MADRID, 15 Nov. (EUROPA PRESS) -
Las mujeres mayores de 50 años que siguen una dieta rica en proteínas podrían estar en mayor riesgo de insuficiencia cardiaca, especialmente si gran parte de su proteína proviene de la carne, según concluye una investigación preliminar presentada en las Sesiones Científicas de 2016 de la Asociación Americana del Corazón.
Los investigadores evaluaron las dietas diarias de 103.878 mujeres entre las edades de 50 y 79 años, de 1993 a 1998, con un total de 1.711 mujeres que desarrollaron insuficiencia cardiaca durante el periodo de estudio. La tasa de insuficiencia cardiaca para las mujeres con una mayor ingesta total de proteínas de la dieta fue significativamente mayor en comparación con las que tomaban menos proteínas diarias u obtuvieron más cantidad de sus proteínas ingeridas de las verduras.
Aunque las mujeres que comían cantidades más altas de proteína vegetal parecían tener menos insuficiencia cardiaca, la asociación no fue significativa cuando se ajustó para la masa corporal. "El aumento de la ingesta total de proteínas dietéticas está vinculado con un incremento sustancial del riesgo de insuficiencia cardiaca, mientras que la ingesta de proteínas vegetales parece ser protectora", dice Mohamad Firas Barbour, autor del estudio e internista en la Escuela Médica Alpert de la Universidad de Brown, en el Memorial Hospital de Rhode Island, en Pawtucket, Estados Unidos.
No obstante, señala que se necesitan estudios adicionales para explorar esta posible asociación. Los hallazgos fueron consistentes independientemente de la edad, raza o etnicidad, el nivel de educación, o si las mujeres sufrían de tensión arterial alta (2.9 por ciento), diabetes (8.3 por ciento), enfermedad de la arteria coronaria (7.1 por ciento), anemia (3.4 por ciento) o fibrilación auricular (4,9 por ciento).
Todos los participantes estaban inscritos en la 'Iniciativa de Salud de la Mujer', una encuesta dietética nacional a largo plazo que investigaba estrategias para reducir enfermedades del corazón, cáncer de mama y colorrectal y osteoporosis. Los investigadores dijeron que otros estudios han encontrado un vínculo entre el aumento de la proteína de la carne y el riesgo cardiovascular en las mujeres.
UN TRASTORNO A EVITAR CON CAMBIOS EN LA ALIMENTACIÓN
"Nuestros resultados deben ser interpretados con precaución, pero parece que después de una dieta rica en proteínas puede incrementarse el riesgo de insuficiencia cardiaca", afirma Barbour. Debido a que la información proporcionada por los participantes acerca de la dieta puede no ser fiable, el equipo también usó datos especiales de biomarcadores para calibrar con precisión la ingesta diaria de proteínas: agua doblemente etiquetada y nitrógeno urinario.
El agua doblemente marcada usa trazadores no radiactivos para evaluar la energía metabólica de una persona mientras que el nitrógeno urinario se utiliza para determinar las cantidades reales de proteína dietética. "Utilizamos la ingesta autoinformada de proteínas dietéticas totales y la cantidad de proteínas de las mujeres obtenidas de carne y verduras basadas en el 'Food Frequency Questionnaire", detalla Barbour.
El 'Food Frequency Questionnaire' es la herramienta de evaluación dietética más utilizada en estudios epidemiológicos de dieta y salud. Con este sistema, se entrega a los participantes un folleto mediante el cual informen sobre la frecuencia de consumo y el tamaño de la porción de aproximadamente 125 artículos durante un periodo definido.
"Aunque todavía se necesita entender mejor el riesgo dietético, parece que la insuficiencia cardiaca entre las mujeres posmenopáusicas no sólo es altamente prevalente sino que se puede prevenir mediante la modificación de la dieta --plantea Barbour--. La insuficiencia cardiaca es muy frecuente, especialmente en las mujeres posmenopáusicas, por lo tanto, es necesario comprender mejor los factores relacionados con la nutrición vinculados con la insuficiencia cardiaca".
La Asociación Americana del Corazón recomienda que las personas lleven un patrón dietético que haga hincapié en frutas, vegetales, granos enteros, productos lácteos bajos en grasa, aves, pescado y nueces mientras que limite la carne roja y los alimentos y bebidas azucarados. Para las personas que comen carne, se recomienda elegir carnes magras y aves de corral sin piel y comer pescado por lo menos dos veces por semana, preferiblemente pescado alto en ácidos grasos omega-3 como el salmón, la trucha y el arenque.