MADRID, 31 Ene. (EDIZIONES) -
La soledad no deseada en las personas de edades más avanzadas no solo es una cuestión social, sino que también supone un importante problema de salud. De hecho, ha emergido muy recientemente como un factor de riesgo de diferentes patologías, tipo las enfermedades cerebrovasculares, la diabetes, el alzheimer, o el parkinson, entre otras.
"No es que la soledad cause estas enfermedades, sino que es factor de riesgo para su aparición junto con otros factores o una evolución más desfavorable", aclara en una entrevista con Infosalus el doctor Luis Agüera, jefe de sección de Psiquiatría del Hospital Universitario 12 de Octubre (Madrid).
Pero para entenderlo mejor, este experto mantiene que todas las investigaciones diferencian dos conceptos: la soledad, y el aislamiento social. "El aislamiento social se mide, por ejemplo, por el número de personas que el anciano ve al día o a la semana; mientras que la soledad es un concepto más difícil de cuantificar en las investigaciones científicas".
El también profesor asociado de Psiquiatría de la Universidad Complutense, y expresidente de la Sociedad Española de Psicogeriatría indica que se ha visto que la soledad no deseada es independiente del número de contactos que se tengan, porque uno puede tener más o menos contactos, pero estos no son los que uno desearía, sino que viene de la mano de los contactos que uno desearía tener y no tiene.
"Afecta esta soledad no deseada a personas con el deseo no cumplido de tener más relaciones sociales y no tenerlas, y aquí se incluye a la familia, a la pareja, a los amigos, o a otros puntos de relación", indica, al tiempo que reconoce que desde que este factor se ha incluido en los estudios científicos se ha verificado su notable importancia.
"Desde que se ha introducido el concepto soledad, y soledad no deseada sí que ha aparecido como un factor de riesgo, y no es cuestión solo social, sino que también afecta a la salud", insiste.
SU RELACIÓN CON LA INMUNIDAD Y CON LA DEPRESIÓN
"No está claro de qué manera", afirma el doctor Agüera, aunque sí ve segura su relación con un mejor rendimiento de la inmunidad, de las defensas que tiene el propio organismo. "Luego, la soledad puede estar muy relacionada con la depresión. Se sabe también que la soledad tiene un factor negativo importante en el riesgo y en la evolución de enfermedades. Muchas de ellas son cardiovasculares, o cerebrovasculares y otras de tipo como el alzheimer y el parkinson como hemos contado", remarca.
A su juicio, igualmente hay que tener en cuenta que las personas en esta situación cuidan menos su salud, son menos adherentes a sus tratamientos, tampoco tienen a nadie que les recuerde que tienen que tomar pastillas, o tienden menos a ir al médico; de forma que los cuidados de su salud pueden ser peores para la mala evolución de enfermedades.
CÓMO AYUDAR A LOS ANCIANOS EN ESTAS SITUACIONES
Según defiende el doctor Agüera, hay que empezar a ser imaginativo en estas cuestiones y se debe generar y reforzar una buena y amplia red de centros para personas mayores, pero no los que se dedican a personas con deterioro cognitivo, si no centros de día para personas que estén bien a nivel cognitivo también es importante que estén presentes.
Considera que habrá un cambio positivo con el hecho de que aquellas personas que son mayores ahora tienen más acceso a las tecnologías, de forma que tendrán más facilidades a la hora de esquivar esa soledad a través de aplicaciones o de páginas web, donde puedan establecer contactos con otras personas y se favorezca también la relación social.
Dice este psiquiatra que hay alguna línea de investigación que contempla la inclusión de animales de compañía, tipo un perro, que hace que esa persona cuide del animal, deba salir al parque a pasear al perro, donde puede conocer a otras personas.
"También esto está relacionado con el tener este propósito de relacionarse más y socializar con otros porque sí que es verdad que muchas personas han tenido un círculo de relación, pero lo han podido ir perdiendo porque, por ejemplo, sus amigos han fallecido o sus hijos no viven en la misma ciudad; mientras que otros son más hogareños y siempre han mantenido un escaso contacto social, de forma que si alguno de los pocos que tienen les desaparecen se quedan en una situación más desamparadas. Los centros de día pueden ayudar bastante a establecer contactos sociales en este sentido", defiende el especialista del Hospital 12 de Octubre de Madrid.
EL RETO DE LA SOLEDAD
En último lugar, el doctor Agüera llama la atención sobre las últimas investigaciones científicas que están viendo la luz en la materia y que ponen sobre la mesa el hecho de que la soledad representa a día de hoy un factor de riesgo de enfermedades muy diferentes.
"Hay trabajos que lo vinculan con la demencia, con un mayor riesgo de cáncer, con el desarrollo de diabetes, de enfermedades cardiovasculares, como el infarto, de la depresión, pero también lo relacionan con mayor impacto de las enfermedades que producen dolor. Se percibe este más intenso, e incluso hay investigaciones que dicen que personas que sufren soledad mueren antes, tienen una supervivencia menor", detalla.
De ahí que el doctor haga una llamada de atención sobre esta situación porque, en su opinión, puede ser que se mire con lupa si la persona tiene colesterol un poco alto o la tensión alta, y se estén pasando algunos elementos muy importantes para la salud de la persona como la soledad no deseada.
"Si sumamos esto con el aislamiento social, el riesgo es mayor. Introducir en exámenes de salud preguntas acerca de la soledad y considerarlo como un factor de riesgo para muchas enfermedades que son físicas, pero también psiquiátricas, como la depresión y todo lo relacionado con el deterioro cognitivo es fundamental. Y a veces no solo es el médico, sino también el farmacéutico el que pueda dar la señal de alarma. La farmacia en muchas ocasiones es el lugar donde se ven y detectan estas soledades no deseadas, y que puede ser un lugar interesante donde incidir favorablemente también", concluye.
En último lugar, y preguntado sobre si la soledad puede entenderse también como una nueva epidemia de este siglo XXI, el doctor mantiene que se está empezando a reconocer su importancia, teniendo en cuenta, asimismo, que se trata de un fenómeno de los países desarrollados y cuanto más desarrollados, aún está más presente.