MADRID, 30 Oct. (EDIZIONES) -
La lactancia materna está cada vez más asentada en nuestra sociedad actual y es que sus beneficios se han más que comprobado durante esta pandemia de COVID-19 al binomio madre-hijo.
Desde la Academia Americana de Pediatría resaltan que la leche materna ayuda a construir y fortalecer el sistema inmunitario del bebé ya que contiene anticuerpos para combatir las infecciones, hoy en día tan importante frente a la COVID-19. "La lactancia materna es buena para los bebés. Los protege de muchas infecciones. Si bien no está claro si la leche materna protege a los bebés del COVID-19, los bebés que se amamantan, por lo general, tienen menos probabilidades de sufrir síntomas respiratorios graves cuando se enferman", mantiene.
Es más, subraya que hasta la fecha no hay evidencias de que la infección viva del SARS-CoV-2 se transmita de la madre al bebé a través de la leche materna. "Se ha demostrado que es seguro amamantar cuando una madre tiene otras enfermedades virales, como gripe", añade la entidad científica.
Así, es conveniente todo lo que se pueda amamantar durante esta pandemia. La OMS la recomienda de forma exclusiva hasta los 6 meses de edad y considera que lo idóneo sería prolongarla hasta los 2 años de edad del menor, siempre y cuando madre e hijo así lo decidan.
No obstante, muchas veces la lactancia materna no es fácil y pueden presentarse obstáculos, a veces muy importantes, como las mastitis. En este sentido, y en una entrevista con Infosalus, la doctora Carmen Martín Blanco, ginecóloga y obstetra del Hospital Nuestra Señora del Rosario (Madrid), también miembro de la SEGO, subraya que se trata de una complicación característica de la lactancia materna, ya que la mayor parte de estos episodios tienen lugar durante el amamantamiento.
"Es una inflamación de la glándula mamaria acompañada o no de infección. En estos casos, están producidas por una retención o acúmulo de leche y/o por la infección de la glándula por bacterias que penetran desde la piel y la boca del bebé a través de los conductos galactóforos que llevan la leche, o por grietas presentes en la areola o en el pezón. La leche estancada en la glándula sirve de caldo de cultivo para las bacterias y favorece su infección", relata.
Eso sí, la también socia de la Academia Americana de Ginecología Laparoscópica (AAGL, por sus siglas en inglés) y de la Sociedad Europea de Ginecología Oncológica (ESGO, por sus siglas en inglés) recalca que, aunque la mayor parte de los casos se presentan en mujeres que están amamantando, también podemos encontrar mastitis no puerperales, así como en hombres.
"Las mastitis puerperales o de lactancia son bastante frecuentes y se presentan en un 2-10% de forma aguda, siendo más frecuente su aparición durante las primeras etapas de la lactancia, durante las primeras semanas del postparto. No obstante, se estima que hasta un 33% de las madres lactantes presentaran síntomas de mastitis subaguda", apunta la especialista del Hospital Nuestra Señora del Rosario.
¿SE PUEDEN PREVENIR?
De cara a su prevención, la doctora Martín Blanco ve importante que las madres tengan una buena guía de lactancia materna, así como la detección precoz de signos de mastitis, así como de los factores de riesgo. "De esta manera, existen diversas medidas que pueden ayudar a prevenir la aparición de mastitis: Se recomienda un contacto precoz e ininterrumpido piel con piel tras el parto, e iniciar la lactancia materna en la primera hora, cuando el bebé está más despierto y alerta", subraya.
Al mismo tiempo, la experta incide en que la lactancia se recomienda a demanda, sobre todo al inicio, y se debe asegurar un buen agarre y vaciado de las mamas durante cada toma para evitar la aparición de grietas y la retención de leche en las mamas.
"Se debe mantener una buena higiene mamaria, siempre evitando el lavado sistemático excesivo antes y después de las tomas, ya que esto puede favorecer las grietas y eliminar la protección sebácea fisiológica de las glándulas de la areola. Es aconsejable secar los pezones al aire y cambiar frecuentemente los protectores areolares para evitar la humedad en la región del pezón", añade la ginecóloga y obstetra.
A su vez, ve importante el cese de consumo tabáquico si la mujer es fumadora y si no lo había suspendido previamente durante el embarazo.
Por último, sugiere que el consumo de probióticos de manera preventiva durante el final del embarazo y la lactancia pueden prevenir la aparición de mastitis. "Son microorganismos vivos que, administrados de forma adecuada, producen beneficios para el huésped. Estos microorganismos forman parte de nuestra microbiota y se encuentran en la leche materna de forma normal. Su administración ayuda a evitar la colonización de la leche por microorganismos que causan la mastitis, así como a reducir los mecanismos que causan la inflamación", agrega la doctora Carmen Martín Blanco.
En caso de padecer una mastitis, dice que los síntomas o signos característicos son dolor mamario con aumento de sensibilidad en las mamas o sensación de calor al tacto, hinchazón del pecho, así como en ocasiones engrosamiento de la piel o aparición de bulto, enrojecimiento de la piel, malestar general y fiebre.
"En ocasiones, la madre puede tener miedo a poner al bebé a amamantar del seno afectado. Sin embargo, es importante que vacíen bien esa mama y no se recomienda una suspensión brusca de la lactancia, dado que puede favorecer una retención de leche y empeoramiento del cuadro. Si se desea retirar o cesar la lactancia, las mujeres deben siempre consultar a su médico y/o matrona para que le indique cómo debe realizarse", añade.
¿CÓMO SE TRATA LA MASTITIS?
En estadios muy precoces, la especialista del Hospital Nuestra Señora del Rosario mantiene que el tratamiento puede ser inicialmente sintomático con antiinflamatorios para el dolor, así como aplicar calor local brevemente antes de las tomas, y compresas frías tras las mismas para reducir edema y favorecer un buen vaciado de la mama.
"En los casos de mastitis agudas, el tratamiento fundamental es con antibióticos. Los probióticos también son efectivos en el tratamiento y prevención de recidivas en pacientes con mastitis", añade, al tiempo que ve fundamental realizar un correcto vaciado de las mamas con en cada toma para evitar el estancamiento de leche. "No está recomendada la suspensión de la lactancia materna a no ser que la madre lo desee", según insiste.
En ocasiones, Martín Blanco sostiene también que una mastitis se puede complicar con la formación de un absceso, si se produce una acumulación de pus en la mama. "En general, en estos casos es necesario un drenaje quirúrgico. Es por ello que es fundamental que las pacientes consulten a su médico o matrona de manera precoz ante la aparición de estos síntomas", sentencia.
En última instancia, la miembro de la SEGO subraya que la principal causa de recurrencia de una mastitis es un tratamiento inadecuado, aunque reconoce que también pueden existir errores en la técnica de lactancia o patologías de base en la madre que predispongan a la aparición de las mastitis.
Los principales factores de riesgo que predisponen a la aparición de mastitis son, según detalla: Episodios previos de mastitis, la malnutrición, estrés o fatiga, el tabaquismo, y técnicas de lactancia inadecuada. Tiene una tasa de recurrencia del 4-8%.
"Las mastitis son cuadros dolorosos para la madre, lo que supone un estrés para la madre y para el bebé. Además, si estos cuadros recidivan o se complican pueden generar un rechazo de la madre hacia la lactancia. Todo ello hace que en muchas ocasiones la madre decida abandonar la lactancia materna. Es por ello que es fundamental que las madres tengan un apoyo emocional y sanitario para afrontar estos episodios", sentencia la experta del Hospital Nuestra Señora del Rosario de Madrid.