MADRID, 4 Ene. (EUROPA PRESS) -
La lactancia materna aporta numerosos beneficios y nutrientes a los bebés en sus primeros meses de vida y en su posterior crecimiento, según la Organización Mundial de la Salud (OMS); sin embargo, son comunes las dudas en cuánto al tiempo durante el que se debe prolongar dar el pecho al bebé.
Aunque los componentes de la leche materna se adaptan a las necesidades y etapas de desarrollo y crecimiento de cada niño, a partir de los seis meses el bebé necesitará ingerir alimentos sólidos para obtener las proteínas y nutrientes como el hierro o las vitaminas B y D, que no puede conseguir a través de la leche materna o de sus propias reservas, según la OMS. No obstante, seguirá recibiendo el 93 por ciento de sus calorías a través de la leche materna, informan desde Medela.
A pesar de que las tomas se irán reduciendo gradualmente con la progresiva ingesta de alimentos sólidos y el aumento de la edad del bebé, entre los 9 y los 12 meses de edad el lactante puede seguir tomando unos 500 mililitros diarios, una cantidad que proporciona, aproximadamente, la mitad de su ingesta calórica diaria. A los 18 meses, la leche seguirá suponiendo el 29 por ciento de las calorías y nutrientes necesarios, en datos de la OMS.
BENEFICIOS PARA LOS BEBÉS
Entre los beneficios de prolongar la lactancia están la protección frente a cánceres infantiles, tales como la leucemia linfocítica aguda y el linfoma de Hodgkin, infecciones y otras enfermedades. Además, a largo plazo se reducen las probabilidades de desarrollar diabetes de tipo 1 y 2, obesidad, problemas oculares y dentales, favoreciendo que tenga una dentadura más recta, según Medela.
Entre sus numerosos componentes, la leche materna contiene moléculas que estimulan el desarrollo y refuerzo del sistema inmunitario del bebé; una toma le ayudará en distintos aspectos, como en la aparición de sus primeros dientes y en los golpes y los rasguños que pueda sufrir, explican desde la entidad.
No obstante, a medida que el bebé crezca y empiece a interactuar con otros niños y a experimentar nuevas cosas, la lactancia materna será especialmente beneficiosa porque contribuye a que sufra menos diarreas y náuseas, gastroenteritis, gripes y resfriados, candidiasis e infecciones en los oídos, la garganta y los pulmones.
A corto plazo, tomar el pecho tendrá un efecto relajante y tranquilizante, pues la leche materna actúa como calmante natural si el bebé está enfermo, alterado o cansado, por lo que este efecto no debe subestimarse. De hecho, existen estudios que demuestran que la lactancia materna reduce el llanto y aporta alivio frente a las vacunas.
A largo plazo, la lactancia materna se asocia a un menor número de problemas de comportamiento en los niños en edad escolar y también a una mejora en la salud mental de los niños y adolescentes. Además, tiene un impacto positivo en el cociente intelectual.
BENEFICIOS PARA LAS MADRES
Sin embargo, la lactancia después de los seis meses también aporta numerosos beneficios a las madres. Reduce el riesgo de desarrollar enfermedades en el futuro, entre ellas cardiopatías, accidentes cerebrovasculares, diabetes de tipo 2 o cáncer de ovarios, de útero y de mama.
En este sentido, cabe señalar que el riesgo de padecer cáncer de mama se reduce un 4,3 por ciento por cada año que la madre produce leche, según Medela. Aunque todavía se desconoce la razón exacta, ello puede deberse a que la producción de leche reduce la frecuencia de ovulación o también debido a que el proceso de lactancia modifica y restaura las células mamarias, contribuyendo a que regresen al estado natural.
Por otra parte, dar el pecho también contribuye a que se reduzca en más de un tercio el riesgo de padecer cáncer de ovario. Además, la lactancia reduce en un 32 por ciento el riesgo de que el bebé desarrolle esta enfermedad en fases posteriores de su vida.
De la misma forma, reduce el estrés y tiene efecto antidepresivo gracias a la oxitocina, también conocida como la 'hormona del amor' o la 'hormona de las caricias', que se libera cada vez que el bebé succiona el pezón durante una toma.
En este sentido, mientras el bebé siga tomando el pecho, las madres se sentirán más calmadas y presentarán unos niveles más bajos de cortisol, la 'hormona del estrés'. La lactancia también influye en que las madres presenten una presión arterial más baja y en que aumente su umbral de dolor.
Facilita la vuelta a la rutina y ayuda a mantener el vínculo creado entre la madre y el bebé. Finalmente, el impacto de una buena nutrición en los primeros meses de vida del bebé no solo puede tener efectos en su salud, también pueden trascender a futuras generaciones, concluyen desde la entidad.