MADRID, 12 Dic. (EDIZIONES) -
Aseem Malhotra es cardiólogo, asesor del gobierno británico en materia de salud pública y profesor. Es uno de los principales activistas contra la obesidad del Reino Unido y cuenta en 'Tu mejor defensa eres tú' (Diana) que el 80% de las enfermedades crónicas son atribuibles al estilo de vida y están relacionadas con factores ambientales. Vamos, que está gran parte en nuestra mano a la hora de gozar de buena salud.
Pero no queda ahí la cosa porque alerta de que, dentro de ese estilo de vida que depende de nosotros, la alimentación que mantenemos ocupa el primer puesto en importancia, siendo la principal responsable de más enfermedades y muertes que el sedentarismo, el alcohol y el tabaco juntos. ¡Ahí es nada! De hecho, cifra en 11 millones el número de muertes consecuencia de una nutrición deficiente.
Y entre los "principales culpables alimentarios", de acuerdo con un estudio de la prestigiosa revista 'The Lancet', apunta al exceso de sal, a una dieta baja en frutas y en verduras enteras, así como a un consumo insuficiente de frutos secos y de semillas, de grasas omega 3, de fibra, al tiempo que señala directamente al consumo excesivo de azúcar, o de carnes procesadas.
EL PROBLEMA DE LOS ULTRAPROCESADOS
"Este tipo de alimentos, con el tiempo, llevan a sobrepeso y a enfermedades", advierte ya que, según justifica, su consumo desplaza el de los alimentos realmente nutritivos y que no están procesados. "Los alimentos y bebidas ultraprocesados actualmente son el enemigo número uno en la dieta occidental y representan la friolera de más del 50% de las calorías ingeridas de media en Reino Unido", apostilla.
Pero, ¿de qué hablamos cuando mencionamos a los alimentos ultraprocesados? Explica que se trata de cualquier formulación industrial o producto envasado con cinco o más ingredientes que suelen contener azúcar, aceites malos para la salud, aparte de la sal, por supuesto, y que por si fuera poco, no contienen fibra, pero tampoco vitaminas y minerales.
¿Aún así te gustan? Algunos ejemplos serían las bebidas carbonatadas, el helado o los productos de confitería, las margarinas y pastas para untar, los cereales para el desayuno, los yogures 'de frutas', o los productos adelgazantes, entre otros.
Pues es que seguimos consumiéndolos, según lamenta este cardiólogo británico, por varias razones, entre las que prima su bajo precio ordenado por la industria, pero también porque nos suelen resultar "hiperapetecibles", a la par que son ligeramente adictivos y en cierta manera dice que estimulan el apetito.
"La gente consume estos alimentos en lugar de lo que debería comer, lo que lleva a deficiencias nutricionales y enfermedades, o los consume además de lo que debería comer, lo que lleva a sobrepeso y a enfermedades al mismo tiempo", insiste Aseem Malhotra.
UNA ALIMENTACIÓN INFLAMATORIA
Así, insiste en que el exceso de grasa corporal, en gran parte fruto de nuestros hábitos alimenticios, provoca también inflamación crónica, un componente subyacente de una mala salud metabólica, y el mal funcionamiento del sistema inmunitario.
"Pero un hecho poco conocido es que los alimentos de la dieta occidental también tienen efectos proinflamatorios. Hay numerosos estudios publicados de que, incluso en el corto plazo, el consumo de alimentos y de bebidas ultraprocesados puede aumentar los marcadores de inflamación crónica, independientemente del peso corporal", avisa.
De hecho, sostiene que consumir durante tan solo unas semanas una dieta diaria de comida basura que contiene grasas trans aumenta la insulina, la grasa visceral, y los marcadores de inflamación en sangre. "El consumo de una bebida azucarada al día en varones sanos aumenta los marcadores de resistencia a la insulina", sentencia este activista contra la obesidad británico.