MADRID 13 Mar. (EUROPA PRESS) -
"La edad, la multiparidad, haber tenido una cirugía uterina previa, el tabaco, los embarazos ectópicos, o haber consumido ciertos medicamentos, como el tamoxifeno", son algunos de los factores que "predisponen a las mujeres a padecer adenomiosis", según la ginecóloga de las clínicas de reproducción asistida Ginemed Jerez y San Fernando (Cádiz), la doctora Elena Traverso.
La adenomiosis, una enfermedad crónica que puede afectar hasta al 35 por ciento de mujeres en edad fértil, se presenta en forma de reglas abundantes, acompañadas en muchos casos por dismenorrea o fuerte dolor menstrual, dolor al mantener relaciones sexuales, dolor pélvico o sangrado entre reglas.
"Las enfermedades como la adenomiosis o la endometriosis han sido tradicionalmente poco estudiadas e infradiagnosticadas, especialmente porque los síntomas tienden a considerarse como normales por las personas que los sufren", advierte la doctora Elena Traverso, quien subraya la importancia de "acudir a revisiones ginecológicas periódicas".
No obstante, además de estas afecciones, desde Ginemed sostienen que una de las grandes preocupaciones de las pacientes que padecen adenomiosis son las posibles consecuencias de la enfermedad en su fertilidad.
A pesar de que la adenomiosis no siempre afecta negativamente a la capacidad de concebir, desde Ginemed precisan que se relaciona con una disminución de las tasas de embarazo y el aumento de las de aborto, además de dificultar el transporte de los gametos y provocar fallos de implantación.
"Una vez que se diagnostica la enfermedad, es importante un asesoramiento de cara a las posibilidades de fertilidad y valoración de opciones para lograr embarazo, como la fecundación in vitro o la inseminación artificial", apunta la experta, quien añade "es recomendable empezar cuanto antes el estudio de fertilidad".
En lo que respecta a su tratamiento, desde Ginemed detallan que existen varias opciones dependiendo de cada caso, aunque, al tratarse de una enfermedad crónica, estos suelen estar enfocados a la reducción de los síntomas y la mejora del bienestar de la paciente.
Algunos de los tratamientos más habituales son el consumo de antinflamatorios no esteroideos para el control del dolor, la colocación de un DIU hormonal o el uso de anticonceptivos hormonales.
