MADRID 12 May. (EUROPA PRESS) -
Los trastornos del sueño, entendidos como la dificultad para conciliar el sueño o para mantenerlo y despertarse temprano, son frecuentes. La mala calidad del sueño está asociada a la mala salud, como la diabetes, la hipertensión, el dolor y la depresión, y se recetan varios fármacos para inducir el sueño.
El uso a largo plazo de medicamentos recetados para el insomnio no parece mejorar los trastornos del sueño en las mujeres de mediana edad, sugiere una investigación publicada en la revista online 'BMJ Open'. Los resultados muestran que no hubo diferencias en la calidad o la duración del sueño entre quienes tomaron y no tomaron estos medicamentos durante 1 o 2 años.
Entre ellos se encuentran las benzodiacepinas, los fármacos Z, que incluyen el zolpidem, el zaleplon y la eszopiclona, así como otros agentes destinados en su mayoría a otras condiciones (uso fuera de etiqueta), como calmar la ansiedad y la depresión.
Los datos de los ensayos clínicos indican que muchos de estos fármacos funcionan a corto plazo (hasta 6 meses), pero el insomnio puede ser crónico y muchas personas toman estos medicamentos durante más tiempo, dicen los investigadores.
Por ello, quisieron evaluar la eficacia de los fármacos utilizados para combatir el insomnio a largo plazo entre un grupo étnicamente diverso de mujeres de mediana edad que desarrollaron trastornos del sueño.
Las mujeres formaban parte del Study of Women's Health Across the Nation (SWAN), un estudio multicéntrico en Estados Unidos a largo plazo que analiza los cambios biológicos y psicosociales que se producen durante la menopausia.
Las alteraciones del sueño se definieron como dificultad para conciliar el sueño, despertares frecuentes y despertares tempranos, y se valoraron en una escala de 5 puntos, que iban desde ninguna dificultad en ninguna noche (1) hasta dificultades en 5 o más noches de la semana (5), notificadas durante una media de 21 años de seguimiento.
Los trastornos del sueño, medidos en la escala de puntuación, se compararon entre quienes tomaron y no tomaron medicamentos con receta para mejorar su sueño después de 1 y 2 años.
Se emparejaron 238 mujeres que empezaron a tomar medicamentos para combatir el insomnio durante el periodo de seguimiento con 447 mujeres que no tomaron estos fármacos.
Ambos grupos de mujeres declararon tener dificultades para conciliar el sueño en 1 de cada 3 noches, despertarse con frecuencia en 2 de cada 3 noches y despertarse temprano en 1 de cada 3 noches de la semana. Más del 70% de las mujeres de ambos grupos declararon haber tenido trastornos del sueño al menos 3 veces por semana.
Para empezar, los índices de alteración del sueño fueron similares entre los dos grupos de mujeres. Las que tomaban medicamentos recetados para sus problemas de sueño tenían puntuaciones medias de dificultad para conciliar el sueño, despertares frecuentes y despertares tempranos de 2,7, 3,8 y 2,8 respectivamente.
Esto se compara con las puntuaciones equivalentes de 2,6, 3,7 y 2,7, respectivamente, de quienes no tomaban medicamentos con receta para dormir bien.
Al cabo de un año, las puntuaciones medias de los que tomaban los medicamentos eran de 2,6, 3,6 y 2,8, respectivamente. Las puntuaciones medias equivalentes entre los que no utilizaban medicamentos para sus problemas de sueño eran de 2,3, 3,5 y 2,5, respectivamente.
Ninguno de los cambios al año fue estadísticamente significativo ni difirió entre los dos grupos. Y después de 2 años no hubo reducciones estadísticamente significativas en los trastornos del sueño entre los que tomaban medicamentos recetados en comparación con los que no lo hacían.
Se trata de un estudio observacional y, como tal, no puede establecer una causa, sino sólo una correlación. Además, alrededor de la mitad de las mujeres eran fumadoras o exfumadoras y 1 de cada 5 era bebedora moderada o excesiva, lo que puede afectar a la calidad del sueño.
Además, la información sobre los medicamentos recetados sólo se recogió en las visitas anuales o bienales del estudio, y es posible que haya habido periodos intermitentes o sin uso entre las visitas, dicen los investigadores. Tampoco se realizaron mediciones objetivas de la calidad del sueño.
No obstante, concluyen los investigadores: "Los trastornos del sueño son comunes y su prevalencia está aumentando. El uso de medicamentos para el sueño ha crecido, y a menudo se utilizan durante un largo período, a pesar de la relativa falta de evidencia de ensayos controlados aleatorios".
Estos fármacos pueden funcionar bien en algunas personas con trastornos del sueño durante varios años, pero los resultados de este estudio deberían hacer reflexionar a los médicos prescriptores y a los pacientes que piensen en tomar medicamentos recetados para los trastornos del sueño en la mediana edad, añaden.