MADRID, 27 Feb. (EDIZIONES) -
Los fármacos antiinflamatorios son una clase de medicamentos utilizados para reducir la inflamación en el cuerpo, aliviar el dolor y, en algunos casos, disminuir la fiebre. Son comúnmente prescritos para tratar una amplia variedad de afecciones, desde enfermedades inflamatorias crónicas como la artritis reumatoide, hasta trastornos agudos como lesiones o infecciones.
Estos medicamentos actúan inhibiendo sustancias químicas en el cuerpo, como las prostaglandinas, que son responsables de la inflamación y el dolor.
Un nuevo estudio muestra que un fármaco antiinflamatorio, que se receta habitualmente, suprime el sistema inmunológico durante semanas después de la dosis, lo que inhibe la capacidad del cuerpo para combatir el cáncer, según detallan investigadores de la Universidad McGill (Canadá).
En el estudio, publicado en 'Nature', un equipo internacional de científicos de Canadá y Estados Unidos analizó las células mieloides en pacientes con cáncer cerebral. Estas células constituyen una gran parte de los tumores de cáncer cerebral y se ha demostrado que desempeñan un papel en la inmunosupresión.
Los investigadores utilizaron la transcriptómica unicelular y espacial en células mieloides de más de 100 tumores cerebrales para aprender cómo afectan a la respuesta inmunitaria al cáncer. La transcriptómica unicelular revela cómo se expresa el ARN en una célula, lo que da pistas sobre su función, mientras que la transcriptómica espacial revela cómo se colocan estas células dentro de los tejidos.
Así, los investigadores descubrieron una organización consistente de células dentro del cáncer cerebral, donde cada tipo de célula mieloide se encontraba en áreas específicas adaptadas a su función. En particular, encontraron dos tipos de células mieloides inmunosupresoras en los tumores: una relacionada con áreas de tejido muerto y la otra con la terapia antiinflamatoria.
En los pacientes que habían recibido dexametasona, estas células tenían un efecto inmunosupresor significativamente mayor que en los que no la habían recibido, y el efecto era más fuerte a medida que aumentaba la dosis.
EXPUSIERON A LA DEXAMETASONA CÉLULAS MIELOIDES
Los científicos expusieron a la dexametasona células mieloides que de otro modo no serían inmunosupresoras y descubrieron que rápidamente se volvían inmunosupresoras. El efecto fue duradero y permaneció semanas después de la última administración del fármaco. En algunos pacientes con cáncer, los médicos prescriben tratamientos que fortalecen la respuesta inmunitaria del cuerpo a las células malignas, utilizándolas para combatir el cáncer.
Este estudio muestra que la dexametasona, un fármaco que se prescribe habitualmente a todos los pacientes con cáncer cerebral, puede estar inhibiendo esa respuesta, incluso si ese fármaco se administró por última vez semanas antes de que comenzara la inmunoterapia.
"Los médicos deberían preguntarse si la dexametasona es realmente necesaria en cada caso en que se prescribe", cuenta el doctor Charles Couturier, neurocirujano y científico de The Neuro (Instituto-Hospital Neurológico de Montreal) de la Universidad McGill y uno de los autores principales del estudio.
"Es importante equilibrar la necesidad de reducir la inflamación con la necesidad de una respuesta inmunitaria saludable. Necesitamos empezar a desarrollar alternativas a la dexametasona que no inhiban la respuesta inmunitaria de los pacientes", finaliza.
USO DE LA DEXAMETASONA
La dexametasona se utiliza para tratar una variedad de condiciones médicas, entre ellas:
- Enfermedades inflamatorias: Como artritis reumatoide, lupus, colitis ulcerosa o enfermedades inflamatorias intestinales.
- Reacciones alérgicas graves: Como en caso de anafilaxia o asma severa.
- Trastornos respiratorios: Es utilizada en situaciones como el síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA) y, en ocasiones, en el tratamiento de neumonía.
- Cáncer: Para reducir la inflamación asociada con ciertos tipos de cáncer o los efectos secundarios de algunos tratamientos, como la quimioterapia.
- Problemas neurológicos: Se usa en situaciones como la inflamación en el cerebro, por ejemplo, después de una cirugía cerebral o en el tratamiento de tumores cerebrales.
- Trastornos hormonales: En pacientes con insuficiencia adrenal (como la enfermedad de Addison).