MADRID, 27 May. (EUROPA PRESS) -
La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) recuerda la importancia de que las personas mayores beban entre 1,5 y 2 litros de agua al día para evitar problemas de deshidratación, para lo que aconsejan al menos un vaso en cada comida y entremedias entre 4 y 6 fraccionados.
Con motivo del Día Nacional de la Nutrición que se celebra este sábado, 28 de mayo, recuerdan que en este grupo de edad el agua ha de contemplarse como "un nutriente esencial y de primer orden", sin valor calórico o energético al carecer de macronutrientes (hidratos de carbono, grasas o proteínas) pero con un aporte de micronutrientes no despreciable, en forma de minerales (calcio, fósforo, magnesio, flúor) y electrolitos (sodio, potasio y cloro).
Además, a medida que uno envejece disminuye la proporción de agua del organismo, por eso se debe reponer adecuadamente, aseguran los geriatras, que dan una serie de pautas para "amortiguar" las necesidades adicionales de líquidos y evitar cuadros de deshidratación y descompensaciones orgánicas.
La ingesta de líquidos se debe efectuar gradualmente a lo largo de todo el día, forzando más en la mañana y tarde, para evitar los despertares y la incontinencia nocturna.
En cada comida (desayuno, comida, merienda y cena) se debe tomar un vaso de agua para favorecer la ingestión de sólidos. No obstante, según precisan, aconsejan evitar beber inmediatamente antes y sobrepasar 1,5 vasos durante las comidas, ya que "provoca llenado gástrico y saciedad".
También aconsejan que, si se aumenta la fibra dietética, es necesario también aumentar la ingestión de líquidos para prevenir la impactación fecal; y advierten de que tomar cerveza a diario tiene una influencia negativa para el estreñimiento crónico.
En personas que necesiten suplementos, la presentación líquida del mismo tiene un menor efecto saciante y mejora la ingesta especialmente en pacientes edéntulos o sin dientes, o pacientes con escaso apetito.
MEJOR SIN GAS PARA EVITAR FLATULENCIAS
En lo que respecta a las características del agua, aconsejan que sea sin gas para evitar las flatulencias, salvo en casos excepcionales en los que así se prescriba para evitar dispepsias.
Asimismo, no debe ser muy rica en minerales para evitar desequilibrios hidroelectrolíticos y descompensaciones de patologías como la hipertensión arterial, insuficiencia cardíaca congestiva, etcétera.
Y tampoco es necesario que toda la ingesta externa de líquidos se efectúe exclusivamente a expensas de agua, y apuntan que también se pueden utilizar alternativas adaptándose a las apetencias individuales con leche, zumos, infusiones, tisanas, caldos, sopas, gazpacho, gelatinas.
Así, en épocas estivales utilizar alimentos ricos en agua: leche entera o preferentemente desnatada o semidesnatada, yogur, verduras, fresa, sandía, melón, zumos.
Del mismo modo, las bebidas isotónicas también están recomendadas, pero no deben superar el 12 por ciento de su contenido en hidratos de carbono para que no interfieran la absorción del líquido, y apuntan que buscar sabores fuertes, con edulcorantes, incluso limón o lima, resulta muy útil ante problemas deglutorios.