MADRID 3 Mar. (EUROPA PRESS) -
Las personas que padecen insomnio tenían un 69% más de probabilidades de sufrir un infarto de miocardio en comparación con las que no sufrían este trastorno del sueño durante una media de nueve años de seguimiento, según una nueva investigación publicada en línea en la revista 'Clinical Cardiology' y presentada en la Sesión Científica Anual del Colegio Americano de Cardiología junto con el Congreso Mundial de Cardiología.
Además, al analizar la duración del sueño como medida objetiva del insomnio, los investigadores descubrieron que las personas que dormían cinco horas o menos por noche presentaban el mayor riesgo de sufrir un infarto de miocardio. Las personas con diabetes e insomnio tenían el doble de probabilidades de sufrir un infarto.
"El insomnio es el trastorno del sueño más común, pero en muchos sentidos ya no es sólo una enfermedad, sino más bien una opción de vida. Simplemente no priorizamos el sueño tanto como deberíamos --afirma Yomna E. Dean, estudiante de Medicina de la Universidad de Alejandría (Egipto) y autora del estudio--. Nuestro estudio demostró que las personas con insomnio tienen más probabilidades de sufrir un infarto, independientemente de la edad, y los infartos se producían con más frecuencia en las mujeres con insomnio".
Dean y su equipo de investigación esperan que el estudio actual ayude a llamar la atención sobre el papel que pueden desempeñar los trastornos del sueño en la salud cardiaca. El insomnio puede incluir problemas para conciliar el sueño, permanecer dormido o conseguir un sueño de buena calidad.
Aunque algunos estudios han relacionado el insomnio con enfermedades cardiovasculares y metabólicas, este análisis es el más amplio realizado hasta la fecha, destacan los investigadores.
"Según los datos que hemos reunido, el insomnio debería considerarse un factor de riesgo de infarto de miocardio, y debemos educar mejor a la población sobre lo peligrosa que puede ser la falta de sueño", indica Dean.
Para su análisis, los investigadores llevaron a cabo una revisión sistemática de la bibliografía que arrojó 1.226 estudios, de los cuales se seleccionaron nueve procedentes de Estados Unidos, Reino Unido, Noruega, Alemania, Taiwán y China. En total, se evaluaron los datos de 1.184.256 adultos (el 43% de los cuales eran mujeres).
La edad media era de 52 años y el 13% (153.881) padecía insomnio, que se definió en función de los códigos de diagnóstico de la CIE o por la presencia de alguno de estos tres síntomas: dificultad para conciliar el sueño, dificultad para permanecer dormido o despertarse pronto y no poder volver a dormirse. No se incluyó a las personas con apnea obstructiva del sueño. La mayoría de los pacientes (96%) no tenían antecedentes de infarto de miocardio. Se produjeron infartos en 2.406 de los que tenían insomnio y en 12.398 de los del grupo sin insomnio.
A partir de los datos agrupados, se observó una asociación estadísticamente significativa entre el insomnio y el infarto de miocardio tras controlar otros factores que podrían aumentar la probabilidad de sufrir un infarto, como la edad, el sexo, las comorbilidades y el tabaquismo.
Esta asociación entre el insomnio y el infarto de miocardio siguió siendo significativa en todos los subgrupos de pacientes, incluidos los de menor y mayor edad (menor de 65 años y mayor de 65), duración del seguimiento (más o menos de cinco años), sexo masculino y femenino, y comorbilidades comunes (diabetes, hipertensión o colesterol).
"No es sorprendente que las personas con insomnio que también tenían hipertensión, colesterol o diabetes tuvieran un riesgo aún mayor de sufrir un infarto que las que no lo tenían --apunta Dean--. Las personas con diabetes que también padecían insomnio tenían el doble de probabilidades de sufrir un infarto".
Además, las personas que declararon dormir cinco o menos horas por noche tenían 1,38 y 1,56 veces más probabilidades de sufrir un infarto en comparación con las que dormían seis y siete u ocho horas por noche, respectivamente.
No hubo diferencias en el riesgo de infarto entre los que dormían cinco o menos horas y los que dormían nueve o más horas por noche, según Dean, lo que corrobora los resultados de estudios anteriores que han demostrado que dormir poco o demasiado puede ser perjudicial para la salud del corazón. Descubrieron que los pacientes que dormían seis horas tenían menos riesgo de sufrir un infarto de miocardio que los que dormían nueve horas.
En un análisis separado, los investigadores trataron de determinar si los síntomas individuales del insomnio se asocian a un mayor riesgo de infarto. Los trastornos para iniciar y mantener el sueño --es decir, los problemas para conciliar el sueño o permanecer dormido-- también se relacionaron con un 13% más de probabilidades de sufrir un infarto de miocardio en comparación con las personas sin estos síntomas.
Sin embargo, el sueño no reparador y la disfunción diurna no se asociaron con el infarto, lo que sugiere que quienes sólo se quejan de no sentirse descansados al despertarse, sin falta de sueño, no corren un riesgo mayor de sufrir un infarto.
Basándose en los resultados, Dean asegura que es importante que las personas den prioridad al sueño, de modo que duerman entre siete y ocho horas de calidad cada noche.
"Practique una buena higiene del sueño: la habitación debe ser oscura, silenciosa y fresca, y guarde los dispositivos --recomienda--. Haz algo que te tranquilice para relajarte, y si has probado todas estas cosas y sigues sin poder dormir o duermes menos de cinco horas, habla con tu médico".