MADRID, 26 May. (EUROPA PRESS) -
Nuevos experimentos realizados en ratones se suman a las crecientes pruebas en contra de la popular afirmación de que la vacunación con COVID-19 durante las primeras etapas del embarazo puede causar defectos de nacimiento o problemas de crecimiento del feto.
El estudio, realizado Alice Lu-Culligan, de la Facultad de Medicina de Yale (Estados Unidos), y sus colegas y publicado en la revista de acceso abierto 'PLOS Biology', también refuta las afirmaciones de que las vacunas contra la COVID-19 reducen la fertilidad a través de sus efectos sobre la proteína sincitina-1.
A pesar de las crecientes pruebas de que la vacunación contra la COVID-19 durante el embarazo puede beneficiar tanto a la madre como al niño, las preocupaciones sobre la seguridad son una causa importante de las dudas sobre la vacuna. Las afirmaciones populares, en particular, sostienen que la vacunación durante el embarazo podría dañar al feto, y que la vacunación antes del embarazo podría reducir la fertilidad femenina.
Para investigar estas afirmaciones, Lu-Culligan y sus colegas realizaron primero experimentos en ratones preñados. Comprobaron que la administración de la vacuna COVID-19 al principio del embarazo no afectaba al tamaño del feto ni se asociaba a ningún defecto de nacimiento.
Además, descubrieron que los fetos tenían altos niveles de anticuerpos contra la infección por COVID-19, lo que sugiere que los efectos protectores de la vacunación pasaron de las ratonas embarazadas a sus fetos. Estos resultados son coherentes con un conjunto creciente de datos sobre las humanas embarazadas, comunicados por los Centros de Control de Enfermedades de Estados Unidos y otros grupos de investigación.
Los científicos también inyectaron a otras ratonas embarazadas una sustancia conocida como poli(I:C), que simula una infección vírica; los fetos de estas ratonas tenían un crecimiento reducido. En general, los experimentos con ratones sugieren que la vacunación durante el embarazo es más segura para la madre y el feto que la infección durante el embarazo.
A continuación, los investigadores tomaron muestras de sangre de voluntarios humanos vacunados y no vacunados. Comprobaron que los que habían sido vacunados no presentaban niveles elevados de anticuerpos contra la proteína sincitina-1, lo que sugiere que los temores de una reducción de la fertilidad debida a los efectos de la vacuna COVID-19 sobre esta proteína son infundados.
Los autores señalan que, a medida que se vacunen más personas y avancen los ensayos clínicos, los datos resultantes seguirán ayudando a resolver las preocupaciones generalizadas sobre la vacunación. En particular, señalan, será útil confirmar que la vacunación con COVID-19 es segura en todas las etapas del embarazo.
"Este trabajo aporta pruebas en un modelo de ratón de que la vacunación en las primeras etapas del embarazo no perjudica el crecimiento o el desarrollo del feto y, en cambio, lo protege durante las etapas posteriores del mismo", añade Lu-Culligan.
"También desafía directamente la información errónea que disuade a muchas personas no embarazadas de la vacunación --prosigue--: demostramos que los anticuerpos generados por la vacunación no se dirigen a una rumoreada proteína de la placenta y que estas ideas erróneas en torno a la infertilidad no están respaldadas por los datos".