MADRID, 9 Dic. (EUROPA PRESS) -
La ansiedad en las madres gestantes parece afectar el curso del desarrollo del cerebro en sus fetos, cambiando la conectividad neuronal en el útero, sugiere un nuevo estudio publicado en 'JAMA Open Network', que podría ayudar a explicar los vínculos de larga data entre la ansiedad materna y los trastornos del neurodesarrollo en sus hijos y sugiere una necesidad urgente de intervenciones para diagnosticar y disminuir el estrés materno.
Los investigadores han demostrado que el estrés, la ansiedad o la depresión en las madres embarazadas se asocia no solo con resultados obstétricos deficientes, sino también con problemas sociales, emocionales y de comportamiento en sus hijos.
Aunque el entorno de atención después del nacimiento complica la búsqueda de las causas, las imágenes posnatales que muestran diferencias significativas en la anatomía del cerebro han sugerido que estos problemas pueden originarse durante la gestación. Sin embargo, ha faltado evidencia directa de este fenómeno, reconoce Catherine Limperopoulos, directora del Developing Brain Institute de Children's National de Washington, en Estados Unidos.
Para ayudar a determinar dónde podrían comenzar estos cambios neurológicos, la doctora Limperopoulos, junto con el científico del personal Josepheen De Asis-Cruz, y sus colegas del Children's National utilizaron una técnica llamada imágenes de resonancia magnética funcional en estado de reposo ( rs-fMRI) para investigar el desarrollo de circuitos neuronales en fetos en diferentes etapas de desarrollo a finales del segundo y tercer trimestre.
Reclutaron a 50 voluntarias embarazadas sanas de clínicas prenatales de bajo riesgo en el área de Washington DC que actuaron como voluntarias de "control" saludables en un estudio más amplio sobre el desarrollo del cerebro fetal en enfermedades cardíacas congénitas complejas. Estas participantes del estudio, que abarcaron entre 24 y 39 semanas de embarazo, completaron cuestionarios validados y ampliamente utilizados para detectar estrés, ansiedad y depresión. Luego, cada una se sometió a escáneres cerebrales de sus fetos que mostraron conexiones entre áreas discretas que forman circuitos.
Después de analizar los resultados de rs-fMRI para sus fetos, los investigadores encontraron que aquellas con puntuaciones más altas para cualquiera de las formas de ansiedad tenían más probabilidades de tener fetos con conexiones más fuertes entre el tronco cerebral y las áreas sensoriomotoras, áreas importantes para la excitación y las habilidades sensoriomotoras, que las puntuaciones de ansiedad.
Al mismo tiempo, los fetos de mujeres embarazadas con mayor ansiedad tenían más probabilidades de tener conexiones más débiles entre las cortezas de asociación parieto-frontal y occipital, áreas involucradas en funciones ejecutivas y cognitivas superiores.
"Estos hallazgos están bastante de acuerdo con estudios previos que muestran alteraciones en las conexiones reportadas en los años y décadas después del nacimiento de niños nacidos de mujeres con ansiedad --explica la doctora De Asis-Cruz--. Eso sugiere una forma de programación fetal alterada, donde las redes cerebrales son cambiadas por esta ansiedad elevada incluso antes de que nazcan los bebés".
Aún no está claro si estos efectos durante la gestación persisten o están influenciados por el cuidado posnatal, agrega la doctora Limperopoulos. Serán necesarios más estudios para seguir a los niños con estas diferencias fetales en la conectividad neuronal para determinar si estas variaciones en el desarrollo de los circuitos neuronales pueden predecir problemas futuros.
Además, se desconoce si aliviar el estrés y la ansiedad maternos puede evitar o revertir estas diferencias cerebrales. La doctora Limperopoulos y sus colegas están estudiando actualmente si las intervenciones que reducen el estrés podrían alterar la trayectoria del desarrollo neural fetal.
Mientras tanto, dice, estos hallazgos enfatizan la importancia de asegurarse de que las mujeres embarazadas tengan apoyo para los problemas de salud mental, lo que ayuda a garantizar la salud actual y futura de las madres y los bebés.
"Los problemas de salud mental siguen siendo un tabú, especialmente en el período periparto, donde se espera que este sea un momento maravilloso en la vida de una mujer. Muchas madres embarazadas no reciben el apoyo que necesitan --advierte Limperopoulos--. Serán necesarios cambios a nivel de sistemas para eliminar este problema crítico de salud pública y asegurar que tanto las madres como los bebés prosperen a corto y largo plazo".