Existe margen de mejora dada la variabilidad de uso en función del principio activo y de la comunidad autónoma
MADRID, 24 Abr. (EUROPA PRESS) -
Los medicamentos biosimilares en Atención Primaria (AP) han pasado de representar el 4,4 por ciento del total de envases de principios activos con biosimilar empleados en 2017 al 33,2 por ciento en 2023, lo que implica un aumento del 28,8 por ciento en seis años, si bien existen diferencias de prescripción según principio activo y comunidad autónoma, según se desprende del informe 'Biosimilares en Atención Primaria', presentado este jueves por la Sociedad Española de Farmacéuticos de Atención Primaria (SEFAP) y la Asociación Española de Biosimilares (BioSim).
Los medicamentos biosimilares representan una alternativa terapéutica a los medicamentos biológicos de referencia, cuya patente ha expirado. En España, los profesionales de AP cuentan en la actualidad con biosimilares para cuatro principios activos, como son insulina glargina, enoxaparina sódica, teriparatida y folitropina alfa.
Aunque el uso global de biosimilares en AP ha experimentado un aumento significativo en los últimos años, por principio activo se observa un empleo desigual. En 2023, la enoxaparina ha sido el principio activo con mayor penetración de biosimilares con un 58,2 por ciento, mientras que en 2018, cuando se introdujo en el mercado, su penetración era del 1,1 por ciento y, en 2019, un año después, del 20,8 por ciento.
A la enoxaparina le siguen teriparatida, con un uso del 48,2 por ciento en 2023, siendo su empleo en 2019, cuando se introdujo, del 1,8 por ciento y, en 2020, del 17,5 por ciento; y folitropina alfa con un 44,7 por ciento de uso en 2023, mientras que en 2017 lo era del 12,9 por ciento. Por último, la menor utilización en 2023 se dio en la insulina glargina, que alcanza el 19,4 por ciento, con un ligero incremento desde 2017, cuando su uso era del 7,2 por ciento.
Considerando solo los envases de medicamentos biosimilares, en 2023 la enoxaparina representa más de la mitad (55,8%) de todos los envases facturados, seguida de insulina glargina (37,1%). Folitropina alfa y teriparatida aportan un volumen pequeño respecto al total, con un 6,2 y un 0,8, respectivamente.
Entre comunidades autónomas el consumo de biosimilares muestra una variabilidad importante, de tal forma que el porcentaje de envases biosimilares para los cuatro principios activos en 2023 varía entre un máximo de 53,3 por ciento en Galicia hasta un mínimo del 10,5 por ciento en Canarias.
Esta variación es aún más amplia cuando se revisa en función de la población, con un intervalo que va desde los 84,5 envases por 1.000 habitantes en Galicia hasta los 14,7 envases por cada 1.000 habitantes en la Comunidad Foral de Navarra en el año 2023. El promedio del SNS se sitúa en los 47 envases por cada 1.000 habitantes.
Respecto a la contribución de cada comunidad al global de biosimilares del SNS, esta va a depender tanto del porcentaje de biosimilares prescritos como de la población adulta de cada autonomía. En 2023, destacan Andalucía, Galicia y Cataluña, que entre las tres aportan el 59,3 por ciento de todos los envases facturados, aunque su población adulta supone el 39,7 por ciento del total de España. Por el contrario, la Comunidad de Madrid, Comunidad Valenciana, País Vasco y Canarias hacen una aportación inferior a la esperada por su población.
NO HAY ESTRATEGIAS EN TODAS LAS CCAA
El informe de la SEFAP ha analizado las estrategias que cada comunidad autónoma ha puesto en marcha para fomentar el uso de biosimilares. Con esta evaluación se ha observado que Andalucía y Galicia son las CCAA que han implementado más estrategias, mientras que hay otras que no cuentan con las acciones necesarias.
Aunque parece intuirse en las CCAA con mayor tasa de uso de biosimilares una cierta correlación entre el número de acciones implantadas y la penetración alcanzada, hay otras CCAA en las que no se observa esta relación.
Los resultados indican que las estrategias que han logrado promover en mayor medida el consumo de biosimilares son, en orden de influencia: la incorporación de los biosimilares en la práctica clínica a través de su inclusión en las guías, la incentivación de la prescripción de biosimilares en centros y a profesionales, y la coordinación entre niveles asistenciales.
Por otra parte, el informe de la SEFAP también ha querido conocer el nivel de conocimiento de médicos de familia y farmacéuticos de AP respecto a los biosimilares, para lo que ha realizado sendas encuestas que han recibido 94 respuestas por parte de facultativos y 159 de farmacéuticos.
Aunque en ambos colectivos hay una mayoría de profesionales que afirma conocer y saber definir lo que es un medicamento biosimilar, se reflejan algunas carencias en los médicos respecto a la forma de realizar la prescripción, pues solo el 24,7 por ciento de los MAP sabe que deben prescribirse siempre por marca comercial, frente al 71,7% de los farmacéuticos.
En esta línea, sobre la dispensación, la inmensa mayoría de los farmacéuticos de AP conocen que fármacos biológicos originales y biosimilares no pueden ser sustituidos en la oficina de farmacia (95%). Este porcentaje es del 50 por ciento en el caso de los médicos de AP.
Con todo ello, el grado de formación con el que se autocalifican los farmacéuticos supone una media de 6,3 puntos sobre 10, mientras que para los médicos es de 4,5 sobre 10. Ambos colectivos manifiestan falta de actividades formativas promovidas por la administración en cuanto a fármacos biológicos o biosimilares y destacan su interés por recibir formación en en este ámbio, con una coincidencia superior al 85 por ciento en ambos grupos.
PROPUESTAS DE MEJORA
Por último, el informe incluye 12 propuestas de mejora, como son fortalecer la formación y la difusión de información para profesionales sanitarios; mejorar la información dirigida a los pacientes; establecer un periodo de exclusividad para el biosimilar; implementar políticas comunes para el uso de biosimilares en AP y atención hospitalaria; y estandarizar a nivel nacional y autonomico los indicadores de uso de biosimilares; y optimizar los sistemas de prescripción para identificar, fomentar e incentivar el uso de biosimilares.
A estas se suman desarrollar medidas que incentiven a la industria a continuar invirtiendo en la investigación y comercialización de biosimilares; aprovechar las ventajas de las tecnologías de la información y el trabajo en equipo; facilitar la incorporación de los biosimilares en la práctica clínica; promover desarrollos normativos a nivel nacional que impulsen la comercialización efectiva de los biosimilares autorizados; fomentar la incentivación basada en modelos de ganancias compartidas; y desarrollar recomendaciones claras y basadas en la evidencia que respalden la intercambiabilidad entre biosimilares y sus medicamentos de referencia.