MADRID, 1 Oct. (EDIZIONES) -
El envejecimiento y la salud mental son dos temas que históricamente nunca se habían abordado de manera conjunta. No obstante, sí que es cierto que personas con problemas de salud mental en la juventud fallecían a edades tempranas. En la actualidad, precisamente porque hay más medios y avances, estas personas se cuidan muy bien, envejecen mejor, y la esperanza de vida es mayor que en años anteriores.
Además, hay que tener en cuenta que al envejecimiento de las personas que conviven con algún problema de salud mental o trastorno mental grave es un fenómeno al que, tradicionalmente, se le ha prestado poco atención.
"Un 20-25% de mayores de 65 en estos momentos envejecen con problemas de salud mental ya diagnosticados, o estos les son diagnosticados en esa época. Es un problema por tanto relativamente nuevo y que no se ha tratado hasta ahora desde una perspectiva integral", subraya en una entrevista con Infosalus María José Abraham, directora general de la Fundación Edad&Vida, con motivo del Día Internacional de las Personas de Edad,
Sin embargo, desde la Fundación celebran que los avances médicos y el aumento de la esperanza de vida han hecho que esta situación cambie y que lo siga haciendo, ya que las previsiones demográficas apuntan a que, entre 2015 y 2050, la proporción de la población mundial mayor de 60 años se multiplicará casi por dos, pasando del 12% al 22%.
Sobre la problemática de las personas mayores con algún tipo de enfermedad mental de base, Abraham sostiene que la enfermedad mental en España siempre ha estado "estigmatizada" y solía por ello ocultarse.
"Si a esto se le une que al hacerse mayor se asocian problemas asociados con la edad, se juntan dos maneras de estigmatizar a la gente, por la propia enfermedad y otra por la edad. Asimismo estaría el sexo, ya que antes de los 65 años los trastornos mentales graves tenían mayor prevalencia en los hombres, pero a partir de esa edad se produce una inversión del fenómeno y los problemas de salud mental son más comunes en mujeres", añade.
Emilia Serra, catedrática de Psicología del Desarrollo en la Universidad de Valencia y codirectora del Master Interuniversitario de Psicogerontología, apuntó en unas jornadas organizadas recientemente por la fundación en Valencia que, "a partir de los 65 años aparecen más trastornos en las mujeres, especialmente por los trastornos depresivos y la ansiedad, mientras que los hombres los interiorizan más, cayendo en las adicciones".
A juicio de la académica, existe un círculo vicioso que impide romper el estigma de las personas con trastornos mentales mediante una serie de conductas discriminatorias que lleva a su exclusión social. "Debido al aumento de población mayor, se produce, a su vez, un aumento de los problemas mentales, lo que conllevará también implicaciones en los sistemas de salud pública y social", advirtió.
¿DE QUÉ MANERA SE LES PUEDE AYUDAR?
Según apunta María José Abraham, directora general de la Fundación Edad&Vida, la Organización Mundial de la Salud (OMS) establece 4 puntos para mejorar los derechos de estas personas:
1.- Promover el envejecimiento activo y saludable, y en concreto el de estas personas en particular.
2.- Favorecer el reconocimiento y tratamiento rápido de estas enfermedades a través de la medicación y de intervenciones psicosociales.
3.- Proporcionar la atención en materia de salud mental dentro de la comunidad, integrándola dentro del sistema sanitario.
4.- Desarrollar un entorno legislativo apropiado, y apoyado en estándares de derechos humanos internacionalmente reconocidos para garantizar la calidad de vida de los adultos mayores con enfermedades mentales, y sin olvidar a los cuidadores y a las familias, que son los que soportan la mayor carga.
Según datos de la OMS, las cifras globales de trastornos mentales en la vejez en Europa pueden alcanzar a una cuarta parte de los mayores de 65 años que viven en la comunidad; es decir, el 75% de las personas mayores envejecen "relativamente bien", según apostilla la Fundación.