MADRID, 19 Nov. (EDIZIONES) -
El ejercicio físico tiene beneficios a todos los niveles, desde la salud cardiovascular hasta la prevención de enfermedades, pasando por la mejora del humor o la autoestima. Estos beneficios, además, son aplicables a todas las edades. Y los ancianos no son una excepción.
A juicio del presidente de la Sociedad Española de Medicina del Deporte (SEMED-FEMEDE), el doctor Pedro Manonelles, el ejercicio físico no sólo es beneficioso para los ancianos, "sino que es necesario".
En este contexto, el también director de la Cátedra Internacional de Medicina del Deporte de la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM), especifica que a los beneficios conocidos de la actividad física, en el caso de los ancianos, "se une el hecho de que puede aumentar la supervivencia y, lo que es mucho más importante, permite que se mantengan más independientes durante más tiempo".
No obstante, en el caso del ejercicio físico para los ancianos, es crucial que el ejercicio físico se individualice. Así lo defiende el doctor Manonelles, que precisa que la individualización del ejercicio para cada persona "es muy importante" y va en función de sus características, como "la capacidad física, enfermedades que padece, medicación que toma o preferencias y posibilidades", enumera el presidente de SEMED-FEMEDE.
Pero en términos generales, las actividades físicas más indicadas para los ancianos son la actividad aeróbica, ejercicios de fuerza y resistencia, flexibilidad y coordinación, según el experto, que puntualiza que actividad aeróbica puede ser caminar, correr, nadar o ir en bicicleta y las actividades de fuerza y resistencia pueden conllevar la utilización de pesos pequeños con repeticiones en las articulaciones mayores del cuerpo.
El doctor Manonelles también proporciona una serie de consejos para que los ancianos practiquen actividad física. En primer lugar, "es muy importante un reconocimiento médico previo, realizado por un especialista en Medicina del Deporte, para conocer todas las circunstancias que tiene la persona", señala el director de la Cátedra Internacional de Medicina del Deporte de la UCAM.
Una vez llevada a cabo la pertinente exploración, es importante que la persona comience a hacer ejercicio de menos a más, es decir, con una progresión ascendente "hasta alcanzar un nivel adecuado de trabajo", matiza el experto.
"Es decir, empezar con ejercicio suave con intensidad baja o moderada y con un tiempo limitado al principio para ir incrementando la intensidad y el tiempo de entrenamiento de forma progresiva", explica el doctor Manonelles.
Además, el experto recuerda la importancia de "alimentación e hidratación adecuadas, reposo entre las fases del entrenamiento y reposo entre entrenamientos suficiente para una buena adaptación, además de calentamiento y estiramientos". También "estar atentos a que la persona tolere bien el ejercicio y no manifieste síntomas", avisa el doctor Manonelles.
ATENCIÓN A LOS POSIBLES RIESGOS
En este sentido, son varios los perjuicios que pueden derivarse de la práctica deportiva en los ancianos. "En primer lugar, lesiones del aparato locomotor, por caída o golpes", detalla el doctor Manonelles, que también enumera "lesiones por sobrecarga si se hace un trabajo excesivo y con muchas repeticiones".
Además, "existe riesgo de un incidente cardiovascular, como angina de pecho o infarto de miocardio", incide el experto. Por último, "podría suceder que el ejercicio descompensara alguna de las enfermedades que pudiera padecer, como diabetes, borncopatía o un problema tiroideo", agrega el doctor Manonelles. "Pero, en general, el ejercicio es fundamentalmente beneficioso", insiste el presidente de SEMED-FEMEDE.