MADRID, 21 Sep. (EUROPA PRESS) -
Las personas con una enfermedad hereditaria conocida como neurofibromatosis tipo 1 (NF1) suelen desarrollar tumores no cancerosos, o benignos, que crecen a lo largo de los nervios. En ocasiones, estos tumores pueden convertirse en cánceres agresivos, pero hasta ahora no existía una buena forma de determinar si se había producido esta transformación en cáncer.
Investigadores del Centro de Investigación del Cáncer del Instituto Nacional del Cáncer (NCI) de Estados Unidos, que forma parte de los Institutos Nacionales de la Salud, y de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, han desarrollado un análisis de sangre que, según creen, podría ofrecer algún día un método muy sensible y barato para detectar el cáncer en una fase temprana de las personas con NF1. El análisis de sangre también podría ayudar a los médicos a controlar la respuesta de los pacientes al tratamiento de su cáncer, según publican en la revista 'PLOS Medicine'.
La NF1 es el síndrome de predisposición al cáncer más común y afecta a 1 de cada 3.000 personas en todo el mundo. La enfermedad, causada por una mutación en un gen denominado NF1, se diagnostica casi siempre en la infancia. Aproximadamente la mitad de los afectados desarrollan tumores grandes pero benignos en los nervios, llamados neurofibromas plexiformes.
En hasta un 15% de las personas con neurofibromas plexiformes estos tumores benignos se convierten en una forma agresiva de cáncer conocida como tumor maligno de la vaina del nervio periférico (TMVNP). Estos pacientes tienen un mal pronóstico porque el cáncer puede extenderse rápidamente y a menudo se vuelve resistente tanto a la quimioterapia como a la radiación. El 80% de las personas a las que se les diagnostica un TMVNP mueren en un plazo de cinco años.
"Imagínese ir por la vida con un síndrome de predisposición al cáncer como la NF1. Es como una especie de bomba de relojería --ejemplifica el coautor del estudio, el doctor Jack F. Shern, becario de investigación clínica Lasker en la rama de oncología pediátrica del NCI--. Los médicos van a estar atentos a los tumores cancerosos, y tú vas a estar atento a ellos, pero realmente quieres descubrir esa transformación en cáncer lo antes posible".
En la actualidad, los médicos utilizan exploraciones de imagen (IRM o PET) o biopsias para determinar si los neurofibromas plexiformes se han transformado en TMVNP. Sin embargo, los resultados de las biopsias no siempre son precisos y el procedimiento puede ser extremadamente doloroso para los pacientes porque los tumores crecen a lo largo de los nervios. Las pruebas de imagen, por su parte, son caras y también pueden ser inexactas.
"Lo que no tenemos ahora mismo es una herramienta que nos ayude a determinar si dentro de ese gran y voluminoso neurofibroma plexiforme benigno se está cocinando algo malo y se está convirtiendo en un TMVNP --explica el doctor Shern--. Así que pensamos: '¿Y si desarrollamos un sencillo análisis de sangre en el que, en lugar de una resonancia magnética de cuerpo entero o una lujosa tomografía por emisión de positrones, podamos simplemente extraer un tubo de sangre y decir si el paciente tiene o no un TMVNP en alguna parte?".
Para lograr este objetivo, Shern y los codirectores del estudio, el doctor Aadel A. Chaudhuri y la doctora Angela C. Hirbe, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, y sus colaboradores, recogieron muestras de sangre de 23 personas con neurofibromas plexiformes, 14 pacientes con TMVNP que aún no habían sido tratados y 16 personas sanas sin NF1.
La mayoría de los participantes en el estudio eran adolescentes y adultos jóvenes, el grupo de edad en el que el TMVNP se desarrolla con más frecuencia. Los investigadores aislaron el ADN libre de células -es decir, el ADN que se desprende de las células en la sangre- de las muestras de sangre y utilizaron la tecnología de secuenciación del genoma completo para buscar diferencias en el material genético entre los tres grupos.
El ADN libre de células de los pacientes con TMVNP presentaba varias características que lo distinguían del ADN de los otros dos grupos. Por ejemplo, los pacientes con TMVNP tenían trozos de ADN libre de células más cortos que los de las personas con neurofibromas plexiformes o sin NF1.
Además, la proporción de ADN libre de células que proviene de los tumores -llamada 'fracción tumoral plasmática'- en las muestras de sangre era mucho mayor en las personas con TMVNP que en las que tenían neurofibromas plexiformes. En conjunto, estas diferencias permitieron a los investigadores diferenciar, con un 86% de precisión, entre los pacientes con neurofibromas plexiformes y los que tenían TMVNP.
En los participantes del estudio con TMVNP, la fracción tumoral plasmática también se alineó con lo bien que respondieron al tratamiento. En otras palabras, si su fracción tumoral plasmática disminuía tras el tratamiento, el tamaño y el número de sus tumores (medidos por las exploraciones de imagen) también disminuían. Un aumento de la fracción tumoral plasmática se asoció a la recidiva metastásica.
"Se puede imaginar el tratamiento de un paciente con un régimen de quimioterapia. Este análisis de sangre nos permitiría determinar fácil y rápidamente si la enfermedad está disminuyendo o incluso desapareciendo por completo --señala Shern--. Y si se hubiera operado y extraído un TMVNP, y el análisis de sangre fuera negativo, se podría utilizar para controlar al paciente en el futuro para ver si el tumor vuelve a aparecer".
El doctor Shern subraya que una de las limitaciones del estudio actual es su pequeño tamaño, aunque incluyó a personas con NF1 de dos grandes hospitales. Los investigadores tienen previsto realizar un ensayo más amplio con más pacientes. Shern apunta que el objetivo del equipo es aumentar la precisión del análisis de sangre del 86% a cerca del 100%. Un enfoque sería perfeccionar el análisis genético para centrarse en los genes que se sabe que están implicados en el TMVNP.
Un análisis de sangre sencillo y barato para detectar precozmente el TMVNP en pacientes con NF1 sería especialmente útil en los países en desarrollo y en otras zonas de escasos recursos, donde el acceso a los equipos y a los conocimientos necesarios para realizar el diagnóstico por imagen es limitado, añade el doctor.
Los análisis de sangre de este tipo también tienen aplicaciones en la detección temprana y el seguimiento de pacientes con otros trastornos genéticos que predisponen al cáncer, como la neoplasia endocrina múltiple, en la que los tumores benignos pueden volverse cancerosos, o el síndrome de Li-Fraumeni, que aumenta el riesgo de desarrollar varios tipos de cáncer.
"Esta es la oportunidad perfecta para aplicar estas tecnologías en las que podemos utilizar un simple análisis de sangre para examinar a una población de riesgo --resalta--. Si el análisis muestra algo anormal, es cuando sabemos que debemos actuar e ir en busca de un tumor".