MADRID, 16 Abr. (EUROPA PRESS) -
Uno de los rasgos característicos de la enfermedad de Alzheimer (EA) es la acumulación de placas de beta amiloide en el cerebro. La mayoría de las terapias diseñadas para tratarla se dirigen a estas placas, pero han fracasado en gran medida en los ensayos clínicos. Una nueva investigación realizada por científicos del Salk Institute, en Estados Unidos, pone en entredicho las opiniones convencionales sobre el origen de un tipo de placa muy frecuente, indicando la razón por la que los tratamientos no han tenido éxito.
La visión tradicional sostiene que las células inmunitarias del cerebro que limpian la basura, llamadas microglía, inhiben el crecimiento de las placas "comiéndolas". Los científicos del Salk demuestran, en cambio, que la microglía promueve la formación de placas de núcleo denso, y que esta acción aleja el material de la placa de las neuronas, donde provoca la muerte celular.
La investigación, que se publica en la revista 'Nature Immunology', sugiere que las placas de núcleo denso desempeñan una función protectora, por lo que los tratamientos para destruirlas podrían ser más perjudiciales que beneficiosos.
"Demostramos que las placas de núcleo denso no se forman espontáneamente. Creemos que son construidas por la microglía como mecanismo de defensa, por lo que es mejor dejarlas tranquilas --señala Greg Lemke, profesor del Laboratorio de Neurobiología Molecular de Salk--. Hay varios trabajos para que la FDA apruebe anticuerpos cuyo principal efecto clínico es reducir la formación de placas de núcleo denso, pero nosotros argumentamos que romper la placa puede estar haciendo más daño".
La enfermedad de Alzheimer es una afección neurológica que provoca pérdida de memoria, deterioro del pensamiento y cambios de comportamiento, que empeoran con la edad. La enfermedad parece estar causada por proteínas anormales que se agregan entre las células cerebrales para formar las placas distintivas, que interrumpen la actividad que mantiene vivas a las células.
Hay numerosas formas de placas, pero las dos más frecuentes se caracterizan como "difusas" y "de núcleo denso". Las placas difusas son nubes amorfas poco organizadas. Las placas de núcleo denso tienen un centro compacto rodeado de un halo. Los científicos han creído generalmente que ambos tipos de placas se forman espontáneamente a partir de la producción excesiva de una molécula precursora llamada proteína precursora amiloide (APP).
Pero, según el nuevo estudio, en realidad es la microglía la que forma placas de núcleo denso a partir de fibrillas difusas de beta amiloide, como parte de su limpieza celular.
Esto se basa en un descubrimiento realizado en 2016 por el laboratorio de Lemke, que determinó que cuando una célula cerebral muere, una molécula de grasa pasa del interior al exterior de la célula, señalando: "Estoy muerto, cómeme". La microglía, a través de unas proteínas de superficie denominadas receptores TAM, engulle o "come" la célula muerta, con la ayuda de una molécula intermediaria llamada Gas6. Sin los receptores TAM y el Gas6, la microglía no puede conectarse a las células muertas y consumirlas.
El trabajo actual del equipo demuestra que no sólo las células muertas presentan la señal de comerme y el Gas6: También lo hacen las placas amiloides que prevalecen en la enfermedad de Alzheimer. Utilizando modelos animales, los investigadores pudieron demostrar experimentalmente por primera vez que la microglía con receptores TAM se come las placas amiloides a través de la señal eat-me y de Gas6. En los ratones modificados para que carecieran de receptores TAM, la microglía era incapaz de realizar esta función.
Al profundizar en el tema, rastrearon las placas de núcleo denso mediante imágenes en vivo. Para su sorpresa, el equipo descubrió que después de que una célula microglial se coma una placa difusa, transfiere el amiloide-beta engullido a un compartimento altamente ácido y lo convierte en un agregado altamente compactado que luego se transfiere a una placa de núcleo denso. Los investigadores proponen que se trata de un mecanismo beneficioso, que organiza la placa difusa en la de núcleo denso y limpia el entorno intercelular de residuos.
"Nuestra investigación parece demostrar que cuando hay menos placas de núcleo denso, parece haber más efectos perjudiciales --señala Youtong Huang, primer autor del artículo--. Con más placas difusas, hay una abundancia de neuritas distróficas, un indicador del daño neuronal. No creo que haya una decisión clínica clara sobre qué forma de placa es más o menos perjudicial, pero a través de nuestra investigación, parece que encontramos que las placas de núcleo denso son un poco más benignas".
Sus hallazgos sugieren nuevas formas de desarrollar un tratamiento para la enfermedad de Alzheimer, como potenciar la expresión de los receptores TAM en la microglía para acelerar la formación de placas de núcleo denso. El equipo quiere realizar estudios cognitivos para ver si el aumento de la actividad de los receptores TAM de la microglía aliviaría los efectos de la EA.
Lemke sugiere que los científicos que buscan una cura para el Alzheimer deberían dejar de centrarse en romper las placas de núcleo denso y empezar a buscar tratamientos que reduzcan la producción de beta amiloide en primer lugar o terapias que faciliten el transporte de beta amiloide fuera del cerebro por completo.