MADRID, 19 Abr. (EUROPA PRESS) -
Un estudio genético que ha analizado el microbioma de una amplia muestra representativa a nivel nacional de la población finlandesa concluye que los factores geográficos, demográficos, dietéticos y de estilo de vida impulsan la propagación de la resistencia a los antibióticos en la población general.
El estudio más completo de este tipo, realizado por la doctora Katariina Prnnen, de la Universidad de Turku (Finlandia), y sus colegas, que se presenta este año en el Congreso Europeo de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas (ECCMID), que se celebra en Copenhague (Dinamarca), pone de relieve la urgente necesidad de intervenciones específicas para reducir la resistencia a los antibióticos adaptadas a los distintos grupos demográficos y estilos de vida.
Las bacterias resistentes a los antibióticos pueden propagarse entre la población adulta sana y pasar desapercibidas. La resistencia a los antimicrobianos representa una importante amenaza para la humanidad y se ha convertido en una de las principales causas de muerte en todo el mundo, implicada en unos 5 millones de fallecimientos en 2019 y que se calcula que es la causa directa de 1,27 millones de muertes. Las estimaciones sugieren que la resistencia a los antimicrobianos superará al cáncer como principal causa de muerte en todo el mundo en 2050.
A pesar de los notables esfuerzos realizados en la última década para cartografiar la composición general y las asociaciones con la salud del microbioma intestinal, se necesita urgentemente una comprensión más profunda de los factores que impulsan la distribución de la resistencia a los antimicrobianos en la población general.
Para saber más, los investigadores estudiaron hasta qué punto los factores demográficos, dietéticos, sanitarios y geográficos influyen en la abundancia de genes de resistencia a los antibióticos (ARG) en las muestras fecales del metagenoma intestinal de 7.098 adultos asintomáticos que participaron en el estudio nacional FINKRISK, una gran encuesta representativa de la población finlandesa realizada cada cinco años desde 1972.
El proyecto FINRISK recopila numerosos datos sobre salud y estilo de vida, incluidos diagnósticos importantes, mediciones de sangre, dieta habitual y uso de medicamentos con receta, que son indicadores de los tres mecanismos ecológicos que influyen en la abundancia de ARG: la adquisición de ARG externos a partir de los alimentos, el estado de salud del huésped (resistencia endémica) y la selección de bacterias resistentes mediada por fármacos.
Los investigadores utilizaron metagenomas shotgun (secuenciación genética no dirigida de todas las bacterias que viven en el intestino) para examinar las asociaciones entre la carga, diversidad y composición de genes de resistencia a los antibióticos de los participantes y los factores geográficos, demográficos, de estilo de vida y de salud.
Como era de esperar, los análisis hallaron que el consumo de antibióticos estaba vinculado a una mayor carga de ARG, pero otras clases de fármacos, como los psicolépticos (por ejemplo, opioides y barbitúricos), también se asociaron a una mayor abundancia de ARG.
Los análisis también revelaron que el consumo más frecuente de verduras crudas y aves de corral (alimentos que contienen grandes cantidades de bacterias resistentes) se asociaba a una mayor carga y diversidad de ARG.
Es más, las cargas, la composición y la diversidad de ARG también estaban asociadas a la geografía. Por ejemplo, los habitantes del oeste de Finlandia presentaban una mayor abundancia y diversidad de ARG que los del este. Y una mayor densidad de población también se asoció con una mayor carga y diversidad de ARG.
Curiosamente, las cargas de ARG presentaban una clara variación en función de la demografía, y las mujeres y los participantes con mayores ingresos tenían más genes de resistencia.
"Nuestros resultados demuestran claramente que la geografía, la demografía y la dieta desempeñan un papel infravalorado en la resistencia a los antibióticos --afirma el doctor Prnnen--. Esto tiene importantes implicaciones para la crisis de resistencia a los antibióticos, ya que cada vez más personas viven en zonas y ciudades densamente pobladas y pueden comprar tipos de alimentos más caros, como carne y productos frescos, y también medicamentos".
Concluye que "reducir o prevenir la propagación de la resistencia a los antimicrobianos requerirá planes de acción a nivel nacional que vayan más allá de regular el mal uso de las recetas de antibióticos".