MADRID, 15 Nov. (EUROPA PRESS) -
Las mujeres son significativamente más propensas a desarrollar un ritmo cardíaco anormal y a menudo rápido en el primer año después de ser diagnosticadas de cáncer de mama que las mujeres sin cáncer, según una investigación publicada en el 'European Heart Journal'.
El estudio también reveló que las pacientes que desarrollaron esta afección, conocida como fibrilación auricular, tras el diagnóstico de cáncer de mama tenían un riesgo tres veces mayor de morir por problemas cardíacos o vasculares en el plazo de un año.
El estudio es el primero que evalúa los problemas de salud y las muertes asociadas a la fibrilación auricular tras un diagnóstico de cáncer de mama. Analizó a 85.423 mujeres de 66 años o más a las que se les diagnosticó cáncer de mama entre 2007 y 2014.
En el periodo de un año después de su diagnóstico, el 4% de las pacientes desarrollaron fibrilación auricular. Las mujeres fueron emparejadas con el mismo número de mujeres sanas sin cáncer de mama, y solo el 2% de estas mujeres desarrollaron fibrilación auricular durante el mismo periodo.
La fibrilación auricular se desarrolló con más frecuencia en las mujeres que no fueron tratadas con cirugía o radiación como primer curso de terapia que en las mujeres que sí recibieron estos tratamientos: 23,5% frente a 10,4%, y 66,5% frente a 52,3%, respectivamente.
Aunque el mayor riesgo de fibrilación auricular se asoció a las mujeres que no se sometieron a cirugía, las cirugías más complicadas, como la mastectomía (cuando se extirpa toda la mama), se asociaron a un mayor riesgo que los procedimientos sencillos, como la tumorectomía (cuando sólo se extirpa un bulto que contiene el tumor).
Curiosamente, las mujeres que recibieron braquiterapia, en la que se colocan semillas radiactivas dentro o cerca del tumor, tenían la mitad de riesgo de desarrollar fibrilación auricular que las mujeres que recibieron radiación de haz externo.
La incidencia de la fibrilación auricular fue mayor en las mujeres que tenían la enfermedad avanzada en el momento del diagnóstico (15% para la enfermedad en estadio IV) que en las mujeres que tenían la enfermedad en estadio temprano (6%).
La tasa de fibrilación auricular fue más alta en los primeros 60 días tras el diagnóstico de cáncer de mama, con un 0,6% de mujeres que desarrollaron la afección, mientras que el 0,3% la desarrolló cada 30 días a partir de entonces durante el seguimiento de un año.
La información sobre las mujeres procedía del programa Medicare, que asegura a más del 95% de las personas mayores de 65 años en Estados Unidos. Se vinculó a la base de datos SEER, que recoge datos sobre el cáncer de aproximadamente el 35% de la población estadounidense.
El doctor Avirup Guha, profesor adjunto de medicina de la Universidad Case Western Reserve de Cleveland, en Estados Unidos, que dirigió el estudio, señala que "se ha producido un aumento significativo del número de mujeres que sobreviven al cáncer de mama, pero el aumento de los problemas cardíacos y vasculares se ha convertido en una limitación de los resultados óptimos. Mientras que la fibrilación auricular en personas sin cáncer se asocia a un mal pronóstico general, hasta ahora se sabía poco sobre los resultados de esta afección tras un diagnóstico de cáncer de mama", apunta.
"Nuestro estudio ha aportado múltiples datos --prosigue--. Sin embargo, los dos hallazgos más claros son que la fibrilación auricular tras el diagnóstico de cáncer de mama aumenta las muertes por problemas cardíacos y vasculares, y que la gravedad del cáncer es un fuerte factor de riesgo para el desarrollo de la fibrilación auricular".
Cuando los investigadores analizaron a las mujeres que ya tenían fibrilación auricular antes de ser diagnosticadas de cáncer de mama, no encontraron un riesgo significativamente mayor de morir por cualquier causa en el plazo de un año tras el diagnóstico.
Aproximadamente el 85% seguían vivas al cabo de un año, mientras que el 62% de las mujeres que desarrollaron fibrilación auricular tras el diagnóstico de cáncer de mama sobrevivieron durante un año. Tras ajustar los factores que podrían afectar a los resultados, como la edad, otras enfermedades y antecedentes médicos, la obesidad y el tipo de cáncer de mama, las mujeres que desarrollaron fibrilación auricular en los primeros 30 días tras el diagnóstico de cáncer de mama tenían el doble de probabilidades de morir por cualquier causa en el plazo de un año que las mujeres que tenían fibrilación auricular antes del diagnóstico de cáncer de mama.
El estudio no puede demostrar qué mecanismos pueden estar implicados en el mayor riesgo de desarrollar fibrilación auricular o de morir, pero la cirugía, la quimioterapia, la inflamación y los desequilibrios en los procesos normales del organismo causados por el cáncer pueden estar implicados.
Los investigadores especulan que el hecho de que un cáncer de mama más avanzado se asocie a un mayor riesgo de fibrilación auricular sugiere que el propio cáncer puede estar afectando al corazón.
"La investigación futura podría consistir en investigar las siguientes cuestiones: ¿dar medicación cardiovascular a todas las nuevas pacientes con cáncer de mama reduciría el riesgo de fibrilación auricular y muerte? ¿Debería vigilarse a estas pacientes para descartar la fibrilación auricular? ¿Podría un estudio prospectivo demostrar que los tratamientos específicos contra el cáncer y su duración en los primeros uno o dos meses tras el diagnóstico de cáncer pueden estar asociados a una mayor probabilidad de fibrilación auricular?", avanza el doctor Guha.
"Un punto importante es que las personas con fibrilación auricular existente no tenían un mayor riesgo de morir tras el diagnóstico de cáncer de mama en comparación con las que no desarrollaron fibrilación auricular. Esto puede deberse a que ya estaban bien controladas desde el punto de vista cardiovascular. Por lo tanto, es posible que la participación de la cardiooncología en el cuidado de las pacientes con cáncer de mama pueda mitigar los resultados de mortalidad observados en este estudio."
Los puntos fuertes del estudio son su tamaño y la diversidad étnica de la población. Las limitaciones son que sólo se analizó a mujeres de 66 años o más, por lo que los resultados pueden no ser aplicables a mujeres más jóvenes; el estudio se basa en reclamaciones médicas en lugar de en datos recogidos en la clínica; la prevalencia de la obesidad puede haber sido subestimada; y el estudio siguió a las pacientes durante sólo un año. Este último punto es importante porque los problemas cardiacos crónicos causados por la radioterapia sólo pueden hacerse evidentes tras un seguimiento más prolongado.