MADRID, 19 Ago. (EUROPA PRESS) -
La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) ha elaborado y enviado a las autoridades sanitarias un decálogo de recomendaciones para el manejo de los rebrotes de COVID-19 que puedan aparecer en las residencias de personas mayores, sobre la asunción de riesgos de rebrotes para evitar el cierre absoluto de las residencias, la prevención y detección precoz de casos en un centro, el aislamiento con sectorización de las residencias, la formación de los profesionales o la designación de circuitos de derivación y tratamiento.
Según señalan en un comunicado, estas recomendaciones pretenden dar una "respuesta rápida" ante la aparición de cualquier rebrote, intentando frenar la expansión de la infección y tratar de forma adecuada a los pacientes infectados por el SARS-CoV-2 en la mejor ubicación posible y, en función de su situación clínica y deseos, ofrecer tratamiento preventivo, de soporte o paliativo. Como se realiza con el resto de la población.
En primer lugar, instan a buscar "permanentemente" el equilibrio entre proteger del contagio por coronavirus, el mantenimiento de la movilidad y algunas relaciones sociales. "Cuando la progresión de la epidemia haga necesario reducir el número y frecuencia de las visitas y las salidas al exterior, se recomienda utilizar recursos tecnológicos para mantener relaciones sociales y contacto familiar (videollamadas, etc.) tutoriales de movilización en pantalla, por megafonía, en pequeños grupos, paseos por el jardín de la residencia si lo tiene, hilo musical, etc", señalan.
Sobre la prevención y detección de casos, insisten en que se debe realizar test PCR para SARS-CoV-2 en todo ingreso nuevo en la residencia, siempre que no haya evidencia de que el paciente tenga anticuerpos frente a la enfermedad en los últimos 3 meses, con un máximo de 72 horas antes del ingreso.
Igualmente, reclaman que se deben realizar test periódicos a los profesionales del centro siguiendo las recomendaciones actualizadas de los servicios de Salud Pública, idealmente cada 15 días, dado el "elevado número de personas asintomáticas infectadas por el virus y la vulnerabilidad de los residentes a los que pueden contagiar".
Para realizar un correcto aislamiento y prevención de la extensión del virus en el centro, los geriatras señalan que la residencia tiene obligación de proveer de los equipos de protección individual (EPI) a los profesionales. "Se recomienda disponer de una reserva estratégica de EPI para evitar el desabastecimiento en el caso de incremento brusco de la demanda", apuntan. De la misma forma, recomiendan que la ocupación de la residencia no sea superior al 90 por ciento para asegurar la disponibilidad de habitaciones libres para el aislamiento.
Por otra parte, consideran que todos los profesionales de la residencia, especialmente aquellos con menor formación técnica como gerocultores o profesionales de la limpieza, lavandería o cocina, deben ser formados en la correcta utilización de los Equipos de Protección Individual (EPI). "También deben recibir formación sobre las medidas de aislamiento y la entrada o salida de los circuitos señalados en la residencia", solicitan, junto con un responsable COVID-19 en cada residencia entre sus profesionales mejor formados, para que monitorice y corrija errores en la utilización de los EPI de los circuitos.