MADRID, 22 Oct. (EDIZIONES) -
La lactancia materna representa uno de los hitos consolidados de la humanidad. Estamos aquí gracias a que nuestras madres nos gestan, paren y alimentan. Es y ha sido así incluso en situaciones de catástrofe, y en esta pandemia, que es una gran catástrofe, donde se ha visto cómo la leche materna sigue siendo útil.
Así lo defiende en una entrevista con Infosalus el presidente de la Asociación para la Promoción e Investigación científica y cultural de la Lactancia Materna (APILAM), el doctor José María Paricio, especialista en Pediatría por formación MIR, y doctor en Medicina, quien acaba de publicar 'El libro de la lactancia' (Vergara), un manual en el que se puede encontrar "todo lo que las madres y la ciencia nos han enseñado sobre la lactancia".
El también miembro del consejo consultivo de Salud de la Liga de la Leche Internacional y exvocal del comité de lactancia de la Asociación Española de Pediatría (AEP) resalta que en pandemia la lactancia materna sigue siendo muy importante: "Para la mayor parte de virus respiratorios, las madres que amamantan les pasan esos anticuerpos por la leche a sus hijos y protegen al bebé lactante. Se ha confirmado que el SARS-CoV-2 no se transmite por la leche materna, y sí los anticuerpos que el organismo de la madre produce contra él, por lo que es importante hacerlo".
Pero, ¿de qué está compuesta la leche materna? El también creador de 'E-lactancia.org' (plataforma con información sobre la compatibilidad de medicamentos y otros productos con la lactancia materna) subraya que está conformada por miles de componentes, siendo rica en proteínas, aminoácidos, hormonas, vitaminas o hidratos de carbono, entre otros muchos.
A su juicio, "es un alimento muy afinado", que se ha procesado durante siglos en el pecho de las mujeres y se ha ido perfeccionando hasta "ser el primer alimento perfecto", dado que no tiene desperdicio; y hasta ecológicamente, que tiene una huella de carbono cero. "Tiene tantas cosas que se sigue estudiando su composición, miles de azúcares y pequeñas proteínas que nos cuesta saber para qué sirven", añade el pediatra.
Aquí ve muy importante el saber que muchas proteínas y azúcares de la leche materna tienen propiedades defensivas contra los virus, bacterias y hongos, además de componentes nutritivos y defensivos, y que son producidos por la propia glándula mamaria de la madre.
A día de hoy, recuerda que la leche materna se recomienda de forma exclusiva hasta los 6 meses de vida del bebé, y la OMS en concreto hasta los 2 años de edad, "pero depende de las circunstancias de cada uno, y hasta que madre y bebé quieran".
LA LECHE CAMBIA DE COLOR DURANTE LA TOMA
Así con todo, este experto en lactancia materna revela que durante la propia toma la composición de la leche materna cambia, siendo más azucarada al principio y más rica en grasas al final de la toma. "La leche al principio de la toma es tirando a tonos blancos azulados, y rica en proteínas, azúcares, y luego de un color más blanco amarillenta", añade.
Por otro lado, puede variar el color de la leche materna en función de la etapa de lactancia en la que nos encontremos, y también dependiendo de lo que hayamos comido o la medicación que estemos tomando. Paricio resalta aquí que justo en torno a la primera semana de vida del bebé la leche o calostro, como así se le llama en los primeros días, no es blanco sino de tonos vainilla-anaranjado por los betacarotenos que contiene.
Mientras, la leche madura normal puede presentar varios tonos blancos, amarillos, azules claros e incluso azules-verdosos, dependiendo de pequeñas variaciones en la composición a lo largo de la toma, siendo blanco-azulado o azul-verdoso al principio de la toma debido al predominio de la lactosa y de sustancias hidrosolubles. "Conforme avanza la toma, el aumento de micelas de caseína le confiere un color blanco-opaco, y al final de la toma se torna más amarillenta por los glóbulos de grasa", detalla.
Además, el presidente de APILAM señala que la mayor parte de cosas que alteran la leche son productos químicos, medicamentos, o alimentos que hemos ingerido. De hecho, pone de ejemplo que la leche se puede teñir de negro por la toma del antibiótico minociclina; si bien destaca que la leche no es mala, y se puede seguir amamantando, aunque afirma que hay alternativas antibióticas más seguras para el lactante si el tratamiento debe prolongarse más de una semana.
La leche también se puede teñir de rojo y eso denota presencia de sangre, pero no porque ocurra nada grave, sino que simplemente, por ejemplo, después de que el bebé haya mordido un poco a la madre, o bien por heridas o grietas sangrantes en el pezón. Tampoco hay problema a la hora de seguir amamantando.
A su vez, la leche puede ser de color rosa, y deberse a la toma de refrescos, zumos o gelatinas por parte de la madre. "La remolacha y el antibiótico rifamicina pueden dar una coloración rosa-anaranjada. Y no hay problema en seguir amamantando", añade.
Mientras, dice que el color rosa brillante es típico de infección o contaminación por algunas cepas de la bacteria 'serratia marcescens', productoras de un pigmento del mismo color. Igualmente, otro antibiótico, la clofazimina, indicado en el tratamiento de la lepra, también tiñe la leche de color rosa y da un color rojizo al lactante, reversible pocos meses después de finalizar el tratamiento. No hay problema en este caso con seguir amamantando.
Aunque pueda parecer mentira, la leche también puede teñirse de verde tras la toma por parte de la madre de refrescos de color verdoso, algas, espirulina, preparados multivitamínicos con o sin minerales, medicación con ferritina-hierro, el anestésico propofol, y en leche materna con bajo contenido en lactosa y caseína. Se puede seguir amamantando.