Sudar más por la lactancia materna en verano y otros mitos que debes desterrar

Archivo - Lactancia materna en verano.
Archivo - Lactancia materna en verano. - SOUTH_AGENCY - Archivo
Publicado: viernes, 26 julio 2024 8:30

   MADRID, 26 Jul. (EDIZIONES) -

   Con el verano y las altas temperaturas crecen las dudas en las mujeres que dan el pecho. ¿Soy capaz de amamantar a mi bebé si me pide pecho de manera frecuente? ¿Por qué sudaré más? ¿Debo darle agua?¿Y un biberón extra?

   Preguntamos en Infosalus por estas dudas a Paula Camarós Ruiz, matrona, consultora internacional de lactancia IBCLC, y madre, quien acaba de publicar un nuevo libro ‘Ha nacido una madre’ (Planeta), "una guía práctica para orientarte en tu postparto y durante los primeros meses de tu bebé", y por el que nos concede una entrevista.

   En primer lugar una duda frecuente que surge entre muchas madres que amamantan es que sudan más de lo que solían hacer, ¿esto por qué es? "Se suda más por las hormonas de la lactancia. A nivel hormonal en el posparto también se suda más. Pero amamantar no te hace sudar más. Con la lactancia materna se gastan entre 500-600 calorías extra al día, y esto también ayuda en recuperación posparto. Pero por amamantar no sudamos más, sino por las hormonas", explica esta experta.

¿SERÉ CAPAZ DE DARLE TODO LO QUE NECESITA?

   Resalta a su vez que en verano, y de la misma manera que les sucede a los adultos, los bebés tienen más sed y por eso suelen demandar más el pecho, no porque la madre no lo esté haciendo bien y no le aporte todo lo que necesita: "Hay mucha controversia y disparidad de criterios pero a un bebé menor de 6 meses no debemos darle agua, sino aumentar la ingesta de leche materna; y ofrecer más el biberón a los que toman leche artificial".

   Reconoce Camarós, además, que se trata de la duda más frecuente entre quienes amamantan en verano, porque de repente ven que el bebé en esta época está mucho tiempo al pecho que en otros meses del año, y cuando esto realmente se produce porque el pequeño tiene sed.

   "Al igual que no dudamos de que nuestro corazón será capaz de latir, dudamos de nuestra capacidad innata de amamantar a nuestros hijos, y es que en verano los bebés están más demandantes porque necesitan más esa hidratación, y muchas veces pensamos que no somos capaces de ello, o que nuestra leche no alimenta", agrega.

LA PRODUCCIÓN DEPENDE DEL ESTÍMULO Y DE LA DEMANDA

   "El tema de la producción está relacionado con el estímulo que le des al pecho, y cuanto más lo estimules, más te lo pongas al pecho, más leche habrá. El pecho tiene que seguir siendo a demanda en verano, y ésta va a aumentar porque el bebé en el pecho encuentra el alimento y sacia su sed. Las tomas son muy dispares entre sí, algunas de 20 minutos, y otras de 5-6 minutos, y pueden ser más frecuentes. Realmente, cuando tienen sed y hacen las tomas más cortas, lo que hacen es extraer esa primera parte más rica en agua y que sacia su sed. Es normal que mamen más porque tienen sed en verano los bebés", insiste esta matrona.

   Así, remarca que los bebés tienen el pecho como refugio y necesitan estar con su madre porque es todo lo que tienen. "Su mamá es su consuelo, su lugar de calma y de paz, y encuentran en el pecho más que alimento. Lo demandan cuando tienen sueño, hambre, cuando se caen. No es que sea un vicio, sino que es su refugio. Los brazos no malcrían sino que todos los seres humanos necesitamos calor y cariño; y al final para un bebé es todo lo que tiene. Y muchas tomas no son nutritivas, sino afectivas, y se ve claramente que son diferentes ritmos y maneras de mamar, más relajada, descoordinada, que para y empieza varias veces", añade esta consultora internacional de lactancia.

LA PRODUCCIÓN DE LECHE NO DEPENDE DEL AGUA QUE SE BEBA

   Aquí llama la atención sobre el mito de que las madres que dan lactancia materna deben beber más agua para tener más leche: "Beber agua no está relacionado con tener más leche. Hay que beber más para estar hidratado, pero no por que vayamos a producir más leche. No está relacionada la ingesta de agua con la producción de leche, que depende de la estimulación que se le dé".

   En este contexto, Camarós hace la apreciación de que se sabe que un bebé está deshidratado porque está apático, o sin energía; después, indica que puede sospecharse de deshidratación cuando no mojan muchos pañales de manera frecuente, o apenas hacen caca; o bien si la fontanela está más deprimida.

   Otro aspecto a tener en cuenta para controlar si estamos alimentando lo suficiente a nuestro bebé y éste no está deshidratado es la concentración de los pises que haga: "Salvo en los primeros días de vida, que es normal que aparezcan los cristales de urato, como de un color anaranjado, si pasado un tiempo encontramos en los pañales estos cristales, como arenilla rojiza o anaranjada, esto podría indicar deshidratación del bebé".