MADRID, 30 Nov. (EUROPA PRESS) -
La Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL) ha apostado por la Planificación Anticipada de los Cuidados (PAC) como una tendencia más avanzada que el 'testamento vital' para abordar el final de la vida, ya que consideran que es un modelo "innovador" que se basa en una "adecuada" comunicación entre el paciente y los profesionales respetando su voluntad.
Para el especialista en Geriatría y en Cuidados Paliativos y miembro de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL), Christian Villavicencio-Chávez, el "desconocimiento" que existe en torno al documento de instrucciones previas tiene que ver con el "limitado interés que en estos años han mostrado los ciudadanos, pero no es el único motivo".
"La población en general y, con mayor razón, las personas con enfermedad avanzada, tienen miedo a hablar del final de la vida; muchas personas ni siquiera se han planteado que eso podría llegar, por lo que hablar del testamento vital no está dentro de sus prioridades de cuidados", explica Villavicencio-Chávez, experto en Planificación de Decisiones Anticipadas (PDA) y en comunicación en pacientes con enfermedad crónica y avanzada.
En este contexto, es precisamente este concepto de Planificación Anticipada de los Cuidados el que "cobra fuerza" como una tendencia "más avanzada", que incide en la posibilidad del paciente de expresar su voluntad en las distintas circunstancias que pueden plantearse durante el transcurso de la enfermedad y en el caso en que ya no pueda decidir personalmente.
"Muchas personas que sí se han planteado alguna vez que la vida acaba, y más cuando existe un proceso de enfermedad avanzada, piensan que dejar un documento escrito podría generar confusión si luego quieren cambiarlo, por lo que la incertidumbre juega un papel destacado a la hora de elaborar y registrar las instrucciones previas. Frente a eso, desde SECPAL se propone la PAC como un proceso evolutivo de toma de decisiones en el que el paciente, en función de sus valores y creencias y ayudado por el equipo asistencial, expresa sus preferencias y la atención que desea recibir en posibles escenarios durante la trayectoria de la enfermedad y para el caso en que ya no pueda decidir personalmente", aclara el especialista.
Es, por tanto, "un proceso que se puede modificar las veces que haga falta" y que permite recabar la voluntad del paciente sobre las intervenciones que autoriza o rechaza, las decisiones relacionadas con su fallecimiento o la designación de un representante, y siempre que el equipo asistencial lo considere oportuno, por ejemplo, ante un ingreso
hospitalario, el fracaso de un tratamiento o la progresión de la enfermedad. "Todo ello debe constar en la historia clínica", recalca el doctor.
NECESIDAD DE "NATURALIZAR" LA MUERTE
El eje de este modelo es la comunicación entre la persona, su familia y los profesionales que la atienden, y parte de la consideración de un paciente "capaz, informado y ayudado por el equipo asistencial". Para el experto, el principal escollo que se plantea en este sentido está relacionado con el hecho de que el final de la vida "sigue siendo un tema tabú en nuestra cultura".
"Vivimos una cultura del bienestar que hace que nos centremos cada más en buscar todo aquello que nos haga felices. Y en esta cultura del bienestar, la muerte entra a formar parte de un fracaso", señala Villavicencio-Chávez. "Hasta el punto de que en muchas universidades se enseña al estudiante de Medicina sólo a salvar vidas, y en la gran mayoría de hospitales el mensaje es siempre: 'Estamos para curar tu enfermedad', dejando de lado que el final de la vida es algo inevitable y que los profesionales estamos para curar, pero también para acompañar durante el proceso final de la vida", añade.
"Si nosotros, médicos, enfermeros, trabajadores sociales o psicólogos somos los que deberíamos llevar el estandarte del cuidado y el acompañamiento en todo momento y no lo hacemos muchas veces por falta de formación, las personas que desconocen el sistema sanitario y que solo se fían de nosotros no contemplan otra posibilidad que la de la Medicina como curación y la muerte como fracaso", apunta este geriatra y miembro de SECPAL.
Así, destaca tres objetivos más concretos. Por un lado, "empezar a generar conciencia en la población y hablar 'del final' en las escuelas, con los niños y adolescentes, además de instaurarlo en todas las facultades de Medicina". Por otro, "generar un cambio en los profesionales sanitarios, porque ellos son los trasmisores de tranquilidad y bienestar al final de la vida".
A este respecto, el especialista considera "fundamental" la formación en todos los niveles (auxiliares, enfermeras, médicos, trabajadoras sociales o psicólogos), para que "cada vez que uno de ellos se encuentre con un proceso de enfermedad avanzada, sepa dar respuestas adecuadas y brindar bienestar al paciente y su familia", teniendo en
cuenta que "uno no sabe cuándo el paciente te abrirá la puerta de su intimidad y te explicará su mundo de temores y valores", concluye el experto.