MADRID, 13 Sep. (EUROPA PRESS) -
Con motivo del 'IV Curso SER de Edad Fértil en EAS y patología inflamatoria crónica', que se ha celebrado los días 10 y 11 de septiembre y ha contado con la colaboración de UCB, desde la Sociedad Española de Reumatología (SER) han desarrollado un decálogo de consejos para mujeres embarazadas con enfermedades reumáticas, entre los que destaca la importancia de planificar el embarazo.
"Las mujeres con enfermedades reumáticas pueden tener hijos como cualquier mujer sana, aunque es necesario planificar el embarazo con el reumatólogo y contar con un equipo multidisciplinar que sepa abordar de forma adecuada las posibles complicaciones que puedan presentarse", afirman desde la SER.
Así, la adecuada planificación del embarazo en la mujer con enfermedad reumática es imprescindible para conseguir un embarazo exitoso. Desde el momento de su diagnóstico, las mujeres en edad fértil deben recibir información sobre el manejo de su enfermedad en esta etapa y recibir adecuado consejo sobre anticonceptivos para aquellas que no desean el embarazo.
También es importante tener controlada la enfermedad al menos de 3 a 6 meses antes de quedarse embarazada, incluso 12 meses en pacientes que han sufrido brotes graves de algunas enfermedades como, por ejemplo, el lupus.
Por otro lado, afirman que no hay que temer a la medicación. Durante la planificación y el embarazo se aconsejará interrumpir aquellos tratamientos menos seguros como, por ejemplo, metrotexato, leflunomida, micofenolato de mofetilo, o algunos biológicos. Otros tratamientos ya han demostrado ser compatibles con el embarazo y el médico indicará cuál es el tratamiento adecuado y la posibilidad de poder utilizar el fármaco a lo largo del embarazo, con el fin de controlar la enfermedad y evitar un cambio de tratamiento durante la gestación.
Así las cosas, es muy importante el seguimiento del embarazo. Cuando una mujer con una enfermedad reumática y especialmente en enfermedades autoinmunes sistémicas como el lupus, el síndrome de Sjgren o la esclerodermia, se queda embarazada, se debe remitir a una Unidad de Embarazo de Alto Riesgo, o en su defecto, mantener un contacto estrecho entre reumatólogos y obstetras, para un control riguroso del embarazo.
Durante el parto, desde la SER recuerdan que la vía del parto preferida en todas las mujeres, salvo que esté contraindicado por motivo obstétrico, es la vaginal, y en las mujeres con enfermedades reumáticas también lo es. Lo ideal es que el parto se inicie de forma espontánea, aunque dependiendo de si han aparecido complicaciones maternas o fetales a lo largo de la gestación se puede plantear la inducción según criterio del obstetra.
En cuanto a la anestesia epidural, los reumatólogos aclaran que normalmente no hay ningún motivo por el que una mujer con enfermedad reumática no pueda recibir este tipo de anestesia, siempre según el criterio del anestesista, teniendo en cuenta su enfermedad y medicación que utiliza.
Ya durante el puerperio, es importante extremar la vigilancia, dado que son frecuentes los brotes de la enfermedad. Esto, además, es un punto que preocupa mucho a las mujeres ya que puede afectar a su capacidad para cuidar a su recién nacido. Por eso, es importante continuar con los tratamientos indicados.
Por otro lado, la SER indica que "no hay que renunciar a la lactancia". El objetivo es poder conseguir una lactancia natural si así lo desea la mujer mientras la enfermedad se encuentra controlada con tratamientos compatibles.
Otro consejo para las madres con enfermedad reumática es la búsqueda de apoyo. Con la adecuada preparación y supervisión lo más habitual es que el embarazo sea posible, aconsejan hablar con el médico para recibir apoyo durante todo el proceso y, en caso necesario, facilitar el acceso inmediato si sucediese un brote de la enfermedad reumática.
Por último, también es importante la presencia de un equipo multidisciplinar. Esta etapa precisa una estrecha colaboración de los diferentes equipos asistenciales entre los que se incluyen reumatólogos, médicos de atención primaria, matronas, obstetras y en algunos casos, farmacéuticos de hospital. Una buena comunicación entre profesionales y pacientes puede reducir de manera notable los riesgos e incrementar las posibilidades de éxito.