MADRID 20 Abr. (EUROPA PRESS) -
La investigación ya ha demostrado que el ejercicio ayuda a proteger las células cerebrales. Ahora un nuevo estudio que analiza los mecanismos implicados en esta relación sugiere que el papel que desempeña el ejercicio en el mantenimiento de los niveles de insulina e índice de masa corporal podría ayudar a proteger el volumen cerebral y, por tanto, a evitar la demencia.
"Estos resultados pueden ayudarnos a entender cómo la actividad física afecta a la salud del cerebro, lo que puede guiarnos en el desarrollo de estrategias para prevenir o retrasar el declive relacionado con la edad en la memoria y las habilidades de pensamiento", destaca la autora del estudio Géraldine Poisnel, del Instituto Nacional de Investigación en Salud y Medicina de Francia--. Los adultos mayores que son físicamente activos obtienen beneficios cardiovasculares, lo que puede redundar en una mayor integridad estructural del cerebro".
En cambio, los investigadores descubrieron que la relación entre el ejercicio y el metabolismo de la glucosa en el cerebro no se veía afectada por los niveles de insulina o de índice de masa corporal (IMC). La reducción del metabolismo de la glucosa en el cerebro puede observarse en personas con demencia.
En el estudio, publicado online en 'Neurology', la revista médica de la Academia Americana de Neurología, participaron 134 personas con una edad media de 69 años que no tenían problemas de memoria. Las personas rellenaron encuestas sobre su actividad física durante el último año. Se les hicieron escáneres cerebrales para medir el volumen y el metabolismo de la glucosa. Se recogió información sobre el IMC y los niveles de insulina, así como sobre el colesterol, la presión arterial y otros factores.
Las personas con más actividad física tenían un mayor volumen total de materia gris en el cerebro que las personas con menos actividad física, con una media de unos 550.000 milímetros cúbicos (mm3) frente a unos 540.000 mm3. Cuando los investigadores observaron sólo las zonas del cerebro afectadas por la enfermedad de Alzheimer, encontraron los mismos resultados.
Las personas con más actividad también tenían una tasa media más alta de metabolismo de la glucosa en el cerebro que las que tenían menos actividad. La mayor actividad física no se asoció con la cantidad de placa amiloide, un marcador de la enfermedad de Alzheimer, que las personas tenían en el cerebro.
Poisnel apunta que se necesita más investigación para entender los mecanismos que hay detrás de estas relaciones. "Mantener un IMC más bajo a través de la actividad física podría ayudar a prevenir la alteración del metabolismo de la insulina que se observa a menudo en el envejecimiento, promoviendo así la salud del cerebro", señala Poisnel cuyo estudio, según puntualiza, no demuestra que el ejercicio proteja el volumen cerebral sino que muestra una asociación.