MADRID, 27 Feb. (EUROPA PRESS) -
Un estudio de la Universidad de A Coruña ha revelado que las personas mayores que eligen mal su calzado empeoran su calidad de vida porque, además de tener más riesgo de caídas y pérdidas de equilibrio, también sufren otros síntomas como angustia o apatía como consecuencia.
En un trabajo publicado hace un par de años observaron que hasta el 83 por ciento de los mayores no usan zapatos con el número que le corresponde, teniendo en cuenta que con la edad las personas experimentan cambios en la morfología del pie. De hecho, en ocasiones requerían utilizar un número diferente para cada pie.
Ahora, un nuevo trabajo de los mismos autores, publicado en la 'Revista da Associação Médica Brasileira', analiza por primera vez las consecuencias de esta mala elección del calzado en la salud de los mayores.
"En esta etapa de la vida se producen cambios en la morfología del pie relacionados con el incremento de su anchura y longitud, y también con la tolerancia al dolor, la pérdida de masa muscular y tejido adiposo en los pies", explica a la agencia Sinc Daniel López López, científico que ha liderado este trabajo.
El uso de un calzado de tamaño inadecuado, unido a la aparición de enfermedades crónicas como obesidad, alteraciones vasculares, diabetes o artritis reumatoide, produce un incremento preocupante (entre un 71 y 87%) de problemas en los pies de las personas mayores.
Esto supone solicitar con más frecuencia atención médica y podológica, ya que "afecta a su capacidad funcional y calidad de vida", según este científico.
Los participantes fueron voluntarios de la Clínica Universitaria de Podología de la Universidad de A Coruña, con una media de 75 años. Los resultados demuestran que las personas mayores que se calzan de manera incorrecta poseen peor calidad de vida en todas las dimensiones relacionadas con el dolor, función del pie, calzado, salud del pie, salud general, actividad física, capacidad social y vitalidad.
Los trastornos más habituales son la aparición de deformidades en los huesos del pie, juanetes, alteraciones en la uñas, queratosis plantares y pies planos.
FAVORECE LA CRONICIDAD DEL DOLOR
"Esto conduce a la cronicidad del dolor, infecciones, limitación de la movilidad al caminar, angustia, apatía, perturbación social, cambios en la distribución de las presiones en los pies (relacionadas con pérdida de equilibrio y caídas). Todo ello perjudica la salud, la independencia y el bienestar", asegura López.
El experto aconseja que este estrato de población utilice zapatos de horma ancha, con un sistema de ajustes con correas o velcros, suelas de goma para evitar resbalones y caídas y, que a su vez, pueda reducirse el impacto en las articulaciones y la presión al caminar.
Además, recuerda que la visita regular y el control periódico por parte del podólogo ayuda a prevenir, controlar y atenuar la aparición de alteraciones y deformidades de los pies y mejora la autonomía, lo que también puede repercutir en la calidad de vida de las personas, según López.