MADRID, 6 Nov. (EUROPA PRESS) -
Realizar ejercicio regular puede reducir la fatiga y el dolor y mejorar la salud cardiovascular y la calidad de vida en mujeres tratadas por cáncer de mama avanzado, según una nueva investigación presentada en la Cuarta Conferencia Internacional de Consenso sobre Cáncer de Mama (ABC 4).
Cientos de miles de mujeres en todo el mundo están siendo tratadas por cáncer de mama avanzado, donde el tumor ha comenzado a diseminarse a otras partes del cuerpo. Aunque el tratamiento puede extender la vida de las mujeres, también puede causar fatiga y dolor y disminuir la calidad de vida.
Sin embargo, la nueva investigación sugiere que las mujeres con cáncer de mama avanzado pueden beneficiarse de un plan de ejercicios a medida, que incluye entrenamiento aeróbico y de resistencia. El estudio fue dirigido por Eduardo Oliveira, profesor de Fisiología del Ejercicio en la Universidad de Oporto, Portugal, y especialista de ejercicio en el cáncer el Centro de Apoyo para el Cáncer de Mama 'Mama Help'.
El profesor Oliveira estudió a un grupo de 15 mujeres de entre 34 y 68 años, que estaban siendo tratadas por cáncer de mama metastásico y no participaban en el ejercicio cuando se unieron al estudio. Ocho mujeres participaron en un programa de ejercicios de 12 semanas, que incluía una hora de ejercicio dos veces por semana.
En cada sesión, las mujeres hicieron una combinación de ejercicio aeróbico, diseñado para elevar sus frecuencias cardiacas, ejercicios de levantamiento de peso y ejercicios de rehabilitación de brazos. Las siete pacientes restantes continuaron recibiendo atención normal. Se evaluó a todas las mujeres al comienzo y al final del periodo de 12 semanas para medir su capacidad cardiovascular, definida como la cantidad de oxígeno que usaban sus cuerpos mientras hacían ejercicio aeróbico (VO2max).
Las mujeres que participaron en el programa de ejercicios experimentaron un aumento promedio en su VO2max del 12,3 por ciento, en comparación con solo el 2,7 por ciento de mejora promedio en el grupo de control. Esto sugiere que las mujeres que hacen ejercicio son cada vez mejores transportando oxígeno alrededor de sus cuerpos, con sus corazones bombeando sangre y sus músculos usando oxígeno de manera más eficiente.
El profesor Oliveira también analizó una segunda medida cardiovascular llamada potencia VO2max, que es la tasa máxima de potencia del paciente durante el ejercicio. Usando esta medida, descubrió que las mujeres que habían estado haciendo ejercicio regularmente mejoraron en un 37,2 por ciento, en comparación con el 3,9 por ciento en el grupo de control, lo que sugiere que las mujeres que participaron en el programa también se adaptaban bien al ejercicio de resistencia.
REDUCCIÓN DE LA FATIGA Y EL DOLOR
El dolor, la fatiga y la calidad de vida se evaluaron mediante un cuestionario, que permitió a los investigadores traducir estos factores en un sistema de puntos para permitir las comparaciones. Las mujeres que realizaban ejercicio informaron de una reducción promedio del dolor de 21,4 puntos, en comparación con una disminución media de 2,6 puntos para las mujeres que no seguían el programa de ejercicios.
Para la fatiga, hubo una reducción de 14,4 puntos en las mujeres que hacían ejercicio en comparación con 2,2 puntos en las mujeres en el grupo de control. Para el bienestar emocional, hubo una mejora de 16,6 puntos en comparación con 11 puntos, y para la capacidad de las mujeres para llevar a cabo las tareas diarias normales, hubo una mejora de 14,9 puntos frente a un deterioro de 0,1 puntos.
Todas las mujeres que participaron en el programa de ejercicio permanecieron en el plan durante las 12 semanas completas, lo que sugiere que toleraron bien el ejercicio aeróbico y el de resistencia. "Si bien los beneficios del ejercicio en general están bien establecidos, sabemos muy poco acerca de sus efectos en pacientes con cáncer de mama avanzado. Son mujeres que pueden estar sufriendo de dolor y fatiga intensos que dificultan la vida, por lo que también les puede resultar difícil comenzar un programa de ejercicios sin ayuda y apoyo", señala Oliveira.
Y añade: "En este estudio, hemos demostrado que estas mujeres pueden participar en un programa de ejercicios bien planificado y que existen beneficios medibles para su salud y bienestar. Es un pequeño grupo de pacientes, pero los resultados sugieren que es algo que vale la pena explorar para un grupo mucho más grande de mujeres. Desafortunadamente, hay una falta de conciencia entre los profesionales de la salud acerca de los efectos terapéuticos del ejercicio y eso necesita cambiar. También necesitamos más científicos deportivos que estudien, trabajen e investiguen en esta área".
El profesor Oliveira planea continuar estudiando los efectos del ejercicio en pacientes con cáncer de mama avanzado para descubrir qué grupos presentan más probabilidades de beneficiarse y si algunos tipos de ejercicio tienen mayor impacto que otros. "Los efectos del ejercicio en el cáncer de mama temprano se han estudiado bien, pero muy poca investigación en todo el mundo se ha centrado en su papel en pacientes con cáncer de mama avanzado", recuerda la profesora Fatima Cardoso, directora de la Unidad de Mama del Centro de Cáncer Champalimaud en Lisboa, Portugal.
Y continúa: "Esta investigación muestra que participar en un programa de ejercicio moderado durante 12 semanas tuvo un buen impacto en la calidad de vida general y, sobre todo, en el control del dolor y la fatiga, que es un problema común y unos síntomas del cáncer difíciles de controlar. Los hallazgos son una excelente noticia para las pacientes con cáncer de mama avanzado. El hecho de que sea fácil de implementar hace que estos hallazgos cambien potencialmente la práctica cuando se confirman en un mayor número de pacientes ".