MADRID, 5 Nov. (EUROPA PRESS) -
Las pacientes con cáncer de mama avanzado deben recibir la vacuna COVID-19 lo antes posible y la segunda dosis debe administrarse en seguida, a más tardar tres o cuatro semanas después de la primera, según han advertido los expertos en la reunión virtual de la Sexta Conferencia Internacional de Consenso sobre Cáncer de Mama Avanzado (ABC 6).
El doctor Alexandru Eniu, oncólogo médico y jefe médico en el Hpital Riviera-Chablais, en Suiza, ha señalado en el encuentro que la evidencia científica disponible hasta el momento demuestra que las vacunas son seguras para los pacientes de cáncer, sin que haya diferencias significativas entre las diferentes marcas. Sin embargo, las vacunas que se basan en virus inactivados no deben usarse en pacientes de cáncer.
Además, el doctor ha señalado que la vacunación no debe demorarse tampoco en el caso de pacientes que participan en ensayos clínicos. Y tampoco el hecho de estar vacunado debe impedir que los pacientes sean incluidos en esos ensayos.
En el caso de las pacientes con tumores sólidos, como los cánceres de mama, la investigación demuestra que un 80% de ellas muestra una respuesta inmune tras la segunda dosis.
"Aunque la magnitud de la respuesta inmune inducida por la vacuna es algo más reducida en los pacientes con cáncer, sigue siendo mejor que nada y los puede proteger contra la covid-19. Las respuestas de anticuerpos deben interpretarse con cautela porque se trata solo de un indicador de la posible protección que ofrece la vacuna. Sin embargo, la evidencia científica indica que debe darse prioridad a la vacunación en todos los pacientes de cáncer y que los beneficios superan claramente a los riesgos", ha señalado Eniu, que también es vicedirector científico y presidente de la Escuela Europea de Oncología.
"Numerosos estudios hasta la fecha demuestran que la vacunación contra la covid-19 es segura para los pacientes oncológicos, y que no tiene efectos secundarios o, si los tiene, son solo leves -prosigue--. Es importante señalar que para los pacientes tratados con inmunoterapia, como es el caso de muchas pacientes con cáncer de mama avanzado, la vacuna no exagera los efectos secundarios relacionados con lo inmunitario. E incluso en los pacientes que antes han sufrido efectos secundarios relacionados con la inmunoterapia, los efectos vinculados a la vacuna son leves. Y lo mismo puede decirse de aquellos tratados con quimioterapia".
El doctor ha destacado un estudio reciente sobre la vacuna de Moderna y ha señalado que una minoría significativa de pacientes con tumores sólidos no desarrollan una adecuada respuesta de sus anticuerpos del coronavirus: el 7% de los que reciben inmunoterapia, el 16% en el caso de quimioterapia y el 11% de los que son tratados con ambas técnicas.
"Además, un tercio de los pacientes presentan una respuesta de anticuerpos adecuada tras una dosis, que es el motivo por lo que la segunda dosis resulta tan importante", ha señalado.
Al principio de la pandemia, los médicos oncólogos se enfrentaron a la incertidumbre de saber qué forma era la mejor para cuidar a sus pacientes. "Lo tuvimos que aprender a medida que pasaba el tiempo --ha señalado el doctor Eniu--. Ahora tenemos respuestas a muchas preguntas. Sin embargo, todavía no estamos seguros sobre qué nivel de anticuerpos resulta suficientemente alto para que sirva de protección efectiva contra la covid-19, ni cuánto dura esa protección".
Aun no hay suficiente evidencia científica aún sobre la eficacia de sucesivas vacunas de refuerzo, o sobre si se requieren medidas alternativas. Un estudio demuestra que en grupos pequeños de solo 20 pacientes que han recibido la tercera dosis se ha registrado un pequeño pero estadísticamente consistente aumento de los anticuerpos.
Las directrices actuales recomiendan una tercera dosis para pacientes moderada o gravemente inmunocomprometidos dentro del primer año desde la primera dosis y al menos cuatro semanas después de la segunda dosis".
El doctor Eniu ha hecho una llamada a un esfuerzo mundial para mejorar la actual situación de desigualdad entre los programas de planificación, financiación y desarrollo de vacunación.
"El acceso global ha sido desigual. Los países ricos dominan el acceso al suministro de vacunas y COVAX solo cubre el 20% de la población de los países receptores. Algunas poblaciones no tienen acceso a vacunas de ningún tipo. Hay una necesidad urgente de que se desarrollen programas y es importante que incluyan pacientes de cáncer, a sus cuidadores y a los trabajadores sanitarios", ha concluido.
En una segunda presentación, la doctora Laura Biganzoli, directora en funciones de la División de Oncología Médica y directora del Centro de la Mama en el Hospital Santo Stefano, en Italia, ha asegurado que "la pandemia de covid-19 ha creado muchos retos inesperados. Nos hemos visto haciendo frente a una emergencia sin sabe exactamente cómo actuar. Pero, al tiempo, ha mostrado oportunidades para mejorar el cuidado de los pacientes".
Ella y sus compañeros en todo el mundo implementan con rapidez medidas para intentar ofrecer el mejor cuidado posible a los pacientes, a menudo de forma remota, al tiempo que reducían el riesgo de que los pacientes vulnerables se vieran expuestos a una infección de covid-19.
Las medidas incluyen encuentros con diversos profesionales de la salud relacionados con el cuidado de los pacientes que se desarrollaron por videoconferencia, una mayor confianza en en el juicio médico propio sin depender tanto de los resultados de la imagen médica y la investigación radiológica de la respuesta tumoral al tratamiento, hicieron consultas con los pacientes a través del teléfono o por vídeo, etc.
Los médicos también valoraron con detenimiento la probabilidad de los beneficios reales de los tratamientos que se les ofrecían a los pacientes una vez habían fallado otros previos, y si los pacientes se podían aprovechar de unas "vacaciones" de sus tratamientos.
Sin embargo, la doctora Biganzoli ha señalado que aunque estas medidas permiten que el acceso a los servicios contra el cáncer resulten más accesibles a largo plazo, también acarrean un coste.
"Según mi experiencia, a los pacientes y sus familiares les costó aceptar las medidas que suponían introducir una distancia física entre ellos y los médicos. Y esto ocurría sobre todo con los pacientes más frágiles y de mayor edad --resalta--. La empatía y, a veces, el contacto físico son componentes esenciales en el cuidado de las pacientes con cáncer de mama metastásico. La covid nos quitó todo eso y no es fácil transmitirlo de manera virtual. Por eso hemos reforzado nuestra determinación de que nuestras pacientes no se sientan solas y de la importancia de la colaboración con los cuidadores".
La presidenta del 6 Congreso de Cáncer de Mama Avanzado, la doctora Fatima Cardoso, directora de la Unidad de la Mama del Centro Clínico Champalimaud, en Portugal, que no ha formado parte de la investigación, ha destacado al respecto que "estas dos presentaciones ofrecen algunas respuestas y tranquilidad a nuestras pacientes de cáncer de mama avanzado en relación con la covid-19. Ambas muestran cómo nos adaptamos a los retos que presenta la pandemia para que podamos continuar ofreciendo el mejor cuidado posible a nuestras pacientes. Y también subrayan el impacto emocional y psicológico que tiene la pandemia sobre ellas y sus cuidadores".