MADRID, 5 Ene. (EUROPA PRESS) -
Un análisis exhaustivo, dirigido por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, en Estados Unidos, no ha encontrado ningún beneficio en proporcionar oxígeno suplementario a las embarazadas durante la dilatación y el parto. A los bebés nacidos de mujeres que recibieron oxígeno suplementario no les fue mejor ni peor que a los nacidos de mujeres que tuvieron con experiencias de parto similares pero sin recibir oxígeno.
Los bebés que sufren deficiencias de oxígeno durante el parto corren el riesgo de sufrir daños cerebrales que pueden provocar retrasos en el desarrollo, parálisis cerebral e incluso la muerte. Para prevenir esto, la mayoría de las mujeres en trabajo de parto se someten a un control continuo de la frecuencia cardíaca del bebé y pueden recibir oxígeno suplementario si la frecuencia cardíaca es anormal, con la idea de que esta práctica común aumenta el suministro de oxígeno al bebé.
Ahora, este análisis exhaustivo publicado en la revista 'JAMA Pediatrics', que analiza 16 ensayos anteriores de la práctica, no ha encontrado ningún beneficio en el suministro de oxígeno suplementario a las madres durante el trabajo de parto y el parto.
Cada año, 1,5 millones de mujeres en Estados Unidos (dos de cada tres mujeres embarazadas) reciben oxígeno suplementario en algún momento durante el parto, según los investigadores. El Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos recomienda la práctica de décadas para tratar la frecuencia cardíaca fetal anormal, lo que puede indicar que los niveles de oxígeno del bebé son bajos y representan riesgos para la salud.
"Es una práctica tan común porque la idea es que al darle oxígeno a la madre, estamos aumentando la transferencia de oxígeno al bebé --explica la primera autora del estudio, la doctora Nandini Raghuraman, profesora adjunta de obstetricia y ginecología en la División de Medicina Materno Fetal--. Sin embargo, los resultados de este estudio sugieren que el oxígeno no es útil en estos casos y que la práctica podría ser eliminada con seguridad para muchas mujeres".
Raghuraman agrega que el oxígeno suplementario se administra principalmente como medida preventiva, una práctica que comenzó durante la década de 1960. "La monitorización fetal puede indicar un posible problema anormal, como la falta de oxígeno --explica--. Pero aproximadamente el 80% de las veces, las mujeres que dan a luz están en una categoría intermedia, en la que los casos no son completamente benignos, pero tampoco de alto riesgo. Y en casos como estos, la suplementación con oxígeno no ofrece beneficios adicionales".
Para el análisis, los investigadores examinaron 16 estudios publicados desde 1982 hasta 2020 de ensayos controlados aleatorios en humanos, incluido uno de investigadores de la Facultad de Medicina, en el que participaron más de 2.052 mujeres que dieron a luz.
"En general, los estudios produjeron resultados mixtos, algunos indicaron un beneficio y otros no indicaron ningún beneficio --precisa Raghuraman--. Esa fue la razón para hacer un metanálisis. Al combinar el número de pacientes en los estudios, podríamos obtener una respuesta más definitiva que mirar estudios individuales".
Los investigadores evaluaron los niveles de pH de la sangre de los bebés a partir de muestras tomadas poco después del nacimiento. El pH mide la acidez y la alcalinidad del cuerpo en la sangre y otros fluidos, con un valor de pH neutro igual a 7. Para los bebés, Raghuraman apunta que cualquier cosa menor a 7,1 se considera anormal e indica falta de oxígeno.
Los investigadores también compararon las tasas de admisión de cuidados intensivos neonatales y las puntuaciones del test de Apgar, una prueba bien establecida para evaluar la salud del recién nacido al minuto y cinco minutos después del nacimiento. Las puntuaciones de Apgar miden la frecuencia cardíaca, la respiración y otros signos de un bebé para determinar si el bebé necesita atención médica adicional.
"Al comparar la salud de los bebés cuyas madres recibieron oxígeno y de aquellos cuyas madres no, encontramos que las diferencias eran esencialmente cero", asegura Raghuraman.
Renunciar a la suplementación con oxígeno ayudaría a reducir una intervención innecesaria y probablemente reduciría los costos de atención médica.
En el Barnes-Jewish Hospital, donde Raghuraman ayuda a dar a luz a bebés, los hallazgos han comenzado a influir en la atención clínica. "Estamos siendo más prudentes al administrar oxígeno suplementario a las mujeres durante el trabajo de parto", reconoce.
Estudios anteriores han indicado que la suplementación con oxígeno puede ser beneficiosa para las mujeres que dan a luz por cesárea; sin embargo, Raghuraman apunta que se necesita más investigación.
"También queremos ver si exponer a la madre y al bebé a oxígeno prolongado durante el trabajo de parto puede ser perjudicial --advierte--. Fuera del trabajo de parto y el parto, muchas investigaciones muestran que la sobreoxigenación está asociada con el estrés oxidativo que puede causar el tipo de daño celular que se ha implicado en afecciones como la parálisis cerebral y la enfermedad de Alzheimer. Nuestros hallazgos contradicen el mito general de que aumentar la ingesta de oxígeno es saludable y útil para el bienestar general de una persona".