MADRID, 20 Abr. (EDIZIONES) -
Para que la pandemia de la COVID 19 se supere es necesario que se vacunen todos los países, no solo los ricos, sino también los pobres, y por lo menos, todos los profesionales sanitarios y poblaciones vulnerables del planeta.
"Mientras no estemos todos seguros nadie estará seguro. Por justicia y solidaridad, pero también por egoísmo", defiende en una entrevista con Infosalus Félix Lobo, catedrático emérito de la Universidad Carlos III de Madrid, y un referente en Economía de la Salud en España.
Lobo, que también fue director general de Farmacia y Productos Sanitarios (1982-1988) y presidente de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (2005-2008) del Ministerio de Sanidad, considera que para que las vacunas lleguen a todos los países en desarrollo lo mas práctico es desarrollar y ampliar el programa COVAX de la OMS.
Según explica Naciones Unidas, COVAX está codirigido por la Alianza Gavi para las Vacunas (Gavi), la Coalición para la Promoción de Innovaciones en pro de la Preparación ante Epidemias (CEPI) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
"Su objetivo es acelerar el desarrollo, la producción y el acceso a las pruebas diagnósticas, los tratamientos y las vacunas contra la COVID-19, no solo a los países ricos, sino también a los de bajos ingresos", precisa.
Así, el profesor Félix Lobo, que también fue miembro del Comité de expertos de Política y Gestión del Medicamento de la Organización Mundial de la Salud (1987-2016) considera que para ampliar COVAX hay dos formas de hacerlo:
1.- Que los países ricos, entre ellos España, donen aún más dinero para financiar las vacunas que hay que fabricar. "Han donado mucho, pero tiene que donar todo lo que la OMS está pidiendo. Por cierto, Rusia y China no han donado ni un euro", apunta.
2.- Que los países ricos donen a COVAX las vacunas que muy pronto les van a empezar a sobrar. "Antes del verano de 2020, para conseguir que se desarrollaran las vacunas, se comprometieron a comprar muchas dosis de diversas empresas cuando estuvieran, para incentivarlas a arriesgarse a investigar y a fabricar a riesgo, por si acaso alguna fallaba (como así ha sucedido)", incide el experto.
Es más, sostiene que, gracias a estas compras anticipadas de la UE, de USA y del Reino Unido, se pudieron desarrollar las numerosas vacunas que hoy ya tenemos y de las que se puede beneficiar todo el mundo.
En su opinión, estas donaciones deben hacerse cuanto antes, para vacunar a los profesionales sanitarios y poblaciones vulnerables de todo el planeta. "Incluso antes de que vacunemos en los países ricos a las poblaciones jóvenes poco vulnerables. De hecho, ya se ha empezado a hacer así por la Unión Europea y ciertos países. Hay que seguir esta línea", incide el catedrático emérito de la Universidad Carlos III de Madrid. A su vez, considera que el sistema de patentes tiene "muchos defectos y se debe reformar en el medio plazo".
LAS PATENTES NO SON EL PRINCIPAL OBSTÁCULO
Otro de los puntos sobre los que hace hincapié este experto en Economía de la salud es que las patentes no son el obstáculo principal para ampliar la fabricación de vacunas COVID-19 en todo el mundo: "La barrera es el conocimiento no patentable o 'know how', necesario para saber fabricar. Es mejor que este conocimiento se trasmita por medio de acuerdos voluntarios, impulsados, si es necesario, por los gobiernos, que tienen mucha capacidad para convencer a cualquier empresa por muy multinacional que sea. Esto ya se está haciendo así y hay acuerdos en marcha que van a ampliar mucho la capacidad de fabricación".
En última instancia, Félix Lobo advierte de que no queda tiempo que perder, por lo que insta a apoyar a la OMS y a darle los recursos que necesita, así como las vacunas que van a empezar a sobrar pronto.
"Preparémonos también para la próxima pandemia, cuando la inmunización haya progresado y tengamos un respiro, reformando el sistema de patentes y, sobre todo, creando un sistema internacional con colaboraciones público-privadas que amplíe por todo el mundo las capacidades de investigación y de fabricación de nuevas vacunas", sentencia", sentencia el también miembro de la Asociación de Economía de la Salud (AES).
Recientemente, la Comisión Europea ha hecho público que liberar patentes de vacunas contra la COVID-19 "no resolverá" el problema actual de acceso a las mismas y prefiere fomentar la colaboración entre compañías farmacéuticas para aumentar la capacidad de producción a escala global.
Bruselas, según ha reconocido, prefiere poner el acento en el fomento de acuerdos sobre licencias de explotación entre desarrolladores de vacunas y compañías farmacéuticas, una cooperación que "ya está ocurriendo" a nivel global pero que "hay que incrementar".
Además, remarca la necesidad de "encontrar medidas que preserven los incentivos para innovar e investigar en temas relacionados con la salud", y "diseminar la tecnología y el conocimiento a través de la colaboración" entre los diferentes actores del sector de productos médicos.