MADRID, 23 Oct. (EUROPA PRESS) -
Experimentos recientes realizados por investigadores de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología (NTNU) y de universidades de Estonia y Finlandia, han demostrado que medicamentos comúnmente recetados y utilizados para afecciones completamente diferentes pueden hacer que el virus de la gripe sea más o menos activo, según publican en la revista 'Viruses'.
Aunque el virus de la gripe varía mucho de un año a otro, y las diferentes medidas empleadas para detener la propagación del coronavirus han reducido mucho la tasa de contagio de la gripe, los científicos prevén que este años podemos enfrentarnos a una temporada dura.
Los investigadores advierten de que esta información que acaban de descubir es importante de conocer, ya que muchos de los pacientes que mueren de gripe son personas mayores que suelen depender de estos diversos medicamentos.
"Primero identificamos 45 compuestos farmacológicos activos diferentes. Luego los probamos para ver si influían en el virus de la gripe A", explica Denis Kainov, profesor del Departamento de Medicina Clínica y Molecular (IKOM) de la NTNU.
El equipo descubrió que varios ingredientes activos pueden alterar la forma en que el virus interactúa con nuestras células. Estos ingredientes son la atorvastatina, que reduce los niveles de colesterol en sangre y previene la aterosclerosis; el candesartán, que se utiliza para tratar la hipertensión arterial y la insuficiencia cardíaca, y la
hidroxocobalamina, que se utiliza para tratar la deficiencia de vitamina B12, todos ellos medicamentos comúnmente recetados que se utilizan para enfermedades comunes.
"Algunos de los medicamentos amplifican el efecto de los virus en las células, mientras que otros los amortiguan. La respuesta depende de la diana de los fármacos en nuestras células. Si la diana del medicamento es importante para la propagación del virus, podemos frenar la actividad del virus. Pero si es parte del sistema inmunitario que nos protege de los virus, y la inhibimos con el medicamento, la actividad del virus puede aumentar", explica Kainov.
Los resultados no muestran qué consecuencias podrían tener estas interacciones para los pacientes en la práctica, pero los resultados de este estudio piloto constituyen un buen punto de partida para futuras investigaciones.
"No sabemos cómo afectan los distintos medicamentos a la evolución de la enfermedad o a la tasa de mortalidad de los pacientes con gripe. Nuestra hipótesis se basa en experimentos con modelos informáticos y en el laboratorio", explica Kainov.
Por esllo, es preciso seguir investigando para ver exactamente cómo influyen los distintos medicamentos en la evolución de la enfermedad en los pacientes. "Las pruebas clínicas bien estructuradas pueden darnos respuestas", adelanta Kainov.
En cualquier caso, los resultados de este estudio piloto suponen un buen punto de partida para nuevas investigaciones, ya que el grupo de investigación ha identificado los compuestos activos que también podrían afectar al curso de la enfermedad.