MADRID 13 Mar. (EUROPA PRESS) -
Eliminar los peligros en el hogar, como el desorden, las escaleras sin barandillas y la mala iluminación, puede reducir el riesgo de caídas para las personas mayores en alrededor de una cuarta parte, según una nueva revisión Cochrane.
La revisión, publicada en 'Cochrane Database of Systematic Reviews', no encontró pruebas convincentes de otras medidas para reducir las caídas, como asegurarse de que las personas mayores tengan las gafas graduadas correctas, calzado especial o educación para evitar las caídas.
También se observó que la limpieza y la reducción de los peligros eran más beneficiosas para las personas mayores con riesgo de caídas, por ejemplo, porque habían sufrido una caída recientemente y habían sido hospitalizadas o necesitaban ayuda para realizar actividades cotidianas como vestirse o subir escaleras.
Casi un tercio de las personas mayores de 65 años se caen cada año. La mayoría de las caídas se producen en el hogar.
Lindy Clemson, profesora emérita de la Universidad de Sydney (Australia), autora principal de la revisión, recuerda que "las caídas son muy frecuentes entre las personas mayores y pueden causar lesiones graves o incluso la muerte, pero se pueden prevenir. En esta revisión queríamos examinar qué medidas podrían tener el mayor impacto en la reducción de las caídas entre las personas mayores que viven en casa", explica.
La profesora Clemson y sus colegas analizaron los resultados de 22 estudios que incluían datos sobre 8.463 personas mayores que vivían en la comunidad.
Descubrieron que la adopción de medidas para reducir los riesgos de caídas en el hogar disminuye la tasa global de caídas en un 26%. Estas medidas suelen incluir una evaluación de los riesgos de caída en el hogar y sus alrededores, así como recomendaciones para reducirlos, por ejemplo eliminando el desorden y añadiendo barandillas y bandas antideslizantes a los escalones.
Estas medidas tienen el mayor efecto (38% menos de caídas) en las personas con mayor riesgo de sufrirlas. Según sus análisis, los revisores concluyeron que si 1.000 personas que antes habían sufrido una caída siguieran estas medidas durante aproximadamente un año, el número total de caídas se reduciría de 1.847 a 1.145.
Según Clemson, "haber sufrido una caída o empezar a necesitar ayuda en las actividades cotidianas son indicadores de factores de riesgo subyacentes, como la inestabilidad en los pies, la falta de juicio o la debilidad muscular. Estos factores de riesgo hacen más difícil desenvolverse en el entorno y aumentan el riesgo de tropezar o resbalar en algunas situaciones", añade.
Así, destaca que "la investigación demuestra que, para las personas con riesgo de caídas, ser conscientes de los peligros de caídas en el hogar y sus alrededores, eliminar los peligros y adaptarse con comportamientos seguros puede reducir significativamente el riesgo de caídas".
Clemson añade que "parece que las intervenciones para reducir los riesgos de caídas en el hogar necesitan ciertos elementos de evaluación y apoyo para funcionar, no sólo una breve lista de cosas que hay que marcar. Así pues, aunque todo el mundo puede cuidar más su entorno doméstico y debería hacer ejercicio para mantener el equilibrio y la fuerza de las extremidades inferiores, el apoyo profesional de un terapeuta ocupacional es una intervención importante para muchas personas que viven en casa", sugiere.
Por todo ello, la profesora anima a todas las personas, a medida que envejecen, a reducir los riesgos de caídas. "A menudo se trata de cosas sencillas, como quitar o cambiar las alfombrillas resbaladizas, mejorar la iluminación de las escaleras o desordenar la casa. Parece que esto no siempre es "de sentido común --continúa--y la gente no suele fijarse en el desorden de su casa ni darse cuenta de que subir escaleras como siempre supone un riesgo potencial de caída, sobre todo si su movilidad o equilibrio ya no son los de antes".
Aunque la revisión mostró menos caídas con la reducción del riesgo, no hubo suficientes datos de los estudios para determinar si hubo menos ingresos hospitalarios debidos a una caída. Los autores encontraron pruebas limitadas para los otros enfoques de prevención de caídas que examinaron: las tecnologías de asistencia y la educación.
Tampoco se había investigado el impacto en la reducción de las caídas de proporcionar equipos o modificaciones para ayudar a las personas mayores a realizar actividades cotidianas como ducharse o preparar la comida.
Clemson concluye que "prevenir las caídas es una forma realmente importante de ayudar a las personas a mantenerse sanas e independientes a medida que envejecen, y nuestra revisión también pone de relieve la necesidad de investigar más en este ámbito".