MADRID, 27 Mar. (EUROPA PRESS) -
Una nueva molécula llamada lariocidin puede convertirse en un sólido candidato para combatir incluso a algunas de las bacterias más resistentes a los fármacos del planeta, según han identificado expertos de la Universidad McMaster (Canadá). La última vez que una nueva clase de antibióticos llegó al mercado fue hace casi tres décadas.
Ahora, según este trabajo publicado en 'Nature', esta nueva molécula, un péptido lazo, puede ser muy prometedora como fármaco pionero, ya que ataca a las bacterias de una forma diferente a la de otros antibióticos. La lariocidina se une directamente a la maquinaria de síntesis proteica de una bacteria de una forma completamente nueva, inhibiendo su capacidad de crecimiento y supervivencia.
El reconocido investigador Gerry Wright profesor del Departamento de Bioquímica y Ciencias Biomédicas de McMaster, recuerda: "Nuestros antiguos medicamentos son cada vez menos eficaces a medida que las bacterias se vuelven cada vez más resistentes a ellos. Cerca de 4,5 millones de personas mueren cada año debido a infecciones resistentes a los antibióticos, y la situación no hace más que empeorar".
La lariocidina es producida por un tipo de bacteria llamada Paenibacillus, que los investigadores recuperaron de una muestra de suelo recolectada en un patio trasero de Hamilton.
Así, el equipo de investigación permitió que las bacterias del suelo crecieran en el laboratorio durante aproximadamente un año, un método que ayudó a revelar incluso las especies de crecimiento lento que, de otro modo, podrían haber pasado desapercibidas. Una de estas bacterias, Paenibacillus, producía una nueva sustancia con una potente actividad contra otras bacterias, incluidas aquellas típicamente resistentes a los antibióticos.
"Cuando descubrimos cómo esta nueva molécula mata otras bacterias, fue un momento decisivo", afirma Manoj Jangra, investigador postdoctoral en el laboratorio de Wright. Además de su modo de acción único y su actividad contra bacterias que de otro modo serían resistentes a los medicamentos, los investigadores son optimistas sobre la lariocidina porque cumple muchos de los requisitos.
Wright y su equipo están ahora totalmente concentrados en encontrar maneras de modificar la molécula y producirla en cantidades suficientes para permitir el desarrollo clínico. Wright expone que, dado que esta nueva molécula es producida por bacterias -y a las bacterias no les interesa fabricar nuevos fármacos para nosotros-, se necesita mucho tiempo y recursos antes de que la lariocidina esté lista para su comercialización. "Ahora estamos trabajando en descomponer esta molécula y recomponerla para convertirla en un mejor candidato a fármaco", finaliza el experto.