MADRID 12 Nov. (EUROPA PRESS) -
Los agonistas del receptor GLP-1 y los inhibidores de SGLT2, dos clases de medicamentos que se recetan con mayor frecuencia para tratar la diabetes tipo 2 o la pérdida de peso, pueden reducir el riesgo de volver a sufrir un ataque cardíaco o segundos accidentes cerebrovasculares, según un estudio preliminar que se presentará en las sesiones científicas de la Asociación Estadounidense del Corazón, que se celebrará del 16 al 18 de noviembre en Chicago.
"Una cuarta parte de las personas que sobreviven a un accidente cerebrovascular sufrirá otro, y también corren el riesgo de sufrir otros eventos cardiovasculares, como un ataque cardíaco, ya que muchos de los factores de riesgo de un accidente cerebrovascular también están asociados con otras formas de enfermedad cardíaca", ha advertido el autor principal del estudio, Ali Sheffeh, quien es médico internista e investigador de la Clínica Mayo en Rochester, Minnesota (EE.UU.).
Para analizar el impacto de estas dos clases de medicamentos, el estudio revisó los registros médicos de más de 7000 adultos que sufrieron accidentes cerebrovasculares causados por coágulos o isquémicos entre enero de 2000 y junio de 2022. Los investigadores evaluaron los resultados de las personas a las que se les había recetado un medicamento GLP-1 o SGLT2 después de su accidente cerebrovascular para determinar si esto había influido en el riesgo de sufrir un segundo accidente cerebrovascular, un ataque cardíaco o en el fallecimiento.
Después de un seguimiento promedio de tres años, el análisis encontró que aquellos que tomaban GLP-1 o SGLT2 tenían un 74 por ciento menos de riesgo de muerte y un 84 por ciento menos de probabilidad de sufrir un ataque cardíaco. Asimismo, quienes tomaban SGLT2 también tenían un riesgo 67 por ciento menor de sufrir otro accidente cerebrovascular.
Esta disminución de riesgos continuó inamovible cuando los investigadores tuvieron en cuenta otros factores que podrían haber afectado o aumentado el riesgo de algunos pacientes, entre ellos la edad, el sexo, el tabaquismo, la hipertensión, la diabetes tipo 2, la enfermedad arterial periférica, la hiperlipidemia, la enfermedad renal crónica y los antecedentes de ataque cardíaco o insuficiencia cardíaca.
Durante todo el período de estudio, la tasa de mortalidad entre los supervivientes de un accidente cerebrovascular que tomaron GLP-1 o SGLT2 fue del 11,8 por ciento, una cifra menor en comparación con el 54 por ciento de aquellos que no habían tomado ninguno de los medicamentos. La tasa de ataques cardíacos entre los pacientes que recibieron cualquiera de las medicaciones fue del 1,5 por ciento, mientras que entre los que no las tomaron el porcentaje ascendía al 6,1.
La última conclusión de la investigación fue que la tasa de sufrir otro accidente cerebrovascular fue similar entre los pacientes que recibieron y no recibieron ninguno de los medicamentos, pues se situó aproximadamente en el seis por ciento en ambos casos.
"Los resultados del estudio son consistentes con otras investigaciones sobre el papel preventivo de estos medicamentos contra la enfermedad cardiovascular en personas con obesidad o insuficiencia cardíaca", ha resaltado Ali Sheffeh.
Por otra parte, los investigadores llevaron a cabo un subanálisis de pacientes que tomaron los medicamentos durante al menos seis meses para confirmar si la asociación de los medicamentos con un menor riesgo de ataque cardíaco, accidente cerebrovascular recurrente y muerte podría atribuirse a los medicamentos. Los resultados fueron similares a los del estudio principal, ya que estos medicamentos se relacionaron con un menor riesgo de ataque cardíaco, accidente cerebrovascular recurrente y muerte.
En cuanto a las limitaciones del estudio, estas se centran en que todas las personas evaluadas habían sido tratadas en el sistema de salud de EE.UU., la mayoría eran blancas y de la misma zona geográfica, por lo que los resultados pueden no extrapolarse a personas de otros lugares, razas o etnias.
Además, la base de datos no indicó por qué a los pacientes se les recetó alguno de los medicamentos, aunque el 93 por ciento de los pacientes que recibieron alguno de los medicamentos tenían diabetes tipo 2, según Sheffeh. Los investigadores tampoco pudieron evaluar la carga que el accidente cerebrovascular tuvo en cada paciente porque esta información no estaba disponible en la base de datos.