MADRID, 18 Abr. (EUROPA PRESS) -
El letargo que experimentan muchos enfermos de Alzheimer no se debe a la falta de sueño, sino a la degeneración de un tipo de neuronas que nos mantienen despiertos, según un estudio que también confirma que la proteína tau está detrás de esa neurodegeneración, según publican los investigadores en la revista 'JAMA Neurology'.
Los resultados del estudio contradicen la idea común de que los pacientes con Alzheimer duermen durante el día para compensar una mala noche de sueño y apuntan a posibles terapias para ayudar a estos pacientes a sentirse más despiertos.
Los datos proceden de participantes en el estudio que eran pacientes del Centro de Memoria y Envejecimiento de la Universidad de California en San Francisco (Estados Unidos) y que se ofrecieron como voluntarios para que se les monitorizara el sueño con un electroencefalograma (EEG) y para donar sus cerebros tras su muerte.
Poder comparar los datos del sueño con vistas microscópicas de su tejido cerebral post-mortem fue la clave para responder a una pregunta que los científicos se han planteado durante años.
"Pudimos demostrar lo que nuestra investigación anterior había estado apuntando: que en los pacientes con Alzheimer que necesitan dormir la siesta todo el tiempo, la enfermedad ha dañado las neuronas que los mantienen despiertos --explica Grinberg, un neuropatólogo que, junto con el psiquiatra Thomas Neylan, es autor principal del estudio--. No es que estos pacientes estén cansados durante el día porque no hayan dormido por la noche, es que el sistema de su cerebro que los mantendría despiertos ha desaparecido".
El fenómeno contrario se produce en pacientes con otras enfermedades neurodegenerativas, como la parálisis supranuclear progresiva (PSP), que también se incluyeron en el estudio. Esos pacientes tienen daños en las neuronas que les hacen sentirse cansados, por lo que son incapaces de dormir y se privan del sueño.
El equipo de Grinberg desarrolló la hipótesis de que los pacientes de Alzheimer tenían problemas para mantenerse despiertos, tras descubrir un conjunto de neuronas que nos mantienen despiertos y que se ven afectadas en el Alzheimer desde el inicio de la enfermedad.
"Se puede pensar en este sistema como un interruptor con neuronas que promueven la vigilia y neuronas que promueven el sueño, cada una de ellas vinculada a las neuronas que controlan los ritmos circadianos--señala Joseph Oh, estudiante de medicina y uno de los autores principales--. Finalmente, con este tejido post mortem, hemos podido confirmar que este interruptor, cuya existencia se conoce en animales modelo, también existe en los humanos y gobierna nuestros ciclos de sueño y vigilia".
Oh describe estas neuronas como "extremadamente inteligentes" porque pueden producir una serie de neurotransmisores y pueden excitar, inhibir y modular otras células nerviosas. "Es un pequeño número de neuronas, pero su capacidad de cálculo es increíble --afirma--. Cuando estas células se ven afectadas por una enfermedad, puede tener un efecto enorme en el sueño".
Para determinar qué contribuye a la degradación de estas neuronas en el Alzheimer, los investigadores examinaron los cerebros de 33 pacientes con Alzheimer, 20 con PSP y 32 voluntarios que habían tenido cerebros sanos hasta el final de su vida.
El equipo midió las cantidades de dos proteínas frecuentemente asociadas al proceso neurodegenerativo: beta amiloide y tau. La mayoría de los investigadores atribuyen los problemas de sueño a la acumulación de beta-amiloide.
Durante el sueño, el cerebro elimina el beta amiloide que se acumula durante el día. Cuando no podemos dormir, se acumula. Así que, según Neylan, como los pacientes con PSP no duermen nunca, esperaba ver mucha proteína en sus cerebros.
"Pero resulta que no tienen ninguna --subraya--. Estos hallazgos confirman con pruebas directas que tau es un impulsor crítico de las alteraciones del sueño".
En los pacientes con PSP, añade Grinberg, esta comprensión dio un giro al paradigma del tratamiento. "Vemos que estos pacientes no pueden dormir porque no hay nada que indique a las neuronas "despiertas" que se apaguen --prosigue--. Ahora, en lugar de tratar de inducir a estas personas a dormir, la idea es apagar el sistema que las mantiene despiertas".
Esa idea se está probando actualmente en un ensayo clínico con pacientes con PSP, utilizando un tratamiento que se dirige específicamente al sistema "despierto" hiperactivo que impide a estos pacientes dormir. Este enfoque contrasta con el tradicional tratamiento de ensayo y error con medicamentos para el sueño.
Al frente de ese ensayo se encuentra la doctora Christine Walsh, la otra autora principal del estudio, que también ha trabajado en él durante una década. Señalando que la PSP y el Alzheimer están en los extremos opuestos del espectro de las alteraciones del sueño, asegura que espera que la investigación conduzca a nuevas formas de tratar las alteraciones del sueño provocadas por la neurodegeneración.
Los tratamientos para el Alzheimer podrían ajustarse en función de las necesidades del paciente, potenciando el sistema "despierto" y reduciendo el sistema "dormido", apunta Walsh, que, junto con Grinberg, es miembro del Instituto de Neurociencias Weill de la UCSF.
El ensayo sobre la PSP sigue en marcha, y Walsh es muy optimista en cuanto a que este nuevo enfoque tendrá mejores resultados que los medicamentos actuales para las personas con cualquiera de las dos enfermedades. Basándose en los resultados del estudio publicado hoy, dijo: "Tenemos aún más esperanzas de que podamos marcar la diferencia en la vida de estos pacientes".