MADRID, 3 Mar. (EDIZIONES) -
Las úlceras por presión representan un problema bastante frecuente entre las personas de edades más avanzadas, pese a que pueden deteriorar severamente su calidad de vida, o incluso agravar el pronóstico de una enfermedad.
Pueden aparecer tanto en el ámbito domiciliario como en el de las residencias de ancianos o en las instituciones sanitarias, donde es habitual que los mayores pasen más tiempo encamados, o bien en sillas de ruedas, o sin moverse; y son fruto de que la persona suela pasar mucho tiempo en una misma posición, o bien consecuencia de la fricción.
Veamos qué son, cuáles son sus causas, y cómo podemos prevenirlas y para ello entrevistamos en Infosalus a la geriatra Giovanna Cristofori, especialista del Hospital de la Cruz Roja de Madrid, y miembro de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), quien nos explica que se trata de lesiones de la piel, relacionadas especialmente con presiones prolongadas; de ahí que, según subraya, por eso se relacionan más con las personas de edades más avanzadas, puesto que estas suelen estar más inmóviles.
No obstante, esta experta afirma que habría que sumarle otros factores de riesgo de los pacientes ancianos, como las infecciones generalizadas, un estado de inmunosupresión, o bien de malnutrición, también habituales en el colectivo, y que pueden favorecer la aparición de úlceras por presión.
Entre los principales síntomas apunta esta doctora a la lesión por sí misma de la piel, que puede empezar como una zona enrojecida, y también un dolor localizado. Desde la Academia Americana de Médicos de Familia añaden en este sentido que estas úlceras pueden pasar por varias etapas: una primera en la que el área de la llaga se ve roja y puede sentirse caliente al tacto, así como arder, doler o escocer; después una segunda fase donde esa llaga podría abrirse y aparecer un corte o una ampolla, y dolor; en caso de complicarse advierte la institución de que podría producirse una infección.
¿Y CÓMO SE PRODUCEN LAS ÚLCERAS POR PRESIÓN?
La experta de la SEGG subraya que las úlceras por presión tienen lugar por varios mecanismos. Apunta en primer lugar a la presión, como su propio nombre indica, y después a la fricción o a la maceración.
"La presión sobre ciertas zonas del cuerpo reduce el suministro de sangre a la piel y a los tejidos que hay debajo, de forma que si no se cambia de posición con frecuencia el suministro de sangre bajará demasiado y se desarrollará una llaga o úlcera", agrega la institución norteamericana en este punto.
Con ello, la doctora Giovanni Cristofori dice que son habituales en zonas de presión, en zonas huesudas del cuerpo donde los pacientes se apoyan; pero también en zonas de presión por la postura, como los talones o el sacro, por ejemplo; y por maceración o fricción en otras zonas, en zonas de pliegues pañal, o en las piernas, por ejemplo.
En cuanto al tratamiento, la doctora Cristofori indica que todo dependerá de la gravedad de la lesión, habiendo varios métodos, citando por ejemplo los apósitos y productos locales, o al antibiótico si hubiera infección.
CÓMO PREVENIRLAS
En cuanto a la prevención, la médico geriatra del Hospital de la Cruz Roja mantiene que la mejor vía es a través de la observación, para detectarlas lo antes posible, así como evitar la inmovilización del paciente lo menos posible.
"Después prevenir sobre los factores que podemos modificar: evitar la inmovilización o si no se pueden mantener unos cambios posturales cada dos horas; revisar el estado general y nutricional del paciente; así como la postura de los pacientes para evitar puntos de presión prolongada", manifiesta la doctora. Igualmente, apunta a mantener una piel lo más sana y cuidada posible, siempre limpia y seca.