SANTA CRUZ DE TENERIFE 15 Nov. (EUROPA PRESS) -
La Comandancia de la Guardia Civil de Santa Cruz de Tenerife ha acogido esta mañana una conferencia motivacional que han impartido las cinco mujeres que van a participar en el Reto Pelayo Vida Trasatlántica 2016, una expedición en la que cruzarán el Atlántico en un velero tras haber superado un cáncer.
Yolanda, Patricia, Carmen, Susana y Marian, de entre 38 y 57 años, de diferentes profesiones y dos de ellas guardias civiles, han querido transmitir un mensaje de esperanza sobre la lucha del cáncer de mama después de haber sufrido y superado esa terrible enfermedad, y demostrar que la vida "siempre da una segunda oportunidad".
Ahora, con el apoyo de diversas instituciones y dentro del Reto Pelayo Vida 2016, quieren demostrar que todo es posible y por ello se embarcan en esta aventura, donde ninguna de ellas previamente ha tenido conocimientos náuticos y simplemente supervisadas por dos regatistas.
En la presentación de la conferencia, el delegado del Gobierno en Canarias, Enrique Hernández Bento, destacó que estas cinco mujeres han sido capaces de superar un "gran reto" y ahora se preparan para otro: "Trasladar a la sociedad y a las administraciones la importancia que tiene la investigación de esta enfermedad, la segunda causa de muerte en nuestro país".
Marian Santiago tiene 46 años y es sargento de la Guardia Civil de Tráfico. Se considera una mujer deportista, que come muy sano, por lo que veía imposible que pudiera sufrir cáncer. Sin embargo, hace un año le llegó el golpe de su vida: tenía cáncer de mama. Es entonces cuando "hay que olvidarse del trabajo y preocuparse de una misma".
Recuerda que durante el tratamiento ir a tomar un café o a hacer la compra era todo un reto, pero quiere dejar claro que las mujeres son "muy fuertes" y que pueden ser capaces de superar esta terrible enfermedad. Y además les da un consejo: "Hay que tener muchas ganas de vivir".
Ésta es la principal razón por la que decidió participar en el Reto Pelayo Vida Trasatlántica 2016, para que otras chicas la vean y se den cuenta de que, aunque tengan un cáncer, "pueden con todo". "Eso es lo que queremos demostrar, que después de un cáncer hay vida y que nos enseña a disfrutar de los pequeños momentos".
Susana Laguarda, de 42 años, también es guardia civil y se le diagnosticó un cáncer de mama hace cuatro años. Ella misma se notó un bulto en el pecho durante una auto exploración, pero lo dejó pasar y cuando finalmente decidió ir al oncólogo ya tenía metástasis en la axila. Tras conocer la noticia de su ginecóloga, ésta la condujo a la sala de espera de su consulta para preguntar a las allí presentes cuántas habían tenido cáncer de mama. Más de la mitad levantaron la mano.
Susana nunca pensó que fuera a morir, y más aún tras haber visto que las mujeres que alzaron la mano estaban "estupendas"; por eso se puso "a luchar" desde ese momento para superar una enfermedad en la que su familia fue muy importante, pero sobre todo sus compañeros, incluso aquellos con los que no tenía relación: "Gracias a su apoyo dejé de tener miedo".
Para vencer a la enfermedad también recomienda "abrir la mochila y sacar las cosas que no hacen falta y priorizar las que te llenan y dan vida", una de las razones por las que aceptó formar parte de esta expedición de catorce días a través del Océano Atlántico.
"Eso hace que otras mujeres nos miren como un referente y que tras superar la enfermedad seremos capaces de superar un reto como éste. Eso es la esencia del Reto Pelayo: dar esperanza a estas personas y a sus familias", explica Susana.
Patricia Alonso, de 38 años, sufrió cáncer de mama cuando se encontraba en un momento "fantástico" de su vida. A sus entonces 35 años, contaba con pareja estable, un buen trabajo y dos niñas pequeñas, y al igual que Susana se detectó un bulto en el pecho pero lo dejó pasar hasta que decidió ir al médico.
Recuerda que ese mes fue el peor de la enfermedad "porque te pasas esperando pruebas, resultados, no sabes si es un cáncer de los que se cura o si se te caerá el pelo". Finalmente tuvo que pasar por el quirófano y fue ahí cuando "empezó el principio de lo bueno".
Reconoce que gracias a sus dos hijas afrontó la enfermedad "con alegría" y pudo vivirla "como algo normal", pues los niños, a diferencia de los adultos, "no tienen la sensación de pánico" y eso la ayudó a vivirlo "de la mejor manera".
Patricia es bióloga marina, por lo que no se pensó dos veces participar en el Reto Pelayo, una experiencia que demuestra que "la vida siempre da una segunda oportunidad y que después de una enfermedad como el cáncer siempre hay esperanza".
Yolanda Preciados tiene 50 años y es empresaria del sector inmobiliario. A diferencia de sus compañeras, no tuvo que sufrir la quimioterapia porque sufrió un cáncer de útero. En su caso, fue el optimismo y el humor lo que la ayudó a superar el día a día de una enfermedad en la que "todas salimos adelante y nos hace más fuertes".
Admite que formar parte del Reto Pelayo está siendo una experiencia dura pero divertida, y reconoce que "tener el bicho" ha valido la pena sólo por todo lo que está viviendo junto a sus cuatro compañeras.
Carmen Peláez, médico de familia, tiene 57 años y es la más veterana del grupo. Sufrió cáncer de mama hace dos veranos y fue su propio marido, también médico, quien se lo diagnosticó. Carmen se enteró del Reto Pelayo estando en tratamiento y, para ella, cruzar el Atlántico es como "una metáfora": "Enfrentarse a un viaje que es tan duro como la enfermedad, pues nunca sabes qué va a ocurrir cada día".
SONREÍR Y SER POSITIVOS
Carmen reconoce que durante la enfermedad lo más importante es tener el apoyo de las personas que están a tu alrededor, algo en lo que coinciden sus compañeras. Para Susana, lo que tienen que hacer es "sonreír y ser positivos" porque eso es lo que va a ayudar, y admite que "derrumbarse" es lo peor para el enfermo: "Los que están al lado muchas veces lo pasan peor porque es muy duro, pero en ese momento hay que ser un equipo para luchar contra la enfermedad".
También ven importante la comunicación y pedir ayuda a alguien y que te la dé. Asimismo, inciden en que están las personas que no saben afrontarlo o que, al contrario, te hacen más fuerte: "Todo se tiene que reorganizar, la vida en pareja, en familia, pero sobre todo hay que hablar porque eso hace que salgamos reforzadas y que se creen nuevos vínculos muy bonitos", aseguran.
Otro consejo que lanzan estas cinco mujeres es pedir a familiares y amigos que vean el cáncer como si fuera un constipado y que no sientan pena, sólo demostrar que están ahí, pues eso "ayuda al 100%". También hay quien se inclina por dejarse querer, pero sin llorar, pues eso evita derrumbarse. Pero lo más importante, hay que aprender a diferenciar lo que es un verdadero problema: "Es difícil, pero hay que hacerlo", afirman.