MADRID, 16 Mar. (EUROPA PRESS) -
Una nueva investigación ha comenzado a desentrañar el misterio de por qué una forma particular de leucemia en los bebés ha desafiado los esfuerzos para mejorar los resultados, a pesar de las mejoras significativas en el tratamiento de los niños mayores.
Científicos del Instituto Wellcome Sanger, el Hospital Great Ormond Street y la Universidad de Newcastle, en Reino Unido, han hallado sutiles diferencias en el tipo de célula que causa la leucemia linfoblástica aguda B (LLA-B) que podrían ayudar a explicar por qué algunos casos son más graves que otros.
El estudio, publicado en la revista 'Nature Medicine', se centró en la mayoría de los casos infantiles de LLA-B causados por cambios en el gen KMT2A. Los resultados proporcionan una serie de objetivos farmacológicos prometedores, lo que hace esperar que en el futuro puedan desarrollarse tratamientos eficaces para la LLA-B infantil.
La leucemia linfoblástica aguda puede adoptar diversas formas, según el tipo de célula de que se trate. Estos cánceres se producen cuando las células funcionan de forma incorrecta al pasar de ser células madre hematopoyéticas a células sanguíneas maduras. En el caso de la LLA-B, la enfermedad surge de un tipo de célula inmunitaria denominada linfocitos B, más comúnmente conocida como células B.
La LLA-B en niños era antes una enfermedad universalmente mortal que ahora es curable en la mayoría de los casos. Una excepción es la LLA-B en niños menores de un año, en la que el tratamiento tiene éxito en menos del 50% de los casos, sin que haya habido una mejora significativa en las últimas dos décadas.
Los tratamientos que han demostrado su eficacia en otras formas de leucemia, como los trasplantes de médula ósea, han resultado ineficaces contra la LLA-B infantil. En la actualidad se trata con una quimioterapia fuerte, que puede ser difícil de soportar para el paciente incluso si se cura.
En este trabajo, los investigadores se propusieron estudiar la LLA-B infantil con arreglo a KMT2A comparando las células cancerosas con las células sanguíneas humanas normales. Los datos de expresión génica de 1.665 casos de leucemia infantil se compararon con los datos de ARNm de células individuales de unas 60.000 células fetales normales de la médula ósea.
El análisis reveló que la LLA-B infantil presentaba señales celulares distintas, con una notable contribución de los precursores linfocíticos tempranos (ELP)3, un tipo de célula inmunitaria inmadura que normalmente se convierte en células B.
La doctora Laura Jardine, primera autora del estudio, de la Universidad de Newcastle, explica que "las leucemias se suelen clasificar por el tipo de célula implicada, y en el caso de la leucemia linfoblástica aguda B (LLA-B) hablamos de progenitores de células B. Pero nuestro análisis de esta enfermedad ha demostrado que en realidad se trata de una leucemia precursora de linfocitos tempranos".
Además de poder distinguir las células ELP de otros tipos de células B, los investigadores descubrieron que cuanto más cerca estaba una célula ELP de convertirse en una célula B madura, mejor era el resultado para el paciente.
El doctor Jack Bartram, autor principal del estudio del Hospital Great Ormond Street, señala que, "como parte de este estudio, pensamos que hemos descifrado por qué la leucemia linfoblástica aguda B (LLA-B) responde mejor al tratamiento en algunos niños, pero por qué no tiene tanto éxito en los niños".
"Los cánceres con precursores de linfocitos tempranos (ELP) más "maduros" tienen características que parecen responder mejor al tratamiento --prosigue--. Estas células más maduras son más comunes en la LLA-B de los niños mayores, pero lamentablemente no en nuestros pacientes más jóvenes, lo que significa que el tratamiento es menos eficaz. El reto ahora es desarrollar nuestra comprensión y confirmar estas sospechas para que podamos mejorar los tratamientos para todos los pacientes", subraya.
Para investigar más a fondo el panorama molecular de la LLA-B infantil reordenada por KMT2A, los investigadores compararon los perfiles de expresión génica del cáncer con los de las células ELP normales. A diferencia de las células ELP normales, las implicadas en el cáncer tenían características moleculares de diferentes tipos de células, lo que sugiere un mal funcionamiento en el proceso normal de diferenciación. En estas células ELP híbridas se identificaron múltiples vías y marcadores biológicos que podrían constituir objetivos prometedores para nuevas terapias.
El doctor Sam Behjati, autor principal del estudio del Instituto Wellcome Sanger, explica que, "aunque es demasiado pronto para sacar conclusiones definitivas sobre por qué la leucemia linfoblástica aguda B (LLA-B) tiene resultados mucho peores en los bebés que en los niños mayores, este estudio ofrece pruebas convincentes de que la madurez de las células implicadas es un factor clave".
"Además de generar nuevas dianas farmacológicas, estos datos nos permitirán observar cómo el 'tipo de célula' de ciertos cánceres se corresponde con los resultados de los pacientes, lo que nos permitirá evaluar mejor la gravedad de la enfermedad y determinar el mejor curso de tratamiento", concluye.