MADRID, 20 Oct. (EDIZIONEZ) -
La menopausia es una etapa de cambios para la mujer. Es buena para orientar el estilo de vida de la mujer hacia la salud, porque a partir de esa edad pueden aparecer patologías relevantes como el cáncer, la enfermedad cardiovascular, la obesidad y el sobrepeso, así como alteraciones en el metabolismo lipídico e hidrocarbonado, aparte de la pérdida de densidad mineral ósea, entre otras patologías.
"Informar a la mujer menopáusica o peri-menopaúsica de la necesidad de adquirir una serie de hábitos de vida saludable contribuirá sin duda a mantener su estado de salud y a prevenir la enfermedad futura. En este sentido se debe recomendar el ejercicio físico diario, una dieta sana, variada y rica en calcio como la mediterránea, así como una exposición solar moderada. Por supuesto es imprescindible evitar los tóxicos como el alcohol y el hábito tabáquico", admite en una entrevista con Infosalus el doctor Manuel Albi, jefe de Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital La Luz (Madrid).
Así, y entre los principales síntomas de la menopausia, que se produce entre los 45 y los 55 años, la Sociedad Española de Obstetricia y Ginecología (SEGO) señala que estos se van produciendo gradualmente y son provocados por un descenso del nivel de estrógenos. "La gravedad es muy variable entre mujeres, pudiendo llegar a interferir en su vida", advierte.
Entre estos síntomas, dice que los más frecuentes son: Cambios en el ciclo menstrual, sofocos, atrofia urogenital, osteoporosis, y cambios en el estado de ánimo. "No todas las mujeres necesitan tratamiento para los síntomas de la menopausia, pero en aquellas en las que la sintomatología interfiera con su vida pueden beneficiarse de la terapia hormonal", aclara la entidad científica española.
A este respecto, el doctor Albi señala que es la mujer debidamente informada por el especialista, la que debe tomar la decisión de usar el tratamiento, y en principio subraya que cuando el beneficio esperado supere los riesgos estaría indicada. "Procede ponerla en marcha para los síntomas vasomotores (sofocos), la sudoración nocturna, la sequedad y el prurito vulvovaginal, acompañado o no de dolor o de molestias en las relaciones sexuales", detalla el ginecólogo.
En concreto, la SEGO detalla que la terapia hormonal consiste en medicamentos que actúan como una combinación de estrógenos y de progesterona, siendo necesarios sólo los estrógenos en las mujeres a las que se les ha extirpado el útero. "Las sustancias contenidas en los preparados para la terapia de reemplazo son hormonas de síntesis, no son naturales. Estas sustancias remedan el funcionamiento hormonal normal de la mujer", remarca Albi por su parte.
El experto del Hospital La Luz añade que la administración puede darse por varias vías (oral, transdérmica o vaginal) y de diversos preparados con acción similar a los estrógenos y la progesterona, "las hormonas femeninas por excelencia". Por ejemplo, el experto de Quirónsalud apunta que en las pacientes sin útero no es preciso administrar progesterona, o en aquellas mujeres que prefieran mantener sus ciclos menstruales, se usará el tratamiento de una forma diferente a las que no lo quieran mantener.
"A corto plazo pretende revertir los síntomas derivados del déficit estrogénico que alteran la calidad de vida de la mujer. A medio plazo, contribuye a mejorar la densidad mineral ósea y la relación del colesterol HDL-LDL, lo cual se traduce a largo plazo en disminución del riesgo de fracturas y de enfermedad cardiovascular, aunque esto último es sólo cierto para la terapia con estrógenos solos y en lo relativo enfermedad cerebro-vascular", aclara el especialista.
También se útiles para prevenir la enfermedad de Alzheimer y el cáncer de colon, aunque no está claro a través de qué mecanismo o acción, subraya el doctor Albi, al mismo tiempo que señala que varios estudios prospectivos han podido documentar que la terapia hormonal aumenta la esperanza de vida, "algo que es particularmente cierto en aquellas mujeres que pierden su función ovárica de forma precoz y antes de la edad media de la menopausia".
Ahora bien, el jefe de Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital La Luz (Madrid) reconoce que la terapia hormonal combinada con estrógenos y progesterona incrementa "levemente" el riesgo de cáncer de mama. "Se estima que se producen 3 casos de cáncer de mama adicionales, por cada mil mujeres que utilizan este tratamiento combinado durante 5 años. Cuando la terapia es con estrógenos solos, el incremento de riesgo es menor, 2,5 casos adicionales por cada mil mujeres durante 5 años", agrega.
Aunque algunos estudios han encontrado un incremento de cáncer de ovario entre las mujeres usuarias de este tipo de tratamientos, en otros no se ha podido demostrar este incremento del riesgo, afirma Albi. "En cualquier caso, incluso si hubiera un incremento del riesgo sería extremadamente bajo, por lo que no debería ser tenido en cuenta a la hora de decidir si una terapia hormonal está indicada o no", matiza el especialista.
En relación a los tratamientos con estrógenos solos, sí aclara que está bien documentado que aumentan significativamente el riesgo de hiperplasia y cáncer de endometrio (útero). "Por eso no se deben utilizar en mujeres con útero intacto, y se deben reservar para las pacientes a las que se les ha extirpado previamente el útero. Por el contrario, los tratamientos combinados con estrógenos y progesterona son seguros para las mujeres con útero", sostiene el doctor.
Se ha contrastado también una reducción del riesgo de cáncer colorrectal tanto con terapia combinada como con estrógenos solos. "Se estima que se evitan 0,5 casos de cáncer colorrectal, por cada mil mujeres que utilizan este tratamiento combinado durante 5 años", apostilla el especialista de Quirónsalud.
¿EXISTE ALGUNA OTRA ALTERNATIVA?
Si no se desea emprender un tratamiento con terapia hormonal sustitutiva, el doctor Albi recuerda que los síntomas locales, como la sequedad y el escozor, acompañados de las posibles molestias en las relaciones sexuales, pueden ser manejados con cremas o con geles locales hidratantes para el uso diario, así como por lubricantes para las relaciones de pareja.
"Para las mujeres con sofocos leves que no interfieren con las actividades habituales de su vida diaria, por lo general no necesitan fármacos. Medidas simples como bajar la temperatura ambiente, usar ventiladores, vestirse con capas de ropa que se pueden quitar fácilmente, y evitar los desencadenantes (como alimentos picantes y situaciones estresantes), pueden ayudar a reducir la cantidad de sofocos. A la mayoría de las mujeres les va bien con estas medidas", resalta el ginecólogo.
Otras mujeres pueden probar terapias complementarias como la Vitamina E, aunque precisa que ésta tiene una evidencia limitada de eficacia. "Para las mujeres con sofocos de moderados a severos, que no son candidatas a terapia hormonal, los agentes mejor estudiados con resultados positivos incluyen inhibidores de la recaptación de serotonina como Paroxetina, Venlafaxina o Citalopran y algunos antiepilépticos", agrega.
A su juicio, es interesante el beneficio de la administración de un placebo que puede reducir los sofocos en aproximadamente un 20-50%, principalmente en mujeres con ansiedad.
Por último, recuerda que la eficacia de las terapias basadas en plantas (fitoestrógenos y remedios herbales) que han sido y son ampliamente utilizados por mujeres menopáusicas, no está claramente establecida. "Los fitoestrógenos se comportan como moduladores de la respuesta a estrógenos y, por tanto, no se recomiendan en mujeres con antecedente de cáncer de mama o con riesgo elevado del mismo", sentencia el doctor Manuel Albi.