaron una mortalidad mucho mayor que las abejas no tratadas.
"Esto fue sólo en las abejas, pero posiblemente está sucediendo lo mismo cuando tomamos antibióticos", afirma Raymann. "Creo que tenemos que ser más cuidadosos sobre cómo usamos los antibióticos", advierte.