MADRID, 1 Ago. (EDIZIONES) -
Lo habitual es que no surjan complicaciones en el puerperio más inmediato en las madres, es decir, en las primeras 24 horas después del parto, pero a veces éstas sí ocurren. A pesar de que el parto haya ido bien, las más habituales pueden ser la hemorragia posparto (la más frecuente), las alteraciones en la tensión arterial de la madre, el tromboembolismo, o las infecciones.
Así nos lo explica en una entrevista con Infosalus Lucía del Fresno, una de las autoras de la ‘Matroguía de puerperio’ de la Federación de Asociaciones de Matronas de España (FAME), que acaba de publicar esta agrupación sanitaria y ha recogido Europa Press Salud.
Indica que las complicaciones más frecuentes que pueden suceder en el puerperio inmediato son: hemorragia posparto, retención de orina, alteraciones de la tensión arterial, cefalea, taquicardia, anemia; y si, además, presenta fiebre podría deberse a una infección.
“Otra posible complicación es la enfermedad tromboembólica venosa. También, durante los primeros días del postparto, la mujer puede padecer entuertos o dolores abdominales, provocados por la contracción del útero durante su involución”, remarca.
Igualmente, señala a problemas relacionados con la mama o con los pezones, como el dolor, las grietas, la dificultad de enganche, o la escasa producción de leche; pero también menciona la infección puerperal, la infección de orina, la incontinencia urinaria, el estreñimiento, o las hemorroides, así como la depresión, o la psicosis puerperal.
NECESARIA ESTANCIA HOSPITALARIA
Por ello, le preguntamos a esta matrona si por eso es necesaria la hospitalización tras dar a luz, a lo que nos responde que, efectivamente, las complicaciones antes citadas, como la hemorragia postparto o la infección puerperal, son algunos motivos de la necesidad de estancia hospitalaria.
“La duración de la hospitalización tras un parto vaginal es de 24 a 48 horas, y en caso de cesárea unas 72 horas. La estancia varía según los protocolos del lugar de nacimiento hospital/casa de parto, y dependiendo de la situación individual de cada puérpera y del recién nacido”, añade.
En algunos casos dice que se ofrece el alta precoz, antes de las 24 horas, si no se detectan factores de riesgo o complicaciones: “Lo idóneo es el tiempo que permita detectar complicaciones, que la madre se recupere del parto, y que esté preparada para su cuidado y el de su bebé en su domicilio”.
SÍNTOMAS DE ALARMA ANTE UNA POSIBLE COMPLICACIÓN
Con ello, Lucía del Fresno expone los principales síntomas de alarma ante una posible complicaciones en este puerperio más inmediato, señalando a los siguientes:
·Fiebre de más de 38ºC.
·Sangrado excesivo o maloliente.
·Dolor intenso: ya sea abdominal, perineal, en la pantorrilla (con calor, enrojecimiento o hinchazón), en las mamas, disuria (ardor o molestias al orinar), o molestias urinarias.
·Dificultad respiratoria, dolor torácico, cefalea intensa, alteraciones visuales, visión borrosa, dolor en epigastrio o zona central del abdomen asociado a náuseas, o vómitos en las primeras 72 horas; en estos casos será necesario descartar que la mujer padezca una preeclampsia.
·Bajo estado de ánimo, tristeza profunda, y sensación de incapacidad de autocuidado o del recién nacido.
POSIBLES CAUSAS
En el caso de la hemorragia postparto argumenta que ésta puede tener lugar generalmente por una atonía uterina o falta de una correcta involución o contracción del útero a su posición pregestacional, o por la retención de restos placentarios en su interior tras el parto. “La fiebre puerperal puede deberse a una endometritis o a una infección intrauterina”, apostilla.
A su vez, recuerda que en el puerperio inmediato se producen cambios hematológicos: anemia y una tendencia a la hipercoagulabilidad, que favorece la aparición de eventos tromboembólicos.
Entre los cambios en el sistema urinario en el postparto inmediato, la miembro de FAME resalta que puede aparecer menor sensibilidad ante una presión mayor, con sobredistensión de la vejiga e incontinencia urinaria por rebosamiento, debido al edema de la mucosa vesical como consecuencia del parto y a la debilidad muscular.
“Durante este periodo, la mujer puede presentar: cambios de humor, irritabilidad y euforia, tendencia al llanto, sensación de agobio y agotamiento. Trastornos del sueño y del apetito. La tristeza puerperal es un trastorno adaptativo que se inicia en las primeras 24 horas y se mantiene unos 15 días. Posibles factores desencadenantes son la disminución de estrógenos y de progesterona, dolores secundarios al parto, dificultades con la lactancia, fatiga y falta de sueño, aumento de la prolactina, ansiedad por la crianza, o cambios en la relación de pareja”, sostiene esta especialista.
Para ayudar a la mujer y prevenir trastornos psicológicos más graves dice que se le suele animar a la madre a que cuide su alimentación, higiene, descanso, su aspecto físico y respete sus momentos de reposo, que acepte la dependencia con su bebé, y que comparta con su pareja o entorno cercano sus emociones y preocupaciones, y que no dude en pedir ayuda si la necesita. “Un trastorno psicológico más grave es la psicosis puerperal, que incluye rechazo hacia el bebé”, agrega.
Por ello, ve necesario indagar sobre el estado anímico de la mujer en cada visita puerperal, utilizando la ‘Escala postnatal de depresión de Edimburgo’ como herramienta para descartar la depresión postparto.
LA EDAD DE LA MADRE, ¿INFLUYE?
Con ello, le preguntamos a esta matrona si la cada vez edad más avanzada de las madres influyen en la posible aparición de complicaciones, a lo que Lucía del Fresno subraya que, efectivamente, “existe numerosa evidencia de que la edad materna avanzada se asocia a peores resultados perinatales y a una mayor probabilidad de morbilidad materna y neonatal”, así como a una “mayor frecuencia de estados hipertensivos, de diabetes, de parto prematuro, de riesgo de hemorragia, de parto instrumental, o de cesárea”.
CONSEJOS AL SALIR DEL HOSPITAL
Así con todo, mantiene que la matrona realiza actividades de educación para la salud para empoderar a la puérpera sobre su autocuidado y los cuidados del recién nacido, para favorecer la prevención de posibles complicaciones y la detección de signos y síntomas de alarma antes citados y para acudir a Urgencias o a un centro de Atención primaria.
“Se aconseja una dieta variada y equilibrada, rica en proteínas, vitaminas e hidratos de carbono para que cubra las necesidades de recuperación de los tejidos. La ingesta de líquidos, aumentar la fibra para prevenir el estreñimiento. La dieta debe de incluir: carnes, pescados, huevos, fruta, verduras, legumbres y leche o derivados lácteos. Se deben evitar tóxicos, tabaco, o alcohol”, mantiene.
En caso de lactancia materna se aconseja consumir diariamente unas 500/600 calorías adicionales y 3 raciones de lácteos, además de sal yodada, tal y como prosigue, y dice que sólo se recomendarán suplementos de yodo (200 mcg diarios) cuando no se alcance el consumo de lácteos recomendados, o esté contraindicada la sal yodada.
En cuanto a la higiene recomienda una ducha diaria y prestar especial atención a la zona perineal, que debe de mantenerse limpia y seca, con cambio de compresa frecuente para una correcta cicatrización. “Son idóneos los lavados con jabón y agua corriente, y siempre de delante hacia atrás”, puntualiza la matrona.
Se aconseja reposo que facilite la recuperación musculo-esquelética de la madre, combinado con deambulación precoz, movilización de miembros inferiores, y ejercicio suave, caminar o ejercicios de recuperación del suelo pélvico. A su vez, resalta la conveniencia de evitar esfuerzos, de coger pesos, o de hacer abdominales. “No se recomienda utilizar faja postparto, pero sí un cinturón pélvico para estabilizar las articulaciones de la pelvis”, remarca.
LA MATRONA, PAPEL REFERENTE
En último lugar, destaca el papel de la matrona en el postparto de la mujer, como la “profesional de referencia”, que acoge, y favorece la adaptación física y psicosocial de la puérpera y de su recién nacido a esta nueva etapa.
Al mismo destaca su labor informativa sobre los cambios que suceden en el organismo de la madre para volver a su estado previo al embarazo, promoviendo la educación para salud (dieta equilibrada, higiene y cuidados, descanso, ejercicio, deambulación precoz, recuperación de suelo pélvico, técnicas de relajación, signos y síntomas de alarma), y la prevención de posibles complicaciones.
Con ello, resalta que la matrona en el postparto inmediato realiza la valoración de la altura y del tono uterinos, así como de la cantidad y de las características del sangrado o ‘loquios’, al tiempo que valora el estado general físico y anímico de la madre, controla sus constantes (temperatura, presión arterial, frecuencia cardiaca, de la micción, palpación de presencia de globo vesical o vejiga llena).
Igualmente, Lucía del Fresno señala que se vigila el estado del periné, si hubiere desgarro, episiotomía, cicatriz abdominal o puntos, así como la posible presencia de hematomas, deshicencias (la herida se abre o separa) o seromas (acumulación de líquidos), o posible diástasis de rectos abdominales. “También de las hemorroides que pueden aparecer con el esfuerzo del parto o el estreñimiento”, apostilla.
A su vez, subraya que las matronas son las encargadas de la valoración del dolor, y de la administración de analgésicos, antibióticos, o hidratación si fuera necesario, a la vez que valora las extremidades inferiores para la prevención precoz de alteraciones tromboembólicas que se relacionan con un estado de hipercoagulabilidad en el postparto.
“La matrona procura siempre que sea posible un ambiente cálido, y confortable, donde permanezcan la puérpera y el recién nacido juntos y acompañados por su pareja o entorno, se favorezca el contacto piel con piel, el inicio de la lactancia si lo desea y se promueva el vínculo psicoafectivo. Observa signos precoces de falta de adaptación, o de situaciones anormales o de riesgo, para ofrecer apoyo y realizar la derivación temprana a los profesionales adecuados”, relata la miembro de la FAME.