MADRID, 27 Abr. (EDIZIONES) -
Cuando por ejemplo nos encontramos un bulto en el pecho o un cambio en su piel inmediatamente pensamos que se trata de cáncer de mama. Nos asustamos muchísimo cuando no tiene por qué. De hecho, lo más probable es que no sea un cáncer de mama.
Esto tiene su lado bueno, según afirma la médico especialista en Ginecología y Obstetricia Lorena Serrano, máster en Senología y Patología Mamaria, durante una entrevista con Infosalus, y significa que "las estrategias de concienciación del cáncer de mama son efectivas", al tiempo que reconoce que se lo encuentra mucho en consulta.
Indica que ese nódulo que nos palpamos raramente sea un tumor maligno, sino que suelen ser benignos, y realiza una aclaración: "Un tumor no es lo mismo que un cáncer. El tumor es una masa producida por un crecimiento anormal de las células, y será benigno si no invade tejidos vecinos y su crecimiento es limitado".
Recuerda que, por ejemplo, antes de que nos venga la regla, en la fase premenstrual, es típico notar el pecho más hinchado y sensible, cambios que sabemos que son normales y benignos: "A veces este aumento del tejido glandular puede conducir incluso a la aparición de pequeños quistes que desaparecen por sí solos a los dos o tres días del inicio de la menstruación".
Ella misma señala que durante un tiempo se asustó por la aparición de un bulto en el pecho, y que no le desaparecía a pesar del paso de los días: "Yo sabía que lo más probable es que fuera tejido glandular, un quiste o un fibroadenoma sin más. Tras una prueba de imagen se vio que era un pequeño quiste de líquido relacionado con los cambios hormonales, que acabó desapareciendo por su cuenta".
LOS FIBROADENOMAS, LOS TUMORES BENIGNOS MÁS FRECUENTES
Con ello, esta doctora remarca que los tumores benignos más frecuentes son los fibroadenomas, especialmente entre las mujeres de 15 a 30 años, y aparecen como un bulto en la mama que no disminuye tras la menstruación, y que en alguna ocasión puede generar molestias, aunque habitualmente son asintomáticos. "Hasta el 20% de los casos suelen ser múltiples y no suelen medir más de 3-4 centímetros", puntualiza. De hecho, esta ginecóloga mantiene que, por ejemplo, solo el 2-7% de los dolores de mama son cáncer.
A su juicio, lo importante es conocer las señales de alarma, aunque la mamografía en este sentido dice que nos ayuda "muchísimo", si bien apunta que los cambios que nos pueden hacer pensar algo que no es normal son: el nódulo de nueva aparición; cambios o deformidades en el pecho, como hundimiento en la piel o algunas zonas que sobresalen; la retracción del pezón; secreción por el pezón especialmente sanguinolenta o más oscura; (aunque es más raro) si la mama se pone roja como hinchada o indurada y se pone como una piel de naranja; eczema en el pezón que no mejora con los tratamientos habituales para ello.
ME SALE LÍQUIDO DEL PEZÓN
Otro problema frecuente en la mama y que muchas mujeres desconocen es la secreción por el pezón, que puede aparecer en un 85% de las mujeres, agrega esta experta en el Institut Catal de la Salut. Representa un motivo frecuente de consulta y en el 97% de veces la causa es benigna, tal y como apostilla.
"Ten por seguro que si empiezas a exprimirte el pezón como si fuera un limón acabará saliendo líquido. Es un reflejo fisiológico de nuestro organismo y la estimulación repetida del pezón puede activar la secreción de prolactina por parte de nuestro cerebro que, a su vez, producirá la salida de leche por el pezón. (...) Hay que aclarar que el líquido que sale puede ser algo normal, como es el caso de la leche materna, que se inicia en las últimas semanas de embarazo y se prolonga durante toda la lactancia", añade.
Eso sí, cuando la secreción de leche tiene lugar fuera de los periodos de lactancia materna, precisa que se le llama 'galactorrea', una patología mamaria caracterizada por una secreción acuosa amarillenta o blanquecina, y por secreción en ambos pechos, aparte de que la leche sale por varios conductos.
Dice que las situaciones que pueden producirla son diversos trastornos endocrinos, la toma de algunos fármacos como los antidepresivos o anticonceptivos, así como los tumores o diversas lesiones medulares, herpes zóster, traumatismos torácicos, entre otras razones.
EL DOLOR MAMARIO
Es frecuente entre las mujeres que duelan las mamas, especialmente en la fase premenstrual, según prosigue Serrano, y apunta que con frecuencia responde a los cambios cíclicos menstruales, lo que se conoce como 'mastodinia'. Eso sí, pide diferenciarlo del concepto de 'mastalgia', un dolor en el pecho no cíclico y no relacionado con las fluctuaciones hormonales, como una molestia o dolor punzante, más frecuente con la menopausia, y que suele localizarse en una sola mama.
Eso sí, esta ginecóloga subraya durante una entrevista con Infosalus con motivo de la publicación de su último libro 'Conócete bien, cuídate mejor' (Planeta), que hay que valorar en estos casos si ese dolor típico de la regla responde a un síndrome premenstrual florido, "no es normal que sea muy exagerado", incapacite a cada mujer.
"Lo que mejor funciona frente al dolor mamario es comer sano, hacer ejercicio, así como evitar la sal o la cafeína. También a tener en cuenta es que, depende del tipo de dolor, se debe vigilar mucho el sujetador que llevamos porque es frecuente que no tengamos uno de nuestra talla, algo que suele representar una causa de dolor mamario. Al hacer deporte aconseja llevar un top que sujete pero que no apriete. También el frío o el calor son buenos frente al dolor mamario, así como gestionar el estrés, o suplementos como el 'vitex agnus-castus', o los antiiflamatorios", subraya la doctora Serrano.
EL CASO DE LAS MASTITIS
En último lugar menciona el problema de las mastitis, una inflamación de la mama que puede, o no, ser producido por una infección, y no siempre tiene lugar durante los periodos de lactancia materna.
"Las infecciones más frecuentes en la mama son aquellas que tienen lugar durante la lactancia. De hecho, un 30% de mujeres lactantes las padecen, especialmente en los tres primeros meses tras el parto", subraya esta experta, al tiempo que recuerda que se presenta como una zona enrojecida, sensible, caliente, y muy dolorosa en el pecho, que puede estar asociada a malestar y a fiebre.