MADRID, 2 Feb. (EDIZIONES) -
Las mujeres que han sido madres no cuentan con el mismo útero que las que no lo han sido. Este cambia con las gestaciones, haciéndose mucho más grandes, incluso alcanzando los 36 centímetros, pero es que luego al dar a luz no vuelve a su forma original.
En una entrevista con Infosalus, desde el Hospital Universitario del Sureste (Arganda del Rey, Madrid), el doctor Laureano Folgar Erades, jefe del Servicio de Obstetricia y Ginecología detalla que el útero es un órgano hueco con una pared muy musculosa, con forma de pera invertida.
La cavidad interna está situada en el centro de la pelvis y conecta con la vagina a través del cérvix uterino. Está formada por una capa interna que contiene una mucosa glandular, que es precisamente donde se asienta el embrión. Esta capa, el endometrio, es la que se desprende si no hay embarazo cada mes, produciendo un sangrado, que es la menstruación, relata el especialista.
CÓMO CRECE EN EL EMBARAZO
Después, según prosigue, la segunda capa, el miometrio, está formada por fibras musculares capaces de crecer exponencialmente antes los estímulos hormonales del embarazo: El útero es capaz de pasar de un tamaño de 6 a 8 centímetros en la mujer fértil a pesar un kilo y medir hasta 36 centímetros al final del embarazo. Por último, esta capa está cubierta por una serosa similar al peritoneo que recubre todas las vísceras abdominales y que, fundamentalmente, evitan que estas se adhieran, así al poder moverse cumplen su función.
Tras el embarazo, el jefe del Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital Universitario del Sureste reseña que el útero vuelve a reducirse, aunque queda con algo mas de tamaño. En general distinguimos dos tamaños: el de mujeres sin hijos y el de mujeres con hijos, sin especificar el número de embarazos.
Concretamente, precisa que el útero de una mujer adulta nulípara tiene de 6 a 8 centímetros de longitud, en comparación con los 9 a 10 centímetros de las multíparas, y con posteriores embarazos no suele aumentar más de tamaño.
Tras el parto el útero tarda en volver a su tamaño unas seis semanas, con esa pequeña diferencia que hemos comentado en caso de ser el primer embarazo. El tamaño del útero es muy dependiente de las hormonas sexuales por lo que con el cese de las secreciones hormonales que produce la menopausia el útero involuciona, disminuyendo de tamaño, lo que se denomina atrofiarse, agrega.
EL CASO DEL ÚTERO HIPERTRÓFICO O CUANDO ESTE SE AGRANDA
Por otro lado, se encontraría el caso del útero hipertrófico que, según especifica el doctor Folgar, no es una enfermedad en sí, sino un conjunto de enfermedades que tienen como signo en común el agrandamiento del útero: La capa que con más frecuencia aumenta de tamaño es el miometrio, generalmente, en forma de tumores benignos denominados miomas. Por eso, muchas veces se usa el termino útero hipertrófico para referirse exclusivamente a la presencia de miomas.
Otra posible causa frecuente es la adenomatosis, tejido endometrial dentro del miometrio que, al no poder sangrar por la vagina en la menstruación, esta se acumula en el tejido produciendo aumento del tamaño del útero y dolor, según añade este ginecólogo del Hospital Universitario del Sureste.
Mucho menos frecuente dice que son los crecimientos del endometrio, ya sea como hiperplasia o como tumor, los aumentos de secreción de hormonas sexuales por cualquier causa, y otras entidades muy poco frecuentes.
La sintomatología principal viene marcada por el aumento de tamaño. Ese aumento puede producir dolor, aumento de diámetro abdominal, dolor de espalda, sensación de peso en la zona genital, y compresión de órganos vecinos. En el caso de la vejiga, produciendo micciones frecuentes y sensación constante de ganas de orinar. En raros casos puede dificultar la micción.
Además, señala este doctor que si la presión es sobre el recto puede provocar estreñimiento. Otro síntoma frecuente, según relata, es el mayor sangrado durante la regla, lo que se denomina hipermenorrea e incluso sangrados ente reglas, es decir metrorragias; al tiempo que remarca que, en ocasiones, puede producir dolor durante las relaciones.
No existen medidas para evitar la aparición de un útero hipertrófico. En cualquier caso, es en la mayor parte de las situaciones se trata de un problema benigno que no requiere tratamiento, más allá del control de los síntomas. En caso extremos o en circunstancias muy especiales, como un mioma que protruye en la cavidad uterina en una mujer con infertilidad, el tratamiento requiere la extirpación del mioma; e incluso en casos extremos, la extirpación del útero, lo que se denomina histerectomía, concluye el doctor Laureano Folgar Erades, jefe del Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital Universitario del Sureste de Madrid.
