MADRID 12 Ago. (EUROPA PRESS) -
Aumentar la hidratación, tanto directa como indirecta, y evitar la exposición directa al sol en las horas de mayor calor resultan fundamentales para prevenir golpes de calor en personas mayores, según ha recomendado la doctora Penélope Piña, médico en los Centros de Día STIMA Mayores.
Las olas de calor y el calor extremo que se está viviendo este verano afecta especialmente a las personas mayores, más aún a aquellas con problemas neurológicos, como la demencia o el Parkinson. Estas personas no solo tienen una capacidad reducida para adaptarse a los cambios de temperatura, sino que pueden tener dificultades para comunicar su malestar o necesidad de ayuda, lo que les hace ser especialmente vulnerables.
En lo que va de verano, las altas temperaturas han causado más de 1.150 muertes atribuibles al calor en España, según datos del Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo) del Instituto de Salud Carlos III. De ellas, más de 1.100 serían mayores de 65 años.
Por ello, Piña ha advertido de los peligros de la deshidratación, que puede agravar los síntomas neurológicos y aumentar el riesgo de golpe de calor. Para prevenirla, ha aconsejado consumir al menos 1,5 litros de agua al día (unos ocho vasos), aunque esta cantidad se debe aumentar en 500 mililitros por cada grado por encima de los 38ºC.
Siempre que las patologías lo permitan, se debe ampliar la variedad de líquidos ingeridos con tés, zumos de frutas, leche e infusiones. Además, ha recordado que lo aconsejable es beber en pequeñas cantidades a lo largo del día, ya que la distensión gástrica por grandes volúmenes de agua puede reducir la sensación de sed y provocar alteraciones hidroelectrolíticas.
En caso de disfagia, se puede recurrir al uso de espesantes y agua gelificada de sabores para asegurar una correcta hidratación. Se deben evitar bebidas deshidratantes como el alcohol y las que contienen cafeína. "Para aquellos que toman diuréticos o tienen restricciones de líquidos, es fundamental consultar con su médico sobre la cantidad adecuada de líquido que deben consumir", ha apuntado la facultativa.
Respecto a la alimentación, ha pedido incorporar alimentos ricos en agua, como sandía, pepino, melón y fresas. Las frutas y las verduras frescas y variadas aseguran a su vez una ingesta adecuada de nutrientes esenciales para prevenir déficits nutricionales.
En esta línea, ha apuntado que se prioricen los carbohidratos complejos como arroz, pasta, patata y quinoa, y se eviten las harinas refinadas y los azúcares añadidos. También ha destacado el valor de las proteínas de alta calidad, como el pollo, el pescado y los huevos, del pescado graso, como el salmón o el boquerón, y de las proteínas vegetales. Además, las grasas saludables provenientes de nueces, aguacate y aceite de oliva virgen extra desempeñan un papel cardioprotector, ha explicado.
Piña también ha instado a que las personas mayores permanezcan en edificios climatizados, recomendando acudir a centros comunitarios como centros de día, museos, bibliotecas, y otros edificios que mantienen un ambiente fresco. A su vez, ha indicado que se evite hacer actividades al aire libre durante las horas de mayor calor, es decir, entre las 11 y las 18 horas.
Si es necesario salir, se recomienda utilizar ropa ligera, de colores claros y sombrero o gorra, además de aplicar protector solar cada dos horas. "Los efectos del sol pueden ser más intensos en personas con condiciones neurológicas, ya que aumenta el riesgo de hipertermia, por lo que es importante resguardar a las personas mayores", ha destacado la facultativa.
Por último, ha señalado que revisar de forma regular la temperatura corporal de las personas mayores con problemas neurológicos es una medida preventiva efectiva. Ante cualquier indicio de fiebre o sobrecalentamiento, se debe buscar atención médica inmediata, ya que un aumento inusual de la temperatura corporal puede ser un signo temprano de golpe de calor.