MADRID, 17 Jun. (EDIZIONES) -
Siempre que pensamos en testosterona nos viene a la cabeza la imagen de un hombre fuerte y agresivo, pero las mujeres también sintetizan testosterona, aunque a diferente nivel, en una proporción mucho menor a los varones. De hecho, en el hombre adulto la concentración sanguínea de la testosterona es 10 veces mayor que en la mujer.
Así lo afirma la doctora Teresa Gastañga Holguera, especialista en Medicina Reproductiva del Instituto de Salud de la Mujer del Hospital Clínico San Carlos (Madrid), durante una entrevista con Infosalus, en la que destaca como dato a tener en cuenta que la mayor secreción de andrógenos y sus precursores se observa cuando la mujer tiene de 20 a 30 años.
"Posteriormente, su secreción va disminuyendo poco a poco y la producción de testosterona se reduce al 50% a los 40 años de la mujer, y en un 25% a los 50. El descenso continúa más allá de los 60 años", apostilla la especialista.
En concreto, indica que la testosterona es una hormona androgénica que pertenece al grupo de los esteroides sexuales: "En la vida fetal interviene en los procesos de diferenciación masculina, desarrollándose gracias a ellas los órganos y las estructuras del aparato genital. En la pubertad es necesaria para continuar el desarrollo sexual y la aparición de caracteres sexuales secundarios, como el vello genital o el agravamiento de la voz, a la par que es básica para la función sexual masculina y la producción de espermatozoides".
Además, precisa que el desarrollo muscular se encuentra bajo el control directo de esta hormona y también tiene efecto en el cerebro, a la vez que aumenta la densidad mineral ósea y ayuda al hígado a sintetizar algunas enzimas y proteínas.
En el caso de la mujer sostiene que la testosterona también está asociada positivamente con la función sexual y del mantenimiento de la estructura y función adecuadas del tracto genitourinario, pero además existen receptores para esta hormona en numerosos órganos, como el cerebro, el hueso, la piel y el músculo entre otros. "Hay que tener en cuenta, además, que la testosterona es un precursor en la biosíntesis del estradiol: la hormona femenina por excelencia", subraya.
DÓNDE SE PRODUCE
La testosterona en la mujer adulta es producida en un 25% en el ovario, otro 25% por las glándulas suprarrenales (que se encuentran ubicadas en la parte superior del riñón), y el 50% restante procede de la conversion perifárica de otros andrógenos (mayoritariamente de androstendiona y una pequeña cantidad de dihidroepiandrostendiona), según detalla la experta del Hospital Clínico San Carlos.
Sin embargo, advierte de que hay que tener en cuenta que en la mujer menopáusica el ovario es un órgano fundamentalmente secretor de andrógenos, producéndose un aumento relativo de estos, como resultado de la desaparición de los estrógenos entre otras causas. "La respuesta de los tejidos diana depende de su capacidad para controlar la disponibilidad de andrógenos, de tal forma que en las mujeres postmenopáusicas pueden encontrarse síntomas tanto de hiperandrogenemia como de deficiencia de andrógenos", añade.
SÍNTOMAS DE DÉFICIT DE TESTOSTERONA EN LAS MUJERES
En este contexto, la doctora Teresa Gastañaga Holguera asegura que las definiciones clínicas y bioquímicas de la deficiencia de testosterona no han sido claramente establecidas e incluso han tenido cambios a lo largo de los años.
Este síndrome de déficit de testosterona en las mujeres dice que estaría caracterizado por la pérdida de la líbido con una disminución global del deseo sexual, por una motivación baja, así como una fatiga persistente o inexplicable, aparte de un estado de ánimo aplanado, y de una disminución de la sensación de bienestar, cuyos síntomas no pueden ser atribuidos a otros factores.
"Las mujeres que han padecido una menopausia quirúrgica (a las que se le han extirpado los ovarios antes de la llegada de la menopausia natural) estarían entre la población más probablemente susceptible de padecer esta deficiencia de testosterona. Una mujer joven raramente experimentará síntomas de deficiencia de testosterona porque los ovarios sanos la producen en cantidad suficiente. Sin embargo, cuando existe supresión ovárica, como ocurre en la extirpación premenopáusica de los ovarios, o cuando estos han sido radiados, o la mujer ha recibido quimioterapia, o en el fallo ovárico prematuro, podría ocurrir una deficiencia de testosterona", añade.
No obstante, la especialista en Medicina Reproductiva del Instituto de Salud de la Mujer del Hospital Clínico San Carlos menciona que en la última revisión de guías clínicas de algunas sociedades, como la Endocrine Society, se recoge que las concentraciones bajas de andrógenos en la mujer no predicen con fiabilidad los hallazgos clínicos y que los niveles en sangre de testosterona no son predictores independientes de la función sexual femenina, por lo que actualmente no parece existir criterios bioquímicos para diagnosticar la deficiencia androgínica en la mujer.
"En la menopausia, los cambios en la activación de determinadas esferas del cerebro están relacionados con una concentración baja de hormonas sexuales y se correlacionan con la pérdida de la excitación sexual. El síndrome de deseo sexual hipoactivo puede ser el resultado directo de la deficiencia de andrógenos en la mujer menopáusica. Este síndrome está caracterizado por la ausencia de fantasías sexuales y deseo de actividad sexual, y puede causar un malestar importante en la mujer. A nivel cardiometabálico, estudios realizados han encontrado que un estado hipoandrogénico en la mujer es deletéreo, además, en la salud cardiovascular", sostiene la doctora.
MEJORAR LA FALTA DE TESTOSTERONA EN LA MUJER
A la hora de prevenir o de mejorar la falta de testosterona en mujeres, Gastañaga resalta que, de forma genérica, parece que el ejercicio de resistencia, como las pesas, aumenta los niveles de testosterona. "El estrés, a través de la producción excesiva de cortisol, produciría una disminución de su producción. Sin embargo, la reducción farmacológica no tendría un efecto beneficioso, por lo que se debería intentar revertir la situación por métodos alternativos", añade.
Eso sí, recuerda que la testosterona está indicada para el trastorno de deseo sexual hipoactivo y es la única indicación basada en la evidencia para el uso de testosterona en mujeres posmenopáusicas: "Los ensayos clínicos sugieren que la testosterona exógena mejora el rendimiento cognitivo y mejora la salud musculoesquelética en mujeres posmenopáusicas, aunque no está aprobado el uso de la testosterona con este fin. Aunque faltan datos a largo plazo sobre la seguridad del uso de testosterona, no parece que se hayan observado efectos cardiovasculares adversos en estudios de terapia con testosterona transdérmica en mujeres".
Algunas enfermedades o circunstancias producen disminución de la testosterona en las mujeres, advierte igualmente, por lo que dice que hay que tenerlo en cuenta para recibir el adecuado tratamiento, o revertirlas si fuera posible.
"Esto ocurre, por ejemplo, en el hipopituitarismo. La pituitaria o glándula hipófisis se ubica en el cerebro y es la encargada de producir varias hormonas y cuando deja de funcionar, como en el hipopituitarismo, se produce una deficiencia en la producción hormonal gonadal y/o de las glándulas adrenales. Además, la producción de testosterona se ve disminuida en aquellas mujeres que toman corticoesteroides de forma mantenida o en las usuarias de terapias con estrógenos orales, circunstancia que no es observada si estos últimos se usan por vía transdérmica", agrega.
En última instancia, la especialista en Medicina Reproductiva del Instituto de Salud de la Mujer del Hospital Clínico San Carlos señala que han utilizado terapias con testosterona para mejorar la respuesta ovárica en los ciclos de fecundación in vitro, ya que los andrógenos parecen ser reguladores positivos del desarrollo folicular: "La testosterona aumentaría los receptores ováricos para la hormona estimuladora del folículo (FSH) y aumentaría así la respuesta ovárica a la estimulación con esta última".