Una madre amamantando a su hijo, lactancia, cáncer de mama
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Actualizado: viernes, 3 marzo 2017 18:32


MADRID, 3 Mar. (EUROPA PRESS) -

Investigadores de la University of Southern California (Estados Unidos) han descubierto que la fructosa, un edulcorante natural presente en muchos alimentos y que se vincula a muchos problemas de salud como la obesidad o la diabetes, puede transmitirse de madres a hijos a través de la leche materna.

Así lo han observado en una prueba de concepto con 25 madres lactantes cuyos resultados publica la revista 'Nutrients', que apunta a que con cantidades diarias equivalentes a las de un grano de arroz sería suficiente para provocar un aumento del peso corporal en el bebé.

La presencia de la fructosa en la leche materna no se produce de forma natural sino que procedería de la dieta de la madre, por lo que podría considerarse como "azúcar de segunda mano", ha destacado Michael Goran, principal autor del estudio, que alerta del riesgo de exponer a los bebés a una cantidad elevada de azúcar durante su desarrollo, ya que puede dar lugar a problemas para toda la vida.

"La lactosa es la principal fuente de carbohidratos y por eso la leche materna es muy beneficiosa, pero es posible que se pierda algo de ese efecto dependiendo de la dieta de la madre, al influir en la composición de la leche", ha explicado este experto.

Goran y su equipo recopilaron los datos de la dieta de las madres para este estudio pero no pudieron determinar si las trazas de fructosa detectadas en la leche materna se asociaban con su consumo habitual de alimentos y bebidas ricos en fructosa.

Y en virtud de los datos del estudio, vieron que un bebé de apenas un mes de vida podría consumir unos 10 miligramos diarios de fructosa a través de la leche materna, lo que equivaldría a un grano de arroz, pero podría provocar cambios en la composición corporal durante el crecimiento.

De hecho, tan solo un microgramo de fructosa por mililitro de leche materna, que es 1.000 veces menor que la cantidad de lactosa presente en la leche materna, se asocia con un aumento del 5 al 10 por ciento del peso y la grasa corporal de los bebés cuando cumplieron seis meses de vida.

SEGUIMIENTO DURANTE EL PRIMER SEMESTRE DE VIDA

En el estudio analizaron a los bebés durante sus primeros seis meses de vida, periodo en el que fueron alimentados a base de leche materna y menos de 220 gramos de leche de fórmula por semana. Además, tampoco habían empezado a consumir alimentos sólidos.

Los investigadores tomaron una muestra de la leche materna de cada madre y midieron los niveles de diferentes tipos de azúcar como lactosa, glucosa y fructosa, y midieron el nivel de grasa, masa muscular y masa ósea de cada bebé.

Según vieron, el crecimiento infantil no estaba relacionado con el índice de masa corporal previo al embarazo, el nivel de grasa corporal ni con ninguno de los componentes de la leche materna, según observaron tras ajustar sus resultados en función del sexo y el peso del bebé cada mes.

El primer año de vida es un período crítico para construir redes cerebrales y cimentar las bases del sistema metabólico, y los niveles de fructosa pueden tener efectos perjudiciales sobre el metabolismo infantil, ha reconocido Tanya Alderete, coautora del estudio perteneciente a la Keck School of Medicine.

La ingestión de fructosa podría entrenar a las células encargadas del almacenamiento de grasa antes de realizar este cometido, lo que aumenta el riesgo de que el bebé acabe desarrollando sobrepeso u obesidad, según los autores.

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