MADRID, 16 Ago. (EDIZIONES) -
La menopausia se asocia con vejez, cuando no es así. Además, cuando llega no suele ser bien acogida por las mujeres, cuando se trata de un proceso natural del cuerpo como cualquier otro.
Entrevistamos en Infosalus a Jen Gunter, obstetra y ginecóloga con casi tres décadas de experiencia y autora de 'Manifiesto por la menopausia. Un manual revolucionario que destierra mitos y tabúes' (Libros Cupula), quien nos recuerda que se trata de un fenómeno que tiene lugar "en torno a los 51-52 años de la mujer de promedio", y cuando no quedan más folículos u óvulos que puedan ovular en la mujer.
"Toda mujer tiene un número fijo de óvulos al nacer, por lo que en un momento de la vida de una mujer esto sucederá. Los óvulos producen estrógenos, y cuando sus niveles disminuyen, esto puede causar muchos síntomas y aumentar el riesgo de enfermedad cardíaca, de demencia, y de osteoporosis. Hay otros cambios hormonales que también contribuyen", subraya.
Así defiende que la menopausia es necesaria en la vida de la mujer y responde a la evolución: "Las mujeres han aumentado su esperanza de vida y con ello se ocupan de otros, generalmente de los hijos de sus hijos. Ya no están en edad reproductiva, ya no pueden tener hijos, pero sí siguen teniendo valor para la familia. La teoría principal se llama 'la hipótesis de la abuela', de forma que cuando hay una abuela en el hogar, sus hijas e hijos tienen más hijos".
Y, ¿por qué es un proceso tan difícil de asimilar por muchas mujeres? La doctora Gunter explica que puede ser difícil por los síntomas que genera, como los sofocos, los problemas para dormir, la sequedad vaginal, y el sangrado irregular en los años previos al último período.
"También es difícil porque en muchas sociedades a las mujeres no se les permite envejecer. Los hombres se distinguen y las mujeres son despedidas. Además, a las mujeres también se les dice que aguanten y no reciban la atención adecuada. Por eso yo escribí este libro, para ayudar con estas tres cosas", denuncia esta obstetra y ginecóloga, colaboradora del New York Times.
En este punto resalta que si la mujer tiene síntomas existen terapias para que no tener que sufrir. Por ejemplo, cita que las hormonas pueden ayudar a muchas personas, pero también existen otras buenas terapias para reducir el riesgo de osteoporosis. "Y, por último, ejercicio. El entrenamiento aeróbico y de fuerza puede ayudar a aliviar algunos síntomas y, lo que es más importante, puede reducir el riesgo de demencia, de osteoporosis, y de enfermedades cardíacas", subraya.
PRINCIPALES CAMBIOS QUE IMPLICA LA MENOPAUSIA
Con ello, la doctora Gunter apunta que los principales cambios que se producen en el cuerpo de una mujer con la llegada de la menopausia se deben a que la ovulación se vuelve errática y los niveles hormonales suben y bajan en los años previos a la menopausia. "Esto puede conducir a períodos irregulares y/o abundantes. Puede causar sofocos, sudores nocturnos, mal humor, dolor en las articulaciones, así como sequedad vaginal", detalla.
Después del último período llega la menopausia, siendo los síntomas los mismos, si bien la mujer no sangra. "A medida que pasan los años aumenta el riesgo de osteoporosis, así como el riesgo de infecciones de la vejiga, de demencia, y de enfermedades cardíacas", agrega.
A su vez, destaca el síndrome genitourinario, frecuente en un 80% de las mujeres menopáusicas, es consecuencia de que se reducen los niveles de estrógenos, y con ello el flujo de sangre a los tejidos; lo que en última instancia afecta a las bacterias saludables en la vagina.
"También hace que los tejidos se vuelvan delgados y frágiles, por lo que puede haber dolor y sangrado con la penetración vaginal. También hay una pérdida de lubricación. Los síntomas principales son dolor con las relaciones sexuales, sequedad vaginal, y cambios en el flujo vaginal. También hay cambios en la vejiga, lo que aumenta el riesgo de infecciones de la vejiga. La longitud de la vagina también se encoge un poco", remarca Gunter.
Algunos consejos para afrontar este síndrome tan habitual son emplear lubricantes de silicona de venta libre, así como humectantes vaginales, algunos con ácido hialurónico. "Pero estos no ayudan a todas las mujeres, o no son suficientes para todas. Tampoco evitarán las infecciones de la vejiga, ni evitarán que los tejidos se encojan. La terapia de estrógeno vaginal es la más efectiva aquí", recalca la ginecóloga.