MADRID, 4 Sep. (EUROPA PRESS) -
El cáncer de cérvix es la 4º neoplasia más frecuente en mujeres a nivel mundial, bajando al puesto número 11 en España, según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). Concretamente, el cérvix o cuello uterino es la parte fibromuscular inferior del útero, que mide unos 3-4 cm de longitud, aunque varía según la edad, número de partos y momento del ciclo menstrual.
"El cáncer de cérvix se inicia cuando las células sanas de su superficie comienzan a dividirse de manera descontrolada. Estos cambios condicionan anomalías, no necesariamente cancerosas. Estos son los primeros pasos que pueden dar lugar a la formación de un cáncer", explica la sociedad científica.
En concreto, en una entrevista con Infosalus, Gabriela Torres Pérez-Solero, secretaria científica de SEOM y oncóloga médica del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid apunta que la prevalencia de cáncer en España a 31 de diciembre de 2020 ha sido estimada recientemente por la Red Española de Registros de Cáncer en una tasa de prevalencia total de 164,6 por 100.000 mujeres. "Se estimó también el número de casos prevalentes a uno, tres y cinco años del diagnóstico fueron de 1805, 5011, y 7605 respectivamente", apunta la ginecóloga.
¿CUÁL ES SU CAUSA PRINCIPAL?
Teniendo en cuenta que este sábado se celebra el Día Mundial de la Salud Sexual, es importante recordar que la infección crónica del VPH es la causa fundamental en más del 99% de los casos de cáncer de cérvix: "Se consideran factores de riesgo todos aquellos relacionados con la adquisición de la infección. Hay otros cánceres relacionados con la infección crónica por VPH como el cáncer de vulva (46%), vagina (70%), anal (88%), pene (50%) y orofaringe (26-50% dependiendo de la región geográfica)".
Es más, llama la atención sobre el hecho de que el VPH es la infección de transmisión sexual más común y la mayoría de la población sexualmente activa entra en contacto con el virus a lo largo de su vida.
Eso sí, no hay que olvidar, según puntualiza, que la infección es asintomática, así que muchos de los infectados lo desconocen y por lo tanto lo pueden transmitir: "Hasta un 90% de las infecciones por VPH se eliminan sin tratamiento durante los primeros dos años y sólo aquellas que se cronifican pueden dar lugar a lesiones precancerosas que progresen a cáncer invasivo".
Concretamente, en la actualidad están descritas más de 130 variedades de VPH de los cuales al menos 14 se consideran como de alto riesgo para el desarrollo de cáncer, según añade la SEOM. "Los subtipos 16 y 18 causan aproximadamente el 70% de todos los cánceres", precisa, al tiempo que subraya que en una mujer con un sistema inmunocompetente el desarrollo del cáncer de cérvix puede llevar de 15 a 20 años; sin embargo, advierte de que en aquellas mujeres inmunosuprimidas el tiempo de desarrollo de la enfermedad será significativamente menor, entre 5 y 10 años.
LA IMPORTANCIA DEL CRIBADO
En este sentido, desde la SEOM destacan que en la actualidad el cribado de cáncer de cérvix es una estrategia de prevención "efectiva y eficiente" para prevenir el desarrollo del tumor: "Desde sus inicios en 1940, la citología mediante técnica de Papanicolaou, en combinación con el tratamiento en las primeras fases de la enfermedad, ha disminuido hasta un 70% el porcentaje de muertes en los países desarrollados".
La citología mediante técnica de Papanicolaou tiene una baja sensibilidad para el diagnóstico de lesiones de alto grado pero compensa con una alta especificidad. La combinación de la detección molecular del virus del papiloma humano (VPH) y la citología alcanza una sensibilidad para detectar estas lesiones de hasta el 96%. En un escenario de vacunación como el que se está implantando, el cribado cubre a aquellas mujeres que no se vacunasen por diferentes motivos y también a aquellas con lesiones cervicales ocasionadas por un subtipo de VPH no incluido en las vacunas.
Según apunta la experta del Gregorio Marañón en este sentido, la citología cervical permite identificar y tratar precozmente aquellas lesiones preinvasoras de cáncer de cérvix. "Cuando se realiza con frecuencia dentro de un programa de cribado ha demostrado reducir hasta en un 70% la morbimortalidad del mismo. Por tanto,sí podemos decir que la citología es una arma muy eficaz en la prevención del cáncer de cérvix", agrega.
¿CADA CUÁNTO DEBERÍAN REALIZARSE LAS CITOLOGÍAS?
Aquí, la doctora Torres recuerda que con la legislación vigente debe realizarse un cribado poblacional de cáncer de cérvix:
a) Población objetivo: mujeres con edades comprendidas entre 25 y 65 años
b) Prueba primaria de cribado e intervalo entre exploraciones:
i. Mujeres con edades comprendidas entre 25 y 34 años: citología cada tres años.
ii. Mujeres con edades comprendidas entre 35 y 65 años: determinación del virus del papiloma humano de alto riesgo (VPH-AR):
iii. Si VPH-AR es negativo, repetir prueba VPH-AR a los cinco años.
iv. Si VPH-AR es positivo, triaje con citología. Si la citología es negativa, repetir VPHAR al año
Por otro lado, la experta resalta que la vacunación frente al VPH, al evitar la infección persistente y el desarrollo de lesiones preneoplásicas, se considera "la mejor estrategia de prevención primaria del cáncer de cérvix".
"En el año 2007 y dentro del marco de las estrategias de prevención del cáncer de cérvix el calendario de vacunación del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS) recomienda por primera vez incluir la vacunación sistemática de las niñas con la vacuna frente al virus del papiloma humano (VPH) en una única cohorte, a elegir entre los 11 y 14 años de edad. Posteriormente, se modifica el intervalo recomendado de vacunación y desde 2015 se recomienda que la vacunación frente al VPH se realice a los 12 años, antes del inicio de las relaciones sexuales", señala.
En concreto, cita que en el calendario de vacunación actualizado para 2021 se mantiene la recomendación de vacunación sólo para las niñas a los 12 años, aunque se recomienda la vacunación entre los 12 y los 18 años para mujeres no vacunadas o vacunadas parcialmente con anterioridad.
A su vez, la doctora Torres recalca que la Asociación Española de Pediatría aconseja, sin embargo, la vacunación sistemática frente al VPH, preferentemente a los 12 años, independientemente del género: "La relación causal entre el virus del papiloma humano (VPH) no solo está demostrada en el cáncer de cérvix, sino en otros cánceres que afectan a ambos sexos, como el anal y el de cabeza y cuello, y la vacunación del varón está ya incluida en el calendario de 35 países".
Asimismo, recuerda que la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) ve conveniente ofrecer la vacunación para el VPH a todas las mujeres que no hayan sido previamente vacunadas hasta los 55 años, que es la edad límite en la que las vacunas han demostrado eficacia y seguridad.
Sobre si existe otras herramientas para prevenir el cáncer de cérvix aparte de las citologías y de la vacuna de VPH, la secretaria científica de SEOM apunta a la monogamia o al uso de preservativos. A su juicio, también es importante destacar que el uso de preservativos reduce el riesgo entre un 60-70%, pero no protege a las zonas genitales no cubiertas y dependiendo del tipo de relación sexual, aquellas zonas que estén potencialmente infectadas. "El tabaquismo es otro factor de riesgo aceptado de cáncer de cérvix por lo que no fumar o abandonar el hábito tabáquico podría ayudar a prevenir el cáncer de cérvix", advierte.
En última instancia, la oncóloga médica del Hospital General Universitario Gregorio Marañón ve conveniente reseñar que en España los programas de cribado de cáncer de cuello de útero son "mayoritariamente oportunistas", es decir, se ofrece la prueba de cribado a las personas que consultan a los servicios sanitarios, por lo que actualmente presentan "déficits en la equidad y en la eficacia".
"Aunque los cribados oportunistas también pueden lograr una reducción del cáncer de cuello de útero, implantar programas de cribado poblacionales con invitación individual a cada persona de la población objetivo y dentro del marco de un programa organizado debería ser una prioridad para el Sistema Nacional de Salud", concluye la experta de SEOM.