MADRID, 21 Sep. (EDICIONES) -
La reserva cognitiva es una capacidad extra de nuestro cerebro de funcionar de forma normal a pesar de haber patología, de sobrellevar la carga de una enfermedad y el daño patológico. Es como un tipo de resiliencia cerebral y que podemos aumentar en nuestro día a día. Está en nuestra mano. Gracias a ella, por ejemplo, se sabe que una de cada 4-5 personas con Alzheimer no desarrollará síntomas.
Así lo explica en una entrevista con Infosalus Álvaro Pascual-Leone, catedrático de Neurología y profesor de Neurología en la Harvard Medical School (Boston, Estados Unidos) y director del Guttmann Barcelona Instituto de Salud Cerebral y Neurorrehabilitación de Barcelona, quien recuerda que los primeros hallazgos al respecto se hallaron gracias a unas monjas en Minesota (Estados Unidos), un trabajo científico llamado 'Religiuos orders study', donde descubrieron que había algunas monjas que, a pesar de tener Alzheimer, visto en su autopsia tras el fallecimiento, en vida no tuvieron ningún problema cognitivo, cuando esta enfermedad normalmente causa demencia", resalta.
QUÉ HACER EN EL DÍA A DÍA PARA REFORZARLA
Afirma igualmente que la capacidad de reserva cognitiva cambia y puede aumentarse con la edad: "Todos podemos hacer por tener más reserva cognitiva y seguir aumentándola. Sabemos que cosas como el apoyo parental al nacer, al crecer, y en nuestra infancia, y también los años de estudio y de escolarización contribuyen a la reserva cognitiva; pero también que mantener una curiosidad intelectual, seguir aprendiendo, poniéndonos retos en un contexto de relaciones sociales a lo largo de nuestra vida esto aumenta y mantiene la reserva cognitiva. Es decir, esta es una función dinámica del cerebro y podemos hacer por aumentarla".
De hecho, señala que gran parte de la reserva cognitiva no depende de nuestra genética, sino de todas la cosas que hacemos a lo largo de la vida. "El tener un trabajo que a uno le guste, le requiera pensar y dedicarse a eso, en términos globales, el tener un propósito vital, puede ser trabajo o otra cosa que le requiera un esfuerzo cerebral, o el intento de hacer algo mejor y que lo proyecte en el otro, más allá de uno también la refuerza", sostiene.
Eso sí, advierte de que el hecho de que tengamos reserva cognitiva no es sinónimo de que haya una parte del cerebro que no usemos y que esté esperando 'en reserva' para usarlo entonces.
"Siempre usamos todo el cerebro. Ahora bien, sí tenemos la capacidad usando todo el cerebro de hacer que funcione de forma distinta. Es como que tenemos la capacidad de poner una segunda marcha en el coche, el hacer que acelere más el motor, esto sí lo tenemos y esto es la reserva cognitiva, relacionada con la integridad del cerebro mismo y con la capacidad de dirigir el tráfico en las conexiones del cerebro de una forma más eficaz", aclara este experto.
UN PAPEL PROTECTOR
Con ello, Pascual-Leone asegura que nos sirve tener la reserva cognitiva porque en nuestro día a día estamos expuestos a un sinnúmero de enfermedades, de estrés, de experiencias que no esperamos, y que requieren que el cerebro responda de forma distinta.
El catedrático de Neurología pone un ejemplo reciente, la pandemia de COVID-19, y el estrés que esta conlleva por el riesgo de infección, por el miedo que esto da, el impacto que tiene el estar aislado. "Todo este paquete de cosas que hemos experimentado estos años son estresantes cerebrales que requieren de un funcionamiento del cerebro distinto: la capacidad de resiliencia de sobrellevar estos estresantes adicionales, y dentro está la reserva cognitiva o capacidad de poner una marcha distinta y adaptarse sin sufrir consecuencias negativas", agrega.
Otro caso sería la enfermedad neurodegenerativa, como lo que antes hemos contado de las monjas, la idea es básicamente que generalmente pensamos que si uno tiene una enfermedad neurodegenerativa del cerebro, como el Alzheimer, obligatoriamente tendrá problemas cognitivos, demencia, pero uno puede tener Alzheimer pero no tener síntomas por ello.
Igualmente, apunta que pueden promocionarla el ejercicio físico regular, el leer, entender, juegos de memoria o de concentración, aprendizajes nuevos que dependen del cerebro, como tai-chi, danza, o pintar, o hacer escultura. Dice que es válida cualquier cosa que demande trabajo cortical, si uno lo hace con dedicación, buscando un rendimiento mejor, entonces esto sí aumenta las capacidades cerebrales, incluyendo la reserva cognitiva, asegura.
"Sucede como con los músculos. Es una capacidad que podemos seguir aumentando y mejorando, o bien vamos perdiendo de forma semejante a lo que pasa con los músculos. La plasticidad cerebral, la capacidad del cerebro de adaptarse y de aprender, es un arma de dos filos. Es capaz de aprender, y de adaptarse, es también causa de enfermedad y la razón de que pierdas capacidad si no las usas. Lo que uno no puede hacer es dedicarse a hacer lo que siempre ha hecho porque no supone un reto que promocione la función cerebral", mantiene Pascual-Leone.
QUÉ DAÑA A NUESTRA RESERVA COGNITIVA
Por otro lado, le preguntamos a este experto por aquellas cosas que la dañan, y hace referencia, primero, a todas aquellas sustancias, actividades, que son tóxicas para el cerebro, incluida la reserva cognitiva: el estrés crónico, fumar, tomar demasiado alcohol, dormir mal, nutrición inadecuada; "todo ello mina la salud cerebral que a la postre es necesario para buenas capacidades cerebrales".
Según insiste el director del Guttmann Brain Health Institute, nunca es tarde para promocionar la reserva cognitiva. "Es útil tenerla porque podemos encontrarnos con enfermedades que ojalá no tuviéramos pero que casi siempre acabamos teniendo o con situaciones estresantes e inesperadas, y en este contexto tenerla es muy importante", resalta.
Dice que si, por ejemplo, te rompes una rodilla y necesitas una prótesis de rodilla, en las personas de edades avanzadas, hasta en un 30% de casos se puede desarrollar delirio, confusión, o diferentes trastornos, en el contexto de esa operación por el estrés de la anestesia. "En principio nada tiene que ver con el cerebro, pero ese delirio causará una serie de problemas cognitivos subsiguientes y lo que más predice el riesgo de tener esta complicación es tener o no buena reserva cognitiva", indica.
A su vez, este experto menciona que podemos medir la reserva cognitiva que tenemos no solo vía cuestionarios, sino también a través de medidas fisiológicas: "Por ejemplo, cuando hacemos una tarea determinada, si conducimos y al mismo tiempo escuchamos música usamos distintas capacidades cerebrales, pero si también buscamos una dirección, cuando te acercas para ver el número de la calle la mayor parte baja la radio, ¿por qué? El escuchar la música, el conducir, y el mirar el número del patio son tareas distintas cerebrales y requieren reserva cognitiva, demandan una tarea extra, o 'una tarea dual', de forma que más te costará hacerlo y más necesitarás bajar el volumen cuanta menos reserva cognitiva tienes".
Otro ejemplo que pone para finalizar el director del Guttmann Brain Health Institute (GBHI) de Barcelona es cuando vas andando con un amigo de algo complicado y cuando se pone realmente complicada la cosa te paras para pensar en algo, porque estás agotando tu reserva cognitiva y no te da para estar concentrado y hablando y además estar andando. "Este tipo de tareas duales, de que hagan más de una cosa, si hacen una cosa o dos al mismo tiempo, nos permite cuantificar el grado de reserva cognitiva que uno tiene", sentencia el neurocientífico.